Vacunación. Foto la hora: AP

Alfonso Mata

HS: ¿Contra qué luchamos en la vacunación?
Escuche estas declaraciones ciudadanas: «Demasiado rápido», «falta de perspectiva», «esconde algo» , «¿y por qué todavía no han encontrado una vacuna contra el SIDA?», «Estas vacunas se diseñaron apresuradamente”, “tengo la impresión de que es una carrera por el dinero de los laboratorios», «Soy joven y no tengo problemas de salud, así que no me apresuro», «prefiero ser prudente» “No confío en esta vacuna basada en ARN mensajero, porque realmente no conocemos los efectos secundarios a largo plazo»,» Cuando existe la otra vacuna, con un virus discapacitado usada siempre, me vacuno», «Me parece que nos falta perspectiva, sobre todo porque ya hay una nueva cepa», «consideraré ponerme la vacuna si veo que va bien».

Pero comentarios también nacen del personal de salud. «Es difícil motivar a la gente cuando uno mismo no cree en ello, pero dada la edad y el riesgo en algunos, la amenaza que representa Covid-19, se les dice que miren el balance beneficio-riesgo» –oí decir el otro día a un médico. «No me permito dar consejos ni una opinión, prefiero ser neutral», explicaba una enfermera. «No pretendo mentirles a los pacientes » argumentaba otro. «Si me preguntan sobre los efectos secundarios, les leo lo que está en la etiqueta, y si me preguntan si va a funcionar, les diré que nos falta perspectiva » concluía otro profesional.

En otras palabras: Hay miedo al virus, pero también miedo a la vacuna y sus posibles efectos secundarios. Pero argumentos sin fondo científico, los que alimentan el movimiento antivacuna.

El movimiento antivacuna está aumentando entre los profesionales de la salud también y eso es preocupante y lo triste entonces se vuelve que hay que desarrollar todo un movimiento para promover la vacuna entre el personal profesional más sensible a las teorías competitivas de la medicina convencional. «Los auxiliares de enfermería y las enfermeras son mucho más recalcitrantes que los médicos, también depende del nivel de estudio» –suele decirse sin mucha justificación también.

HS: ¿Qué pasa entonces?
AM: Más que en el que pasa, debemos enfocarnos en el qué pasará. Para tranquilidad de la gente debemos confiar en la opinión de expertos. Los expertos de la OMS dijeron que considerarían que cualquier vacuna debidamente aprobada sería exitosa si su efectividad superaba el 70%. Eso viene a ser una norma general pero por ejemplo, las autoridades estadounidenses anunciaron su disposición a comprar medicamentos que brinden al menos un 50% de protección contra el virus (aproximadamente la misma efectividad que la vacuna contra la influenza). La Agencia Médica Europea ha insinuado que están dispuestos a considerar fármacos incluso menos eficaces.

Luego de esos anuncios y lo que hemos escuchado de los fabricantes de vacunas; luego de detallados ensayos clínicos, es que la mayoría de sus vacunas brinda una protección por encima del 90 por ciento contra Covid-19 y que son efectivas en las personas en mayor riesgo. Este es un muy buen indicador: significa que de cada 100 personas que se vacunan, 90 desarrollarán una inmunidad estable. Epidemiológicamente entonces, la vacunación reduce el riesgo de infección en unas 20 veces.

El otro elemento de preocupación del público: no tendrá efectos secundarios en mí, es otro elemento que se cuida al autorizar una vacuna. Por definición, cualquier compuesto químico extraño al cuerpo, es susceptible de provocar efectos secundarios y lo que se trata de lograr es que este sea el menor posible ante un adecuado uso.

HS: Quién vela por los intereses del que se quiere vacunar
AM: La población debería de respirar tranquila, pues para su conocimiento, existe a nivel mundial un sostén que avala la seguridad de toda la acción contra el coronavirus y que malamente se le ha denominado «El Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19 (Acelerador ACT). Como se dice en su página electrónica: «es la solución integral más completa a nivel mundial para poner fin a la fase aguda de la devastadora pandemia de COVID-19. Reúne a gobiernos, organizaciones sanitarias, científicos, empresas, organizaciones de la sociedad civil y filántropos, con el objetivo de acelerar el desarrollo y la producción de pruebas, tratamientos y vacunas contra la COVID-19 y el acceso seguro y equitativo a los mismos.

Entonces dentro de ese grupo, hay una sección o unidad: El pilar de las vacunas – también denominado COVAX – está dirigido por la CEPI, la Gavi y la OMS, y su función consiste en velar por que las vacunas se desarrollen lo más rápidamente posible, se fabriquen en cantidades adecuