Jorge Antonio Ortega Gaytán
Escritor
En una época tan cambiante donde el destino de la humanidad es incierto, se hace necesario evaluar todo el quehacer del humano, proyectado hacia el futuro sin vacilación alguna. Los retos y desafíos son múltiples y requieren de una respuesta integral que pueda resolver la problemática actual en forma segura, fácil, cómoda y económica. La velocidad de respuesta de los que toman las decisiones políticas y financieras son de suma importancia debido que la velocidad de los cambios es exponencial y el Estado va siempre a la saga.
El esfuerzo debe ser en conjunto para encontrar una respuesta acorde a las circunstancias de la posmodernidad donde lo único claro es el cambio en todo sentido, donde cada día es más rápido y mayor cantidad de eventos. Lo anterior establece una lógica de interconexión entre autoridades, empresarios, maestros, padres de familia y alumnos en la búsqueda de una ruta que pueda encaminar el destino a una educación que enfrente los desafíos y los retos del tercer milenio.
Los esfuerzos van en diferentes derroteros en base a la madurez de sus socidades e instituciones ¿Qué necesitan las nuevas generaciones en el concepto de una educación universal? ¿Cómo enfrentar los cambios de mentalidad y acceso a la información? Y múltiples interrogantes nacen de la posible respuesta ¿Qué se necesita en la educación del siglo XXI?
Una pregunta abierta que da espacio para mucho, pero que requiere de una respuesta integral, concreta y que visualice el futuro que van a vivir los hijos de los hijos. No hay duda al respecto, la realidad de hoy no aplica para mañana, la transferencia de información es cada día más abrumadora, por lo tanto, se asume que las generaciones próximas no tendrán excusas, ni espacio para la ignorancia por lo anterior se hace necesario establecer un nuevo andamiaje para establecer los vectores de la educación que se requiere para la pervivencia de la humanidad.
Pero es aquí donde hay que tomar conciencia de las exigencias necesarias de velocidad de cambio en la actitud de las autoridades, los maestros y sobre todo de los alumnos que el cambio de escenarios se está dando y muy rápido para nuestra mentalidad, es por lo que se necesita individuos que puedan transitar en el nuevo mundo ambiguo, como el que estamos viviendo en este momento de incertidumbre.
El fracaso es parte del proceso educativo, estamos frente a un ambiente desconocido en que se debe asegurar las respuestas a las incógnitas que se van presentando. La motivación de descubrir el conocimiento es el reto inicial del ensayo que se presenta y luego sus derivaciones en base a lecturas, experiencias y evaluaciones en el ejercicio de la educación en los diferentes niveles.
Especializar a las nuevas generaciones o estandarizar el conocimiento puede ser la dicotomía dominante en el próximo cuarto de siglo ¿Qué habilidades enseñar? En realidad, no es importante qué decisión se tome, lo medular es tomar una decisión hoy para iniciar el proceso de transformación del aprendizaje-enseñanza para el porvenir.
El tema fundamental no incluye modernizar ni mejorar, es construir un nuevo sistema educativo que logre la formación de hombres y mujeres con valores y ética en sus decisiones, con habilidades que les permitan enfrentar la dinámica del nuevo siglo sin obstáculo alguno, en el cual el conocimiento adquirido se pueda extrapolar a la diversidad de opciones ocupacionales que aún no visualizamos en el horizonte próximo, dar respuesta apropiada a situaciones nuevas que tendrán que experimentar en el futuro.
Todo aquello que se sabe, su aplicación en el nuevo planeta y como adaptarse a las exigencias a experimentar. Es necesario replantear el modelo actual, de entrada, se debe pensar en las ideas que deben interconectarse a la curiosidad que nace de las necesidades que se presentan y sobre todo promover la apertura intelectual desechando los prejuicios, los dogmas y los paradigmas. A qué aspiramos con la educación: a individuos más capaces y felices, y socidades pacíficas y sustentables
Sin embargo, lo anterior solo es posible si logramos unificar criterios con respecto al prototipo de sistema a implementar desde la óptica de lo que observamos de un mundo de trasformaciones que nunca imaginamos, una globalización que produce nuevos indicadores en el quehacer humano, diversidad en todo el sentido de la palabra, nuevas estructuras familiares, nuevas amenazas a la vida en el planeta, el calentamiento y el agotamiento global debido al comportamiento irresponsable en el uso y consumo de los recursos, la contaminación y la necesidad de nuevas fuentes de energía limpia y renovable.
Es necesario el cambio de mentalidad de las nuevas generaciones y lograr su adaptabilidad a las nuevas realidades. Hoy es muy probable que el modelo esté superado, de hecho caduco y ortodoxo frente a la dinámica de las circunstancias actuales ¿qué hacer? Es la incógnita por resolver, lo cual está claro y es de urgencia.
Al ver los resultados de las pruebas a nivel nacional y las evaluaciones internacionales (PISA) que nuestros resultados no logran alcanzar el promedio mínimo aceptable y conforme va pasando el tiempo se va ensanchando la brecha entre las sociedades que aplican sus esfuerzos e invierten en su futuro por medio de ese nuevo modelo educativo que empieza con aprender a desaprender para aprender.
El mundo se transforma a pasos agigantados mientras la educación aún no asume el reto de cambiar de modelo y es por ello, que no se logra salir del estancamiento como sociedad debido a las pocas habilidades obtenidas a través del estándar actual educativo que están desfasadas para el mundo de hoy.
