Berlín
Agencia/dpa

Los automóviles Volkswagen, el escritor Johann Wolfgang von Goethe y la canciller Ángela Merkel encabezan una lista de personas y cosas con las que los alemanes asocian su país, revela un libro que salió a la venta ayer en Alemania.

«Cómo funcionamos los alemanes», una recolección de los resultados de encuestas online realizadas por el instituto demoscópico YouGov, arroja luz sobre los estereotipos de los alemanes en torno a su propia sociedad y cultura.

«Hay que tener una imagen más diferenciada de los alemanes», dice Holger Geissler, psicólogo y editor del libro. «Por un lado tenemos un país disciplinado, puntual y ordenado», explica Geissler. «Pero el 39 por ciento de los consultados admitieron que han viajado sin pagar en el transporte público».

En la lista de los diez principales símbolos de lo «típico alemán» figuran el himno nacional y la selección alemana de futbol. El dictador y genocida Adolf Hitler aparece en séptimo lugar de la lista que también incluye al físico Albert Einstein, a la salchicha con salsa de curry y al músico Johann Sebastian Bach.

Los encuestadores analizaron los resultados de más de 80 consultas a un millar de alemanes desde septiembre de 2014 hasta abril de este año.

Un 95 por ciento dijo considerarse «confiable», pero una mirada más cercana a su vida cotidiana deja al descubierto que, a diferencia de lo que piensan, los alemanes son inconsecuentes.

Pese a que se registra una tendencia creciente a las dietas vegetarianas y veganas, pocos de los consultados indicaron que habían dejado de comer carne o pescado. Sólo un seis por ciento señaló que se alimentaba exclusivamente de verduras y un dos por ciento era vegano a rajatabla.

En contra de la creencia generalizada de que los alemanes respetan las normas al pie de la letra, un 71 por ciento dijo que cruzaría la calle con el semáforo en rojo si el tráfico lo permitiese. Sin embargo, al mismo tiempo un 14 por ciento daría media vuelta y no cruzaría en rojo si el semáforo tardase en ponerse verde.

También en cuanto a las preferencias para las vacaciones, los autores del libro echan por tierra el preconcepto de que sólo buscan emborracharse en las playas de la isla española de Mallorca.

«Una gran parte se interesa por la cultura y por conocer ciudades y no por ir a la playa y embriagarse», destaca Geissler. Un 62 por ciento sostuvieron que en unas vacaciones no puede faltar la cultura y el conocer nuevas ciudades y sólo 28 por ciento no quiere prescindir de playa y fiesta. Sin embargo, los alemanes son amantes del calor y del mar y sólo uno de cada cinco prefiere ir de vacaciones al norte.

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