Fernando Mollinedo C.
Escritor y Columnista Diario La Hora

Origen de la devoción a San Sebastián en Guatemala

Tras la catástrofe de 1541 por la inundación de agua y lodo proveniente del volcán Hunahpú (Agua) y el traslado de la ciudad al Valle de Panchoy, se inició un período de construcción gubernamental, religiosa y residencial; en el mes de agosto de 1565 prácticamente estaba construida la mitad de la ciudad en Panchoy cuando acaeció un fuerte temblor que tuvo réplicas hasta septiembre.

Los habitantes de la ciudad, al sentirse indefensos ante la fuerza de la naturaleza, convocaron al Noble y Cristiano Ayuntamiento para tomar un santo por tutelar para que la defendiera de los temblores, éste decidió elegir el nombre de San Sebastián considerándolo como el protector que les había enviado el cielo y que cesaría tan terrible amenaza de los temblores.

El 29 de julio de 1773 por la tarde se sucedieron una serie de fuertes temblores que prácticamente destruyeron la mayor parte de construcciones en la ciudad; este movimiento telúrico fue denominado “Terremotos de Santa Marta” siendo el motivo para que las autoridades consideraran el traslado de la ciudad hacia un lugar más seguro.

Se hizo la traslación de la ciudad de Santiago hacia el Valle de Las Vacas o de la Virgen de la Ermita de Nuestra Señora del Carmen y se trasladaron las instituciones de gobierno, viviendas particulares e iglesias; se trató de conservar la ubicación que tuvieron las instituciones públicas, templos y conventos en la antigua ciudad.

El arzobispo Cayetano Francos y Monroy ordenó el traslado de la parroquia de San Sebastián en el año 1780 y le fue asignado un predio bastante amplio, limitado al norte por las manzanas 160a y 160b; al sur por las 140a y 140b, cuyas divisiones recibieron los nombres de Callejones del Manchén y de la Soledad, dicho predio se ubica actualmente en la sexta avenida entre segunda y tercera calles de la zona uno de la ciudad de Guatemala.  Cuando se hizo el traslado se le anexó la escultura de Santa Lucía a la cual se le erigió un altar conforme las disposiciones del monarca español; éstas mandaban anexar las iglesias filiales a las parroquiales, por esa razón, es que, las imágenes de las vírgenes de Nuestra Señora del Manchén y la de Santa Lucía, se encuentran en la parroquia de San Sebastián.

Aunque el templo fue inaugurado varios años después, el sitio siempre fue propiedad de la Iglesia. Durante varios años se realizaron los trabajos de construcción en el lugar que le fuera asignado, construyéndose también una casa parroquial adyacente, con 7 habitaciones, tres patios, un gran salón con piso de madera, caballeriza y un sitio para hortaliza; el tercer patio tuvo una vivienda para el sacristán.

El templo se construyó con gruesas columnas que sostenían los arcos dejando un espacio muy pequeño para la estancia de los fieles (9 varas) y desde la base del coro alto a la baranda del presbiterio, menos de 36 varas. La dimensión del sitio fue de 50 varas de fondo por 20 de ancho contando con capillas laterales.  En la segunda semana de enero de 1784, el ilustrísimo arzobispo Cayetano Francos y Monroy consagró el nuevo templo, celebrándose, con vísperas muy concurridas, la fiesta del Patrono San Sebastián.

Se le conoció como Alameda de San Sebastián” debido a los árboles de álamo sembrados en sus alrededores; en este lugar acamparon los vecinos de este barrio cuando ocurrieron los terremotos de Santa Marta en los años 1917-1918 y también para el terremoto de 1976. Se dice que en la casa que está al frente del templo, nació el escritor Enrique Gómez Carrillo, quien fue el Cronista de la ciudad, periodista y diplomático de Guatemala en Europa.

Ha sido un área con jardines que ha servido durante más de doscientos años para el solaz y esparcimiento de sus asiduos visitantes, así como refugio temporal de los vecinos del barrio ante el embate de los fenómenos naturales, en especial de los terremotos y temblores.

