Por redacción Cultura
La Galería the 9.99 presenta la exhibición individual titulada “En otro orden”, en la cual se muestra un nuevo grupo de obras del artista guatemalteco Darío Escobar. La inauguración de la muestra se llevará a cabo hoy a partir de las 19:00 horas.
“En otro orden” consiste en nueve esculturas, cuatro pinturas y diez dibujos. Las esculturas se presentan en diálogo con la escultura minimalista norteamericana, no como continuación de la misma sino como una búsqueda, cuestionando su estética y sus estructuras socio-económicas desde un espacio artístico e intelectual. Las esculturas de Escobar contrastan con los austeros modelos minimalistas por la inserción del objeto industrial, el cual tiene una presencia bastante notable en la escultura contemporánea de la década de los noventa.
El Minimalismo se dio en los años sesenta y se centró geográficamente en la isla de Manhattan, Nueva York. Un movimiento netamente norteamericano, el Minimalismo se refiere principalmente a un tipo de escultura u obras tridimensionales hechas a partir de 1960, que enfatiza lo abstracto y descarta lo expresivo evitando todo adorno o decoración. Entre los exponentes mas reconocidos se encuentran Donald Judd, Ron Bladen y Tony Smith que aprovecharon la producción industrial masiva y Carl Andre, Dan Flavin y Robert Morris quienes optaron por presentar los objetos tal cual eran sin distinguirlos de los objetos encontrados, generando un arte que podría clasificarse como no-arte por su ambigüedad estética. Ambas corrientes muestran una preferencia por la ausencia de contenido en la obra.
Las esculturas en “En otro orden” se identifican con ambas tendencias y sobre todo con la obra escultórica de Donald Judd y de Carl Andre. Still Life No. 4, Still Life No. 7 y Equilibrio No.; hechas con materiales fabricados como lo son el acero, el plywood y el caucho, muestran su linaje hacia la corriente representada por Judd. La preferencia de Judd por poner distancia entre él y el objeto negándose a fabricarlo él mismo, fue al inicio fuertemente criticada. Sin embargo esta posición es hoy bastante común y es inherente en las obras de Escobar que aquí se mencionan. Para Judd fue una forma de mantener control sobre el material y en cierta manera para Escobar también. Pero, Escobar “contamina” el sentido minimalista de su obra con la agregación de objetos de fabricación industrial fácilmente reconocibles como son las pelotas de básquetbol y béisbol. Escobar no muestra el material “puro” como lo haría Judd sino que introduce un gesto duchampiano: el del objeto encontrado y de fácil identificación.
El readymade duchampiano también es evidente en las obras que tienen una relación mas estrecha con la austera escultura de Andre. Equilibrio No. 2, Untitled No. 1, Untitled No. 2 y Untitled No. 3 están hechas de vigas y trozos de madera gruesos y de distintos tamaños que descansan directamente sobre el suelo como es característico en la obra de Andre. Son ejemplares de un tipo de escultura no adulterada. Su génesis es la madera que Escobar encontró en un aserradero local y que utilizó tal cual, variando su configuración mediante el aparejamiento de las vigas y los trozos y orientándolos vertical u horizontalmente. La presencia de pelotas de básquetbol y fútbol balanceándose precariamente en un juego de equilibrio bastante sofisticado se contrapone graciosamente a la falta de expresividad que infunde la severidad de la madera. Las formas esféricas contribuyen a suavizar la inflexibilidad de la línea.
Lo mismo sucede con Equilibrio No. 3, la única pieza que está formada por planchas cuadradas de acero. Las 25 planchas forman una cuadrícula de 2.5 metros por 2.5 metros a la usanza de Andre, pero a diferencia de las cuadrículas de Andre que tienden a confundirse con el piso y fueron creadas para caminar sobre ellas, Escobar la fracciona ubicando pelotas de tenis por debajo de ella. Las pelotas subvierten su geometría dejando vislumbrar el espacio negativo y convirtiendo su superficie firme en una especie de suelo falso que no consiente una relación física directa con la obra porque su inestabilidad no ofrece la oportunidad de pararse sobre ella.
La exposición se completa con diez dibujos hechos con pigmento de cinabrio y grafito sobre papel y cuatro pequeñas pinturas sobre madera.
Las obras en “En otro orden” conversan abiertamente con el movimiento Minimalista norteamericano y principalmente con sus dos pilares—Donald Judd y Carl Andre. Con esto Escobar intenta abrir un diálogo que está pendiente en Centro América, e indudablemente en Guatemala desde la interrupción cultural ocasionada en los sesenta por el conflicto armado. También trata de responder con humor y quizás con una dosis de audacia a una expresión artística de carácter severo y escueto y de repensar medio siglo mas tarde la relación que existe entre el artista y el objeto desde su propia perspectiva.