Por Britta Düysen
Londres /Agencia dpa
Cuando Christie (1890-1976) mató sobre el papel al personaje, en 1975, la noticia fue portada del «New York Times». Casi 40 años después, su único nieto y presidente de la fundación que lleva su nombre, Mathew Prichard, calificó el encuentro con la escritora británica Sophie Hannah como un «caso de buen ‘timing'»: «Sophie tenía una idea increíblemente buena para una novela policíaca, y sin que ella lo supiera su agente propuso a la editorial que escribiera la historia como un caso para Hercule Poirot», contó en Londres durante la presentación de «Los crímenes del monograma», que hoy sale a la venta simultáneamente en 50 países.
Hannah contó a los medios que no ha intentado emular el estilo claro e incomparable de Agatha Christie. «Quería construir un caso de asesinato que a Poirot le hubiera gustado investigar. No quería meterme en los zapatos de Christie, sino sacarles brillo, pues ella ya no está aquí para hacerlo», declaró la escritora.
Que fuera la propia Christie en persona quien dejara morir a su personaje no le pareció un escollo para resucitarlo. «Considero la novela como una declaración de amor a Agatha Christie; yo me sentiría honrada si un escritor, tras mi muerte, reviviera a uno de mis personajes». Según confesó, en los 80, cuando tenía 12 años, cayó en sus manos «Un cadáver en la biblioteca» y decidió leer «todo lo que Agatha Christie hubiera publicado».
Hannah decidió tender a los lectores un puente hacia su estilo personal: la historia es narrada esta vez desde la perspectiva del nuevo asistente de Poirot, el joven detective de Scotland Yard Edward Catchpole. Como antiguo compañero de piso de Poirot, Catchapole se ganó la confianza del belga. En el café de Londres en el que arranca la novela de Hannah, ambos detectives habían reflexionado ya sobre alguno que otro enigmático caso.
No obstante, «Los crímenes del monograma» vuelven a poner a Poirot «frente a una situación imposible, como ocurría en las historias de Agatha Christie», explica la autora. En este caso, una joven cuenta al detective que pronto será asesinada, pero le pide prometer que no perseguirá al asesino, pues su muerte servirá para hacer justicia. Claramente misterioso… De momento, lo que no está claro es si habrá nuevos casos para Poirot o se llevará al cine esta última aventura. «No lo sabemos», zanjó Prichard sonriendo.