Emilio Solano
Escritor

El poeta Juan Carlos Lemus, quien además de académico de la lengua y literatura, tiene una gran trayectoria como periodista cultural y columnista, nos trae el poemario Los versos del (Pájaro) Carpintero, publicado este año por Editorial Cultura.

En este poemario, la madera es una imagen de la palabra, el material con el que el pájaro carpintero conecta con la poesía. Hace ver que el motivo de escribir surge de su necesidad de expresar las palabras que quieren salir, como un pájaro carpintero que tiene que golpear el tronco de un árbol porque está en su naturaleza poder hacerlo, es el móvil natural de sus poemas y de lo que espera al realizarse el milagro de la lectura si bien el poema sea placentero o sea “un desencuentro inoportuno”. Habla de poesía artesanal que no necesita nacer en un escenario o un artificio creado por el poeta, pero sí en un ambiente idóneo como puede ser un bosque o sentado en la mesa, escribiendo, mientras picotea el teclado y deja que el eco se escuche y que las palabras se conviertan en madera trabajada.

Cuando miraba al suelo
no veía el suelo sino el asfalto
la diminuta grieta en el asfalto
las minúsculas montañas de piedra en la grieta del asfalto

El pájaro carpintero al cantar versos como los sonidos que hace en el tronco tal si canta versos o los teclea (toc, toc) al escribirlos, en un acto que se aleja del lenguaje de un día ordinario porque escribe desde su animal interno que es complejo y por lo tanto la palabra en el poeta es variable y es nueva, quiere romper su propio molde como poeta o se anuncia que eso busca en la complejidad de animales internos escribiendo poesía y que en su proceso creativo vislumbra el acto calculador de buscar la forma pero también de esperar la accidentalidad para encontrar el verso que irá directo de la cantera al papel porque no necesitará ningún filtro.

El pájaro carpintero es un ser-poeta que no necesita tatuarse la palabra escritor. Ni asumir una pose ante los demás
No finge que es un muchacho de mundo…

Después se niega como poeta no obstante son sus versos los que está escribiendo porque su poesía pasa a ser un acto de su cotidianeidad, tan vital que no requiere etiquetarlo como poesía.

La fuerza de los versos está marcada por toda clase de amigables o feroces animales internos. Por eso el Pájaro Carpintero no se asume poeta porque sus poemas de pájaro carpintero son sus animales mismos y no palabras que el poeta quiere escribir para que los demás lo vean que es poeta, sino porque debe dejar salir a sus animales internos, sin elegir qué tipo de animales serán los que salgan, como dejando el arca abierta después del diluvio. Aunque no todos sus animales quizá sobrevivan al exterior y mueran como animalitos o tortugas que las devora una gaviota y ya; es el destino de los versos. Este poemario es testigo de la poesía que sobrevive a todo el proceso difícil de la escritura y que finalmente concelebra la felicidad del arte.
Escribe:

Aun si la vida lo hace decir cada dos tres días
No es vida esta, sino locura: Transitar por el mundo de mar poblarlo
de nietos que olvidarán mis faenas
en realidad, no tiene faenas

Versos vitales con una mirada muy original de un gran poeta guatemalteco. El libro está lleno de poesía esencial. Excelentes versos que contienen la voz poética y la hacen florecer. Catapultan el poema más allá de un ensayo a la poesía de nuestro tiempo, porque el pájaro carpintero está preparado para sentirse él mismo o cualquier otro de sus animales internos. Quizás entonces el pájaro no sea solo un animal del bosque sino la esencia del poeta.

Artículo anteriorUn extraño sueño
Artículo siguienteMARÍA MERCEDES COROY: LA ACTRIZ GUATEMALTECA MÁS RECONOCIDA INTERNACIONALMENTE