El cómo, es lo fundamental para determinar los ejes de ejecución que deben ser involucrados y activados en esta revolución educativa que tiene un sinfín de requerimientos desde la óptica de la innovación, la creatividad e iniciativa, partiendo que debe ser un nuevo modelo, no hay motivo o espacio para parches, modernizaciones o remozamiento.
Por ejemplo: la automatización del conocimiento, computadores cuánticos, nanotecnología, robots inteligentes, inteligencia artificial, vehículos autónomos, agricultura de precisión, energía alternativa, en fin, su procesamiento, mantenimiento y uso son algunos de los retos a futuro mediato.
La tecnología y su proyección a la cobertura total de la existencia humana.
Es una preocupación muy antigua acerca de consecuencias muy reales y una fuente de grandes esperanzas así es la dicotomía con respecto a la utilización de la tecnología en el este nuevo proyecto, al cual se le debe apostar por las grandes esperanzas y que es generadora de cambios inimaginables en los procesos de aprendizaje enseñanza. Ahora bien, no es la panacea mágica de la educación posmoderna solamente es una herramienta flexible y multifuncional que se debe aprovechar al máximo en beneficio del nuevo modelo.
La incorporación de la tecnología en la educación y en el desarrollo del humano contemporáneo no debe de ser un obstáculo, al contrario, su impacto es favorable, a pesar de que reduce algunas de las ocupaciones existentes y que en el futuro mediato tienden a desaparecer con la inteligencia artificial y otros sistemas que hacen la vida más placentera y productiva.
Un ejemplo de cómo la automatización no es una novedad, la incursión del automóvil desplazo a los caballos, a los escribanos la imprenta, de la máquina de escribir a la computadora…y un sinfín de cambios inevitables debido a la tecnología que ha permitido los grandes saltos cualitativos y cuantitativos de la humanidad.
Con base a lo anterior ¿Qué trabajos van a existir cuando se gradúen los que nazcan en la actualidad? ¿qué habilidades se van a requerir? Lo cual es importante de solucionar a través de la prospectiva y los escenarios que se puedan desarrollar mediante las tendencias y los indicadores dando el espacio necesario para el desarrollo tecnológico.
Así como la tecnología avanza, la educación necesaria para utilizarla efectivamente aumenta, y la educación debe adaptarse para estar al día. De esta manera la tecnología y la educación están en una carrera (Goldin, 2009) debido a lo anterior encontramos una brecha muy grande debido a la satisfacción de los estudiantes con respecto al actual método de enseñanza-aprendizaje que no proporciona las herramientas y habilidades para desempeñarse en el ambiente laboral.
Claro que hay ideas para aprender en el caos de la transformación de la sociedad. Todo inicia con una disciplina de innovación, observar los cambios de intereses y necesidades del individuo, profundizar en las mega tendencias y determinar por su comportamiento si van a desaparecer o se van a consolidar, fortalecer los métodos que son efectivos en este momento y extrapolarlos al futuro, tan sencillo como observar qué hace la diferencia entre los catedráticos y los estudiantes que marcan la diferencia por sus resultados en el proceso enseñanza-aprendizaje.
La sociedad necesita de nuevos ciudadanos activos, con mentalidades amplias y habilidades que permitan en conjunto el progreso sostenido de la nación, pero esto es posible sí y sólo si el estamento gubernamental beneficia el cambio del modelo educacional como lo desarrolló la Revolución Liberal de 1871 al crear una política pública (vigente aún) que… “la educación debe ser obligatoria, gratuita y laica”; luego de esta promulgación dentro del andamiaje jurídico en aspectos de educación solo se encuentran reformas e intentos de modernización, cambios cosméticos, pero no hay indicativos que determinen un cambio radical en base a lo que está sucediendo en nuestro ámbito nacional, menos en otras latitudes.
Al visualizar el índice del buen país, que mide cuánto contribuye cada país globalmente en siete áreas: Ciencia y tecnología, Cultura, paz y seguridad internacional, orden mundial, planeta y clima, prosperidad e igualdad, salud y bienestar ¿cuánto apórtanos cómo nación? La respuesta va condicionada a la calidad de educación y habilidades de los conciudadanos adquirida en el proceso de aprendizaje-enseñanza. No se debe olvidar que el fin de la educación es precisamente el crecimiento de la sociedad en todos los aspectos en busca del buen vivir, ahora la sociedad se debe visualizar como global.
Desde el punto de vista de la sociedad los estudiantes deben prepararse para las exigencias del mundo a través del aprendizaje de conocimientos útiles y relevantes y es donde surge el proceso de aprender a desaprender para luego aprender y que se le concibe como el meta aprendizaje catalizador de cambio de modelo educativo.
Y un primer paso debería de ser alinear los objetivos en la educación, para luego procurar la estandarización, así como lograr entender la magnitud y trascendencia de lo que está ocurriendo en esta época y aportar para incrementar la creatividad para resolver la problemática sobre lo exponencial de la velocidad de los cambios y los próximos.
Pero el pecado original del modelo educativo vigente en buena medida responde a una inercia sin evolución, en los centros educativos los contenidos siguen siendo los mismos, a pesar de los cambios de nombres que dan la ilusión de actualización y que no dejan de ser cosméticos.
Por eso, se hace necesario asumir el riesgo del cambio total sin precedentes, sin titubeos directo al tuétano de la problemática de la época posmoderna que requiere de objetivos a largo plazo, flexibles y claros, que permitan enfrentar el fracaso en la formación de las nuevas generaciones.