Por Salazar Ochoa
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El escritor guatemalteco Wingston González se hizo acreedor del Premio Mesoamericano de Poesía Luis Cardoza y Aragón en su edición 2015 por su obra titulada Traslaciones. No perdí oportunidad de concretar una reunión con este enigmático personaje del Centro Histórico para conocer sus impresiones luego de haber recibido este importante reconocimiento de las letras latinoamericanas.

¿Qué inquietudes surgen ahora al recibir este premio?

No sé fíjate vos. Uno no tiene programa, creo que mi escritura no tiene planificación alguna sino más bien va surgiendo según la necesidad del instante y luego en algún momento los proyectos terminan por consolidarse a partir de la reunión de esas necesidades. Creo que soy un poco antimetódico para trabajar en cuanto a la selección de temas y metas, eso no existe en mí. Sin embargo, soy bastante metódico en otros aspectos de la producción de escritura aunque para mí ese proceso tiene mucho que ver con “ir a la deriva”, todos mis libros han salido de la deriva y creo que van rumbo al mismo destino.

Vos pertenecés a un grupo que se ha autodenominado como “La retaguardia”. Ahora pusiste a este grupo al frente de los reflectores ¿Qué se siente eso, qué responsabilidades acarrea?

Se siente muy lindo. Esta mañana pensaba justo en eso. Vamos a tener una lectura con La Retaguardia en los próximos días y te digo que la retaguardia no es exactamente estar detrás sino es estar donde la escritura en este país está. No se trata de la cultura underground, la escritura ocurre donde está el ser humano y el ser humano guatemalteco ha sido arrastrado y orillado a estar a la retaguardia de todo, del desarrollo, del avance económico, cultural. Solo desde allí se puede escribir y solo desde allí se puede recibir un premio como este. Las escrituras que tenemos en toda la región son una respuesta a estos problemas; es como aferrarte a lo poco que te van dejando las formas de colonización que se encuentran a tu alrededor y que tratan de apoderarse del ser humano para meterlo en esta enorme maquinaria productiva del comercio internacional.

Los escritores que hemos nacido dentro del contexto que mencioné solo podemos ser retaguardia hagamos lo que hagamos este premio es un premio para toda esa retaguardia.

Es turno de la clásica pregunta: ¿Veías venir este premio a la vuelta de la esquina o te tomó por sorpresa como asalto en camioneta?

Uno nunca sabe. Hacía muchos años que no participaba en ningún premio aunque hubo un período en el que viví a partir de juegos florales; tendría 16 años o 17 y viví completamente de juegos florales y de hecho se vive bien. Luego renuncié a los concursos porque los intereses de mi escritura no tenían que ver con lo que allí se premia y se publica. Elegí enviar mi trabajo a este certamen por curiosidad, ver ¿qué pasa?, uno participa cuando cree que tiene posibilidades de ganar. Necesitaba pisto y vi una posibilidad además de que el libro necesitaba un camino. Traslaciones es un libro que creo que me hubiera costado muchísimo encontrarle camino editorial entonces qué mejor que se dé a conocer a través de un premio.

¿Qué puede encontrar el lector en Traslaciones?

Viajes, es un libro sobre la idea del viaje y el recorrido, sobre las ruinas y el abandono. El libro surge básicamente a partir de poemas que ya existían pero que fueron configurándose alrededor de dos influencias: Mi encuentro con una poeta árabe del siglo VI a través de unas traducciones que leí mientras intentaba aprender francés, encontrarme con esos textos significó una situación que me desbordó. El hecho de que hace más de quince siglos pudiera existir una poeta que ya le cantaba a las ruinas del ser humano; terminás descubriendo que el ser humano ha estado en ruinas desde siempre. Luego me topé con un sitio web en el que encontré de forma más concreta las ideas sobre la ruina de la civilización en el siglo XX, deadmalls.com, una pequeña página que se dedica a recopilar y documentar los centros comerciales muertos que quedaron vacíos o desocupados alrededor del mundo. Se trata de una documentación impresionante porque además pensé en la idea de la fotografía y la escritura como una especie de arqueología del presente. Un poco de todo eso puede encontrarse en Traslaciones.

¿Qué considerás que sos: un poeta nómada, retaguardista, de la marginalidad?