En el año 1800 el presbítero y doctor Juan José Batres encargado del templo, concedió permiso a la Municipalidad de Guatemala para que en un área ubicada en la esquina de la 7ª avenida y 3ª calle se construyera una escuela municipal de primeras letras, misma que se construyó varios años después.  A finales de los años mil ochocientos o principios de 1900 se le cambió el nombre a la escuela por el de 21 de noviembre como homenaje al presidente Estrada Cabrera en el día de su onomástico.

El presbítero Batres, con su generosidad y cariño por el mártir, encargó la talla de la escultura de San Sebastián a tres artistas: Martín Abarca, Mateo Álvarez y Teodoro Flores, quienes la realizaron bajo su dirección y conforme a sus ideales.  Asimismo, como dato curioso aportado por el escritor y periodista Augusto Acuña se sabe que la Municipalidad de Guatemala se apropió indebidamente del terreno, registrándolo a su nombre al igual que con el área de jardines que circundaban el templo.   Después de los terremotos de 1917-1918 dicho edificio escolar fue cedido por la Municipalidad a la Universidad de San Carlos y ésta construyó la Facultad de Farmacia

En 1814 se construyó una hermosa plazuela que rodeaba la iglesia, se la dotó en el lado norte de un estanque público surtido con abundante agua procedente de una corriente subterránea que hay en dicho lugar provisto en su parte posterior de lavaderos bastante amplios con una gran pila en su parte frontal y un abrevadero para los caballos donde se hizo tope con el Callejón de la Soledad.  Dicha fuente o lavadero fue derribada cuando se inició la construcción del actual Colegio San Sebastián a finales del año 1931 y la trasladaron al Callejón de la Soledad donde actualmente se ubica (6ª avenida “A” entre 1a y 2ª calles zona 1).

Debido a un temblor de mucha intensidad a inicios del año 1874, el templo de San Sebastián tuvo serios daños en su estructura y se quedó sin púlpito al caerse la pared al que estaba adosado; el sacerdote Fray Antonio Domingo Arroyo,  hermano del sacerdote Ángel María Arroyo quien era funcionario de Justo Rufino Barrios (diputado, diplomático en América del Sur, Ministro de Relaciones Exteriores) fue nombrado párroco de San Sebastián y solicitó al Gobernador de la Mitra Juan Bautista Raull y Beltrán para que favoreciera su templo con la donación del antiguo púlpito que sirvió en la iglesia de El Sagrario en la ciudad de Santiago el cual  se encontraba guardado en las bóvedas de la Catedral para ser trasladado hacia el templo de San Sebastián.

Por medio de las distintas organizaciones religiosas existentes en la Parroquia de San Sebastián se observó rigurosamente durante muchos años el culto al Santísimo Sacramento y al “Eterno Padre”, hoy llamado Padre Eterno, el cual es venerado los miércoles de todas las semanas del año. Sin embargo, por las acciones anticlericales del presidente Justo Rufino Barrios, el culto dejó de observarse pues eran prohibidas las reuniones y manifestaciones religiosas; actualmente se sigue realizando dicho culto tradicional.

En el año 1886 el presbítero y Dr. Manuel Francisco Vélez (zacapaneco) fundó “La Guardia de Honor del Santísimo Sacramento” con el objeto de restablecer la tradición de adorar al Santísimo pues todas las   Cofradías y Hermandades estaban prohibidas por órdenes del gobierno liberal.

El día 6 de septiembre de 1922 se repitió en Guatemala la historia de las expatriaciones por diferencias ideológicas: se ejecutó una acción policial con aparato de fuerza nunca visto, dirigida por el exseminarista y policía TEOFILO LIMA; un pelotón de individuos asaltó el Palacio Arzobispal y llegó hasta la habitación en que dormía el Prelado Luis Javier Muñoz y Capurón.  Sin darle siquiera el derecho de vestirse en privado se le capturó, sacándolo pistola en mano hacia la estación del ferrocarril donde lo pusieron en un vagón con destino al Puerto de San José”

Teófilo Lima, haciendo alarde de poder, por todo el muelle fue dando empellones al arzobispo hasta colocarlo en la canasta de la grúa que lo bajaría a la lancha que lo conduciría al barco que esperaba su llegada para el exilio en El Salvador, de donde también fue expulsado. Cuando el arzobispo se agachó para subir a la canasta, el esbirro le dio un fuerte puntapié.

