
Como un estudiante de Wesleyan University, Lin-Manuel Miranda comenzó a escribir lo que se convertiría en «In the Heights» («En el barrio»), el musical que lo lanzaría como dramaturgo e intérprete y que lo llevaría, dos décadas después, a la fastuosa adaptación cinematográfica de Jon M. Chu.
Miranda estaba motivado, como cualquier artista joven seguro de sí mismo, por la ambición. Pero también por algo más.
Cuando «In the Heights» se estrene el viernes, podrá parecer que están llegando refuerzos. La película, un show de canto y baile a nivel de calle que rivaliza con los musicales de antaño de MGM, es una celebración exuberante de la experiencia de los inmigrantes latinos, de un vecindario diverso, de un verano lleno de vida en Nueva York.
«In the Heights», que originalmente iba a estrenarse en junio de 2020, llega envuelta en un aura de evento cultural para una de las comunidades más descaradamente obviadas de las películas. Y como una fiesta en la pantalla grande, está preparada para reavivar la eufórica experiencia teatral de bailar en los pasillos que se ha mantenido prácticamente apagada por más de un año.
Pero el momento, aunque Miranda quiso lanzarla en streaming el año pasado, parece predeterminado.
«El primer día de rodaje, todos formamos un círculo y yo estaba como: ‘Suelten toda la presión. Vamos a entretener a estas personas a más no poder'», recuerda Chu, director de dos películas de «Step Up» y de «Crazy Rich Asians» («Locamente millonarios»).
«In the Heights» ya ha sido elogiada casi universalmente por los críticos. Con proyecciones en toda la ciudad de Nueva York, abrirá el Festival de Cine de Tribeca hoy. Pero por mucho que se sienta como un éxito de taquilla seguro y como un hito latino, la película debutará en cines que han sido golpeados por la pandemia. Su largo camino a la pantalla (los planes sólo despegaron una vez que «Hamilton» de Miranda se convirtió en una sensación de Broadway) ha desembocado en una prueba crucial para los cinéfilos. Otro inconveniente: Warner Bros la lanzará simultáneamente en el servicio de streaming HBO Max.
Los realizadores esperan que «In the Heights» pueda ser para los latinos lo que fue «Black Panther» para los afroamericanos o «Crazy Rich Asians» para los asiáticoamericanos. Los hispanos, la minoría más grande en Estados Unidos, constituyen una porción aún mayor de espectadores a pesar de su ausencia regular en las producciones más importantes de Hollywood. Para Chu, el tipo de sensación de la cultura pop capaz de generar cambios en la industria que experimentó con «Crazy Rich Asians» depende en última instancia de la audiencia.
Entre mares de bailarines y retratos íntimos de la vida de los inmigrantes, «In the Heights» cuenta una historia tanto específica como comunitaria. En el papel originado por Miranda, Anthony Ramos interpreta a Usnavi, dueño de una bodega dominicano-estadounidense que sueña con regresar al Caribe. Ramos interpretó a Usnavi en una producción regional de «In the Heights», pero su gran oportunidad llegó con «Hamilton», en el doble papel de John Laurens y Philip Hamilton.
Las letras y el escenario de «In the Heights» son especialmente significativos para Ramos, un nativo del vecindario de Bushwick en Brooklyn cuya actuación estelar le aporta un estilo neoyorquino astuto y una sonrisa sumamente carismática a la película.
Un sentido de responsabilidad se apoderó de Ramos durante el rodaje en Washington Heights. Antes de filmar ciertas escenas que se sentían particularmente poderosas, Ramos le gritaba al equipo: «¡Por la cultura!», un ritual que aprendió de Spike Lee mientras actuaba en su película «She’s Gotta Have It».
Tanto la madre como la hermana de Ramos tienen cameos en la película. En el número de apertura, su hermana aparece bailando a cinco personas de él. Hay muchas peculiaridades de este tipo. Miranda, quien desempeñó felizmente un papel pequeño en este mundo que él creó, interpreta al piragüero. Gran parte del elenco original de Broadway aparece en el baile final entre hidrantes reventados. Algunos de los extras son chicos de una escuela secundaria cercana que montaron su propio «In the Heights» inspirando a los cineastas.
Tan fuerte es la conexión del director con la película, que llamó a su segundo hijo Jonathan Heights Chu. Quería escuchar ese nombre todos los días de su vida, dice, y que su hijo también lo hiciera.
Junto a Ramos actúa la cantante Leslie Grace como Nina Rosario, una estudiante universitaria de vuelta en casa para el verano; Corey Hawkins como Benny, un taxista; y Melissa Barrera como Vanessa, trabajadora de un salón de belleza que sueña con ser diseñadora de modas e intenta conseguir su propio apartamento en el sur de Manhattan. Para Barrera, una actriz de 30 años nacida en México, su personaje de una joven luchadora que busca oportunidades fuera de casa es básicamente ella misma.
Cuando la película estaba en desarrollo inicialmente con The Weinstein Co., había interés en elegir estrellas pop para algunos papeles. Pero Miranda creía firmemente en que «In the Heights» debía ayudar a hacer crecer a los artistas latinos que la industria ha desairado. También se tomó la decisión de llevar el espectáculo, que debutó en Broadway en 2008, a la actualidad. Eso significó una revisión del libreto para incluir elementos como la política de inmigración de DACA y los desafíos que enfrenta una nueva generación de inmigrantes.
Para Miranda, el paso del tiempo ha sido motivo de reflexión sobre lo que los latinos han logrado desde entonces y lo que aún deben recorrer.