Por Patricia Castillo
Ciudad de Guatemala
Agencia/DPA
Con sencillas ceremonias alrededor de fogatas para invocar a los dioses del viento, la muerte y el inframundo, pobladores de comunidades mayas celebraron el fin de semana el vuelo de barriletes gigantes en el Día de los Muertos.

_Cul24_2Se trata de barriletes de hasta 18 metros de diámetro, que grupos de indígenas, especialmente en los municipios de Sumpango y Santiago -a unos 30 kilómetros al oeste de Ciudad de Guatemala-, elaboran con diseños de gran colorido inspirados en los güipiles (blusas) de las mujeres, y que ellas tejen artesanalmente con figuras de la naturaleza.

Los barriletes, desde la cosmovisión maya, «representan la unión del inframundo con el mundo y el hilo que los sostiene en el viento es la vía de enlace entre los vivos y los muertos», explica Celso Lara, antropólogo e historiador guatemalteco.

Antes del Día de los Muertos, cuando organizados en grupos hacen volar sus coloridas obras, se llevan a cabo ceremonias para invocar a Ah Puch, dios de la muerte, y Kukulkan, dios del viento. También lo hacen con «los señores de Xibalbá» (inframundo).

La tecnología digital y la organización cada vez más entusiasta de los pobladores, por el atractivo turístico que representa la celebración, han permitido en los últimos años que los diseños de los barriletes se conviertan en imágenes alusivas a un tema en particular como el 13 Baktún, la era maya que finalizó en 2012.

Cada 1 de noviembre, los pequeños poblados de Sumpango y Santiago resultan insuficientes para recibir a los miles de visitantes, entre nacionales y extranjeros, que asisten atraídos por la tradición de los «barriletes gigantes», que la prensa también ha dado en llamar «festival de color».

_Cul24_3Esta celebración es una de las más destacadas del Día de los Muertos en Guatemala y se complementa con una tradición gastronómica: el fiambre, un plato elaborado a base de vegetales y embutido. Se sirve por estas fechas en toda mesa guatemalteca, tanto en la de las familias más pobres como en la de los más ricos.

Además, la mayoría de los 14,7 millones de guatemaltecos acudió a los cementerios para adornar con flores la tumba de sus difuntos. Música de mariachis, tríos que interpretan boleros o marimba se escucha entre una tumba y otra. Las autoridades estiman que el Cementerio General, en la capital, recibió 1,2 millones de visitantes, por lo que la policía estuvo coordinado un plan de seguridad y prevención durante el fin de semana.

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