Al retornar a la capital, TEOFILO LIMA se dirigió a la iglesia de San Sebastián, que era la de su barrio.  Con lujo de fuerza llegó hasta el altar mayor, donde arrancó la piedra ara del altar; la llevó a una marmolería para que le hicieran un agujero central, empleándola después para asiento del escusado de su casa.  No tardó en recibir el castigo divino por su sacrílega profanación.  Le sobrevino una oclusión total del recto y cuando retornaba a su casa una cuadra antes de llegar a San Sebastián, sobre la sexta avenida sur, le acometió un fuerte dolor de vientre; se recostó en una puerta y “reventó”, desparramándose sus entrañas por la calle”.

El 26 de agosto de 1929 fue nombrado párroco de San Sebastián el sacerdote Mariano Rosell y Arellano quien ejerció tal cargo durante 10 años, posteriormente el 8 de enero de 1939, el Papa Pío XII, en Consistorio Secreto, le nombró arzobispo metropolitano electo de Guatemala. Posteriormente tomó posesión de la Mitra el 19 de marzo de 1939.

Los Terremotos de Guatemala de 1917-18 fueron una serie de sismos que se produjeron en la Ciudad de Guatemala entre el 24 de diciembre de 1917 y mayo de 1918 que destruyeron más del sesenta por ciento de la ciudad.  El 25 de diciembre, a las 10:20 p. m. se produjo el primer temblor de consecuencias desastrosas; pero a las 11:23 p. m. sobrevino un terremoto que duró lo mismo que el anterior, pero de mayor intensidad; todos los inmuebles civiles y religiosos tuvieron serios daños en sus estructuras y las iglesias en sus torres, muros, cúpulas y paredes.

El 28 de diciembre de 1917 a las 2 p. m. por la tarde, ocurrió el primer sismo fuerte a la luz del día; ese fue el último sismo durante algunos días tiempo que los pobladores aprovecharon para armar campamentos provisionales en los parques, plazuelas de las iglesias, campos aledaños a la capital (Lo de Bran, El Sauce, Gerona, Parque Centenario y el de San Sebastián por supuesto); el 3 de enero de 1918, a las 10:40 p. m., sucedió el terremoto más fuerte hasta el momento y arrasó a la ciudad; un sobreviviente relató que se escuchó un gran estruendo que provenía del centro de la tierra y que dio la impresión de que el suelo se alzó y luego cayó pesadamente; acto seguido se produjeron fuertes movimientos rápidos y desordenados que no dejaban que nadie pudiera estar en pie.

Para el terremoto de 1976, el templo sufrió graves daños y Monseñor Ramiro Pellecer con un comité de vecinos se dedicaron a la tarea de la restauración física del templo; prácticamente se volvió a construir el templo, tratando de conservar los rasgos arquitectónicos anteriores; para el efecto se contrataron 16 albañiles, 12 peones, electricistas, carpinteros bajo la dirección del maestro de obra Hermenegildo Tabín quien diseñó y reconstruyó el altar y la capilla de Nuestra Señora del Manchén con la supervisión del arquitecto Eduardo Aguirre.

Se dispuso que la fachada y muro exterior conservaran su originalidad con excepción de los campanarios que conservaron únicamente sus bases, mientras que, los arcos interiores fueron suprimidos para darle paso a una mayor amplitud de la nave central con un techo de artesonado de dos aguas valorado en Q.45,000.00 obsequiados por el jefe de Estado Oscar Humberto Mejía Víctores.

Dos años duró el descombramiento y tres años para dejar concluidas las paredes exteriores con sus nuevas columnas, se conservó su aspecto neoclásico externo del siglo XIX con el acierto de dejar dos capillas laterales: la del Padre Eterno y la de Nuestra Señora del Manchén.  La empresa Fersuc diseñó e instaló las rejas y los tres grandes ventanales; la firma Guate-Mármol colaboró para concluir el trabajo del altar mayor y su mesa sagrada con mármol finísimo, así como la colocación, pulido y lustrado del sólido piso de mármol.

El domingo 18 de enero de 1987 se abrió al público el templo de San Sebastián debidamente remozado constando de su edificio de 42 metros de largo por 16.50 de ancho con una altura promedio de 7.90 en la nave y 13.50 en los campanarios.  La bendición del templo fue realizada por el arzobispo metropolitano Monseñor Próspero Penados del Barrio

Rasgos biográficos de San Sebastián.

