8,4 millones de personas vivían con diabetes tipo 1 (DT1) en todo el mundo en 2021, y prevé que esta cifra aumente a entre 13,5 y 17,4 millones de personas en 2040. Foto la hora: AP

Alfonso Mata

El síndrome metabólico, conocido igualmente como síndrome de resistencia a la insulina o pre-diabetes, es la causa número uno de la diabetes tipo 2. El síndrome metabólico ha alcanzado proporciones epidémicas, que afecta actualmente a un tercio de todos los hombres y las mujeres en los Estados Unidos, o unos 80 millones de adultos. Un estudio en población indígena encuentra en Guatemala resultados similares en la mujer y además de ser la principal causa de la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico, también contribuye a una mayor incidencia de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, las cataratas y el cáncer.

Un diagnóstico positivo de síndrome metabólico, viene dado cuando tres de los siguientes factores de riesgo están presentes:

Síndrome Metabólico: Agrupamiento de factores de riesgo metabólico y estilo de vida

1- Obesidad abdominal

2- Dislipidemia

3- Aumento de la presión sanguínea

4- Resistencia a la insulina

5- Estados protrombóticos y proinflamatorios

 

Los estudios han demostrado que el problema de la interpretación y el manejo de casos con síndromes metabólicos, se inicia desde el establecimiento de que es normalidad y que no lo es, utilizando parámetros fisiológicos. Lo que primero se tiene que tener claro es que al fijar valores normales, hombre y mujer son diferentes. En segundo lugar que no todas las poblaciones son iguales. Para el caso de Latinoamérica por ejemplo los estándares de circunferencia abdominal; en el caso de las mediciones de Presión Arterial sucede lo mismo, tratamos la hipertensión por lineamientos de estudios realizados en hombres y la realidad es que no responden igual las mujeres, entonces lo que se debe buscar es llevar la presión a valores óptimos según sexo.

No obstante lo anterior, en la actualidad se acepta como lapidaria para considerar una persona con síndrome metabólico, la siguiente información

Síndrome Metabólico

Definición NCEP ATP-III: Tres o más de las siguientes alteraciones:

  • Obesidad abdominal (diámetro > 88 cm, mujeres).
  • Presión arterial sistólica ≥130, diastólica ≥ 85 mm Hg o tratamiento de hipertensión.
  • HDL <50 mg/dL o tratamiento de dislipidemia.
  • TG ≥150 mg/dL o tratamiento específico.
  • Glicemia ≥100 mg/dL o tratamiento de diabetes.

 

Por consiguiente debemos estar claros y entender que dependiendo del país y la etnia los valores de normalidades mostrados, pueden variar.

El otro elemento fundamental para el manejo del síndrome metabólico, es considerar que el hombre y la mujer reaccionan de diferente manera fisiológicamente. Claramente se ha observado como la obesidad, actúa de diferente manera en hombres y mujeres. La mujer hace diabetes más fácilmente con cualquier aumento de masa corporal. Masas de 22 y 23 ya constituyen un riesgo y con esos valores no se habla de mujeres gordas, fofas u obesas, se habla de mujeres con relaciones de peso talla atractivas. Eso nos debe llevar a considerar que cualquier aumento de peso en la mujer, se convierte en grasa, a menos de que se acompañe de otras intervenciones.

Veamos que sucede con otra función fisiológica, en este caso con la ateroesclerosis. Se ha encontrado que el riesgo con que se entra a la edad de la premenopausia, alrededor de los cuarenta años, ya determina diferencias en la patología ateroesclerótica. Igualmente es necesario observar que las mujeres de bajo riesgo, al entrar o en el momento de la perimenopausia, hacen un escalón violento de acelere el cual se atribuye a la disminución de estrógenos. En esas mismas edades, hay perdida de hueso donde en la peri y post menopausia la mujer pierde un 3 a un 5 % por año a un 25% en cinco años.

