MARÍA DEL CARMEN PELLECER MAYORA

Cuando Banús regresó de Europa a Guatemala y se vio forzado a quedarse, expuso con autenticidad una serie de dibujos elaborados, estos son clasificados como del Realismo Fantástico; porque fantásticos son sus personajes y fantásticas son las líneas e imaginación exuberante del autor. No pasaron inadvertidos, pocos expresaron su admiración, muchos su temor por lo diferente y bien hecho. Fue un resplandor en el medio artístico cultural.

Cada año presentó una nueva colección, las constantes son: juegos lúdicos, rostros serenos, personajes míticos inventados, creados por el artista. A sus pinturas le acompaña palabra, poesía, luz y color, siempre expuso en el lienzo su sentir y pensar. Admirablemente no se dejó llevar por la corriente oscurantista de la pintura comprometida de protesta, porque es muy fácil contagiarse en un clima en donde prevalece la cultura de muerte. En los años 70 cuando se recrudece el conflicto social en Guatemala y empiezan a salir las heridas de este enfrentamiento expuso una colección que título: Dibujos alegres, arte que dio aliento.

Cuando nos paramos ante una pintura, escultura, instalación o escuchamos una composición musical o leemos un libro y nos quedamos allí estancados, cautivados, quiere decir que la obra tiene algo que nos atrapa, tiene un esplendor, nos enamoramos, hay un “rapport”, una conexión con la obra, vivimos la experiencia del autor al momento de realizarla. Es una experiencia metafísica, que pocos artistas logran transmitir.

Banús lo logra como un experto que sabe manejar la técnica y su contenido nos cautiva. Solamente la disciplina diaria de tomar un lápiz, el crayón, o los pinceles, lo conduce a la experimentación como recurso de búsqueda con encuentros logrados. Reconozco que el dominio del artista es la figura, el grafismo en rostros, personajes, paisajes orgánicos vivos, objetos fantásticos creados por él mismo, como lo menciono anteriormente; también crea lo bello y lo feo o extrae belleza de lo feo, conformados por el uso del color, de una manera amable, elegante, como fue su personalidad. Un maestro.

Su maestría nos abre la puerta a la contemplación, apreciamos la obra figurativa de una manera diferente, los rostros que vemos aparentemente estáticos, técnicamente bien realizados nos dicen cosas, los ojos de esos rostros nos hablan. Incluye gestos, vestuario, tocados, detalles, que colaboran a que el observador se forme una idea de la persona. Son dibujos en línea de expresiones humanas, él vive con esa humanidad. Concluyo que los ojos de sus personajes, son los ojos del artista, viéndonos desde su ventana.

Experimenta con el surrealismo ¿y cómo no? fue una corriente de las vanguardias que abrió el horizonte del arte. La corriente del arte surrealista dio la licencia para manifestar los sueños, con todo y lo absurdo que pueda ser, porque los sueños son absurdos y fantásticos.

Banús transmite en los lienzos las experiencias que tuvo en Europa, estudió en Italia, cuna del arte, país que le brindó vivencias extraordinarias, se relacionó con celebridades, en la casa de Franco Cerutti conoció a los escritores latinoamericanos del “Bum”, también a Federico Fellini y Luciano Vizconti, agente musical y de cine, visitó varias veces en Viena a Ernst Fuchs. En España conoció al crítico y académico Santos Torroella que encuentra en su obra la influencia de Bosco y Goya.

De sus vivencias en Barcelona que él la llamó “época negra”; pero allí el esplendor nuevamente, inmortalizó a la gente de la calle. Cantantes, ancianos, mendigos, personas que se han perdido en el mundo y que como él mismo dijo “salen a asolear sus pecados a las Ramblas” Los pintó como un compromiso que tuvo, con los que de alguna manera nos dan una lección de vida, como una búsqueda de lo que no es ideal, quiero decir una búsqueda de lo real y fantástico, llevado al lienzo estéticamente.