Después de conocer los datos más importantes respecto al parque y templo de San Sebastián, haremos una breve historia respecto al Santo a quien se dedica el templo con su nombre: SEBASTIÁN, nació en la ciudad de Narbona, Francia, hijo de madre francesa, en su juventud se educó en Italia obtuvo el grado militar de capitán de Compañía de las legiones romanas de infantería.  Tuvo influencia en la corte imperial y profesó en secreto el cristianismo convirtiendo a muchas personas.

Cuando se negó a participar en una ceremonia de tipo idolátrico, aun siendo un alto jefe militar fue condenado sumariamente por Diocleciano a morir a flechazos; sobrevivió gracias a los cuidados de una viuda cristiana de nombre Irene; una vez recuperado, Sebastián hizo la denuncia ante el emperador Diocleciano y éste enfurecido lo condenó nuevamente a morir a golpes de palos; recibió su castigo sin pronunciar clemencia y fue declarado por la iglesia como “defensor de la fe”.

Se invocaba la ayuda de este santo contra la peste, razón por la cual el presbítero y doctor en medicina Juan José Batres, párroco de la misma impulsó la idea para mantener dicha tradición, puesto que como médico utilizó en Guatemala en el año 1800 la vacuna contra la viruela cuatro años después de descubierta.

BIBLIOGRAFÍA:

DIEZ DE ARRIBA, LUIS. Presbítero. HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA EN GUATEMALA, Tomo II, s/e, Guatemala, 1989.

ESTRADA MONROY, AGUSTÍN. HISTORIA DE LA IGLESIA DE SAN SEBASTIÁN. Anales de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, Tomo LXI enero a diciembre de 1987.

PARDO, J. JOAQUÍN. Efemérides de la Antigua Guatemala, 1541 – 1779, Unión tipográfica, Guatemala, 1944.

TARACENA FLORES, ARTURO. LOS TERREMOTOS DE GUATEMALA. ÁLBUM GRÁFICO CONMEMORATIVO DEL CINCUENTENARIO (1917/1918-1968) Tipografía Nacional, Guatemala, 1970.

E-grafía: HOY EN LA HISTORIA DE GUATEMALA, https//hoy historiagt.org Consulta 06 junio 2021.

COMUNICACIÓN VERBAL, Lic. Luis Antonio Rodríguez Torselli, Guatemala, 05 junio 2021.

PRESENTACIÓN

Un trabajo de mucho valor nos ha compartido en esta edición el historiador Fernando Mollinedo.  Sus investigaciones constituyen un registro importante para la comprensión del origen de las instituciones y su desarrollo, en este caso el del templo y parque de San Sebastián, en su afán por acercarnos al pasado.

Junto al relato que esboza la génesis del templo, aparecen contemporáneamente personajes y circunstancias que son “l’élan vital” que posibilitan la evolución de esos organismos.  Sin esa información variada, la recreación de la realidad quedaría en un anecdotario de resultado menor y valía.  Que no es el caso del texto de Mollinedo.

Sobre el origen de la iglesia, el historiador dice lo siguiente:

El templo se construyó con gruesas columnas que sostenían los arcos dejando un espacio muy pequeño para la estancia de los fieles (9 varas) y desde la base del coro alto a la baranda del presbiterio, menos de 36 varas. La dimensión del sitio fue de 50 varas de fondo por 20 de ancho contando con capillas laterales.  En la segunda semana de enero de 1784, el ilustrísimo arzobispo Cayetano Francos y Monroy consagró el nuevo templo, celebrándose, con vísperas muy concurridas, la fiesta del Patrono San Sebastián”.

Lo invitamos a la lectura de nuestra propuesta editorial, en la que no falta la filosofía, la crítica y la literatura.  Por ello, no deje de leer las propuestas de Heidy Marroquín y Felipe Tambriz Tambriz.  Los contenidos, al tiempo que ensancharán su imaginario, permitirán a su paladar el disfrute de lo intelectual.  Lo saludamos y le deseamos un feliz fin de semana reposado.  Hasta la próxima.

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