También tenemos que tener claro que la mujer durante el climaterio, va subiendo de peso, pero eso sucede a la par de otros eventos. De esa manera puede verse que: Los factores de riesgo no permanecen estáticos, y es de notar que los triglicéridos suben más que los LDL. Todo el mundo está pendiente y corre a manejar colesterol en mujeres y el colesterol no es lo que mata o enferma a las mujeres, son los triglicéridos.

A esos cambios fisiológicos y anatómicos, se pueden añadir signos como que la paciente se le cae el cabello, tiene cara grasosa, duerme mal, tienen apnea y ronca. Todos esos son eventos asociados a la resistencia de la insulina. No pretendamos entonces, sin hacer nada, que las abuelas tengan cuerpo de pera. De esa manera recordemos que lo que empieza a predominar con los cambios hormonales y metabólicos es un ambiente hiperandrógenico y de resistencia a la insulina, por el solo hecho de haber dado paso a la pérdida de hormonas en un período corto.

Por consiguiente, es necesario considerar que la postmenopusia, es un factor de riesgo independiente para varios aspectos del síndrome metabólico. En primer lugar, el riesgo de tener el síndrome aumenta. En segundo lugar, hay un aumento de la obesidad abdominal y la glucosa en los cinco años posteriores a la menopausia. Más o menos entre cinco y nueve años después, va subiendo la hipertensión y después de los nueve años, viene un aumento de los triglicéridos.

Los estudios de la red de investigación del climaterio (REDLINC ) que estudió alrededor de 4,000 mujeres pacientes mayores de 45 años en veinte centros de Latinoamérica encontró que es estas pacientes el 49% tenía obesidad abdominal, 48% era hipertensa, 12% hiperglicémicas, 53% tenía los HDL bajos 38% TGLs altos y 35% tenía síndrome metabólico.  Ese mismo estudio muestra que en las mujeres de América latina, un porcentaje alto deambulan con una prevalencia de uno o más factores de riesgo.

Los autores concluyen diciéndonos que el 62.5% de las mujeres de esta edad, están a un paso del síndrome metabólico, estas tienen que ser intervenidas

De tal manera que el problema del manejo y del diagnóstico del síndrome metabólico es que el paciente cae dentro de la caja de la medicina en que todo es blanco o negro, cuando en la realidad todo hecho es chocolate. Dejamos por fuera a esos casos que andan viviendo por las areas periféricas a la dislipidemias, hipertensión y de la insulina resistencia y la diabetes quedan por fuera y se piensa que todas están bien. El estudio entonces muestra, que los casos aumentan con la edad de un 28% entre los 45 y 49 años a 43% después de los sesenta. Y cuáles son los factores de riesgo mayores en nuestro continente: obesidad es el primero, seguido por hipertensión. seguido de fumar, edad mayor de 55 años y 5 años pos menopausia.

Entonces lo indicado en un estudio de población, es entender y atender los factores de riesgo en función de los sexos. Por ejemplo, ese concepto de que el que se infarta es el hombre no es cierto, por otro lado, el hombre sobrevive más el infarto, la mujer no, y eso es debido a que el mecanismo es diferente en esta: ruptura de placas y muerte súbita. A las mujeres no les da dolor de pecho, les da gastritis y náuseas, nadie les hace caso a los casos de gastritis y náuseas en edades posmenopáusicas y se produce una demora considerable al momento de un infarto y se cierra la ventana de la atención. El hombre en cambio se pone la mano en el pecho y todos le atienden. De tal manera que cuando vean una mujer con diabetes e hipertensión piensen en algo terrible.

Es bueno que recordemos que el síndrome metabólico no se produce repentinamente, sino que en muchos casos, se desarrolla lentamente durante un período prolongado de tiempo: 20 a 30 años.

Lo curioso es que a pesar de que las personas pueden notar los primeros síntomas obvios, como la obesidad, el cansancio, la depresión y el aumento de antojos de carbohidratos, la mayoría no concientizan que tienen el síndrome metabólico, hasta que son diagnosticados con condiciones médicas más serias, tales como hipertensión, enfermedad vascular periférica o diabetes. El diablo está a la vista pero nadie lo espanta.

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