El abstraccionismo es una de las corrientes que hace evidente la emoción que sentimos pero no podemos expresarla con palabras, son proyecciones de lo que nos estimula la mente. Esta corriente fue la fuente de inspiración para que Ramón realizara varias colecciones tituladas con sus propias palabras por ejemplo. “Idavárico” que quiere decir ida de vara, “Pendescuetas”, pendejadas escuetas…. Los trompudos, figuras estilizadas de perfil a punto de beso, títulos elocuentes como: La conciencia en un trapecio. Demuestra un sentido de humor ingenioso que viene de un corazón abierto, con la disposición de la creatividad innata en el artista. De estos esplendores, creativos sueltos y maravillosos retoma la figura. Uno de sus mayores logros fue la etapa de mitos, dibujó a Profetas, santos y mirones, en esta colección expuso la magia de las leyendas, nuevamente los ojos de sus personajes siguen al espectador, los detalles son accesorios extravagantes, turbantes, sedas.

“Los soñadores” fue un gran esplendor que resaltó y cautivó al público totalmente, fue un cambio de línea que expuso cuando se inauguró la galería del museo Popol Vuh. Son metáforas en pintura de influencia maya, incluye nuevamente leyendas y cuentos realizados en dibujos extraordinarios. Los títulos nos remiten al contenido de estos cuadros, menciono dos: La tejedora de nubes, es una anciana tejiendo nubes en las montañas, La fumada del puro, es un chamán soplando el humo a una mujer. Obras que recogen lo místico y maravilloso que pueda tener nuestra cultura, ver esta obra es una recreación personal de poesía extraordinaria los títulos lo dicen todo.

Los personajes de la calle es una colección más realista, hecha con la intención de resaltar a personas comunes y corrientes es una recreación de lo ordinario, con toda su dicha y desdicha hace evidente las pequeñas situaciones que muestran las costumbres de una ciudad que creció intempestivamente.

Un verdadero artista no niega su origen, siente ese compromiso con su propia identidad, Ramón lo plasmó como solo él sabía hacerlo, con humor, jocoso, pícaro, como son algunas veces… o tal vez fuimos los guatemaltecos antes de ser la “ciudad gótica” rescata ese humor chapín para hacer ver que en todo hay gracia. Pinta al vendedor de granizadas, al policía de uniforme azul, los amigos en carro, entre otros.

¿Cuál fue la fuente de su inspiración, para que surgiera de estas primeras colecciones una serie de la gente de la calle? Sentarse en un parque a observar; el artista es un gran observador, ve lo que un simple humano no puede ver. Puede ver a la gente con otros ojos, ver el movimiento, observa el mundo que lo rodea y de allí como él mismo reconoce crear sus “patines” sus propias conclusiones.

En su trayectoria encontramos los tres realismos: El mágico, en las colecciones surrealistas, abstractas, lo maravilloso en los mitos y leyendas de la cultura maya pero lo que prevalece sin lugar a dudas, es la influencia de Ernst Fuchs fundador en 1946 de La escuela de Viena del Realismo Fantástico, que es una combinación de lo esotérico y religioso. Lo fantástico viene de las historias tenebrosas algunas veces, personajes extraordinarios y situaciones grandiosas.

La obra de Banús trascendió fronteras, expuso en El Salvador, Costa Rica, México, Canadá, España, Italia, Suecia y Suiza, entre otros. Cuando fue invitado para llevar una colección personal a “La Maison de l´Amérique Latine” en Mónaco, la obra fue vista por la familia real. A la Casa de las Américas en la Habana, Cuba llevó la colección de “La gente de la calle” fue muy bien aceptada por el pueblo cubano por lo común que tenemos. También es relevante mencionar que representó a Guatemala en una colectiva titulada Latin Arca 90 en Montreal, Canadá con la ocasión de un congreso del BID y en Ginebra Suiza, expuso para el 60 aniversario de las Naciones Unidas. La galería permanente de su obra se encuentra en la Ruta 4, 6-53, zona 4.

El abstraccionismo es una de las corrientes que hace evidente la emoción que sentimos, pero no podemos expresarla con palabras, son proyecciones de lo que nos estimula la mente.

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