Por Sabine Glaubitz
París / Agencia AP
En el punto álgido de su carrera, la diva que el domingo cumple 80 años decidió apartarse de la gran pantalla y retirarse a su mansión de la «La Madrague», en Saint Tropez, para dedicarse a la defensa del respeto al ser humano y la sociedad.
Desde entonces ha sido noticia por su militancia en defensa de los animales, así como por sus discursos xenófobos. «Durante toda mi vida voy a decir lo que pienso tanto si gusta como si no», es una de las frases favoritas de la actriz.
Con su máxima «Libertad, igualdad y sensualidad», BB -como la prensa sensacionalista francesa denominó a la seductora rubia-, consiguió sorprender a todo un país. Era 1956 cuando con apenas ropa Roger Vadim la hizo contonearse por la arena de Saint Tropez en «Et Dieu… créa la femme». En aquella época en Francia ya sólo bailar descalza era un escándalo, con lo que la atractiva joven rompió todos los tabúes.
La libertad sexual de Bardot comenzaba justo donde terminaba la de sus compañeras de profesión: en el escote. Cada poro de su piel desprendía sensualidad, según muestran las fotos hasta ahora desconocidas en «Brigitte Bardot. Eine Hommage», un libro realizado en colaboración con la propia actriz que se publicó recientemente.
Con películas como «La vérite», Henri-Georges Clouzot, «Viva Maria!», de Louis Malle, o «Le mépris», de Jean-Luc Godard, la actriz no sólo consiguió entrar en la historia del cine, sino que con su sensualidad, su reafirmación femenina y su erotismo también allanó el camino de la revolución sexual.
Ella creó una nueva imagen femenina, en la que la belleza femenina era sexy y segura. Mostraba desenvuelta su escultural cuerpo a las cámaras y jamás hizo de sus amoríos un secreto. Mientras rodaba junto a su marido «Y dios creo a la mujer», comenzó una relación con su compañero Jean-Louis Trintignant.
La lista de amoríos es larga. Sacha Distel, Gilbert Bécaud y Serge Gainsbourg figuran en ella, así como también el millonario suizo alemán Gunter Sachs, que estuvo casado con ella entre 1966 y 1969. Sachs incluso hizo que lanzaran miles de rosas desde un helicóptero. «He amado mucho y muy apasionadamente. Eso está en mi naturaleza» dijo la actriz hace unas semanas a la revista «Paris Match». BB se casó en cuatro ocasiones y tuvo un hijo cuya educación estuvo principalmente en manos del padre, el actor Jacques Charrier.
«Yo soy Brigitte Bardot y esa Brigitte Bardot de la pantalla jamás tendrá 60 años», pronosticó al mundo que estaba a pies. En la cumbre de su carrera, con 45 películas y unas 80 canciones, lo dejó todo cuando rondaba los 40. Dijo que añoraba mucho la libertad que la fama le había usurpado.
La «Bardolâtrie», todo el revuelo que siempre giraba en torno a ella, le asfixiaba. «Nadie puede imaginarse lo horroroso que fue. Fue un suplicio. No podía vivir así», recuerda Bardot, quien decidió no cambiar su radical y valiente decisión de dejar los escenarios, a pesar de que le ofrecieron rodar una película con Marlon Brando, uno de los actores estadounidense más cotizados de la época, por la tentadora suma de un millón de dólares.
En la actualidad, Bardot vive con sus queridos animales en su mansión de «La Madrague», que ha convertido en una «fundación para salvar animales de todo el mundo». Cumple así un sueño de infancia, pues de niña no quería ser actriz, sino una bailarina con una granja en la que cuidar animales enfermos.
A la lucha contra el maltrato a los animales dedica su vida. Y todavía vive de su fama cuando amenaza con llevar a los tribunales al Ministerio de Agricultura francés por la suciedad en los mataderos, o asegura que quiere renunciar a su nacionalidad francesa porque los elefantes circenses son ejecutados cuando se sospecha que tienen tuberculosos o expresa como deseo para su 80 cumpleaños que el presidente de Francia, François Hollande, prohíba que se venda carne de caballo para el consumo humano.
La familia de Bardot, en París, era extremadamente conservadora. Eso explica para algunos franceses su anárquica sexualidad de joven. A muchos, sin embargo, les gusta menos las simpatías de la actriz por el ultraderechista Frente Nacional (FN).
Desde comienzos de los años 90, la actriz se situó en la extrema derecha. Sus provocadoras declaraciones contra homosexuales, la izquierda francesa, los sin techo y los inmigrantes ilegales le han llevado a acudir en más de una ocasión a los tribunales.
Su matrimonio con un alto cargo del Frente Nacional hizo que su fundación perdiese numerosas donaciones. Pero BB se mantuvo firme en sus convicciones políticas. Aseguró que la líder del FN, Marine Le Pen, es la única que puede salvar a Francia del hundimiento. Y dijo de ella que era la Juana de Arco del siglo XXI. Bardot dijo siempre lo que pensaba, gustase o no.