Saber vos. Retaguardista no sé, creo que no puedo ver a la retaguardia como un movimiento sino como un hecho: solo se puede escribir desde la retaguardia, al menos yo solo puedo hacerlo desde allí. Lo nómada también es un hecho; desde los 15 años que salí de Livingston he estado viviendo diversos lugares, viajando, moviéndome. No he vuelto a vivir en Livingston y eso es algo que quiero poder volver a hacer en algún momento de mi vida porque es un lugar en donde me siento bastante cómodo. Siento la necesidad de regresar y descubrir las historias que allí quedaron y se están contando ahora mismo, me hace sentir muy cómodo la idea de trabajar con el material de los recuerdos.

Dejé una pregunta peliaguda para el final: ¿Qué vas a hacer con el dinero del premio?

Me sirvió para pagar cuentas, no deudas porque procuro no meterme a comprar lo que no puedo pagar. Compré nueva herramienta para escribir, de hecho mi computadora ya llevaba mucho tiempo conmigo y ya era hora de conseguir una nueva. También se reinvierte en el trabajo y en poder darte el lujo de decirle no a ciertos trabajos extras, podés dejar de trabajar como freelance para dedicarte a proyectos que van solventando esas pequeñas cuentas.

¿Alguna cuestión que considerés importante mencionar para el final?

Sí seguro, como vos sabrás el premio yo no lo veo ni para mí, ni para mi escritura, sino lo veo para el momento escritural que está pasando Latinoamérica. Es un premio que lo pienso para la gente que tiene mi edad, nuestra edad y que está escribiendo o intentando hacer arte en donde sea. Desde el arte de élite que puede surgir en ciertos espacios académicos hasta el grafiti que aparece en las calles del centro histórico.

Espero que este premio pueda significar una entrada para la gente que no ha hecho una lectura de Guatemala, que no han leído lo que estamos haciendo; esto quizá pueda servir para conocer qué está pasando en la región. Existen editoriales como Editorial Cultura donde estoy trabajando, tenemos pequeños talleres como el de Alejandro Sandoval que a pesar de ser pequeño produce textos muy chulos, Editorial Los Zopilotes en La Antigua, tenés a Catafixia que es hoy por hoy un referente en donde sea que vayás te preguntan por ellos. Tenemos buena producción en El Salvador, en Honduras, en México. ¡Uff! Cientos de editoriales pequeñitas que no están en el mainstream, que escriben desde la retaguardia. Para todos ellos es este premio y para ir sacándonos las tonterías racistas con las que uno se enfrenta cuando tenés que pedir trabajo. Ahí te das cuenta que un garífuna puede dedicarse a cualquier cosa incluso a la escritura y aunque parezca un poco absurdo tener que recalcar esto hay que hacerlo y este tipo de premios sirve para evidenciar esas situaciones. Ojalá que también pueda servir para enorgullecer a los garífunas que viven fuera de Livingston y que tienen que enfrentarse con todo tipo de prejuicios.

Este premio funciona también como un arma política, un arma para expresar cosas, más allá del prestigio, el pisto y la publicación en sí, puede servir para eso. De momento quiero volver a escribir.

*Los poemas que acompañan esta entrevista pertenecen a Traslaciones, libro inédito de Wingston González.


al mediodía pound visita el siglo XXI
el habla es lo que sigue y lo sucedido
luego de volar desangrados sobre huesos
luego de vivir bajo eclipse después
de una señal un anuncio de jabón
cabeza diciendo no en la oscuridad
beben los muertos la soledad del día
y la mano de mi otra abatida contra el suelo
horas disipadas qué felicidad qué instante
amontonado bajo rayo; amargo solo ruina
una figura toca el muslo del espejismo
para hèléne el lenguaje es cuestión de levitar
es como esa calma que hay en una casa la
noche cuando cansada descubre por
sí sola dónde cómo y qué viento sorbe
su nombre del reino de las figuras
del descuido del desamparado
día caribeño


dos memorias o dos sombras subsuelo : te recuerdo
el rocío del parabrisas un ventarrón cribado en arena nosotras
avanzamos a 60 kms/h sobre la carretera 40
el teléfono en altavoz de fondo el ganado la loca
figura de gracia y ronroneo la loca suerte por la cual
amé el murmullo impecable del sobresalto en la cual
distinguí el vientre árido de un campo anfibio entre
ciega y ciega deslumbrada por lo que apenas visible
obedece al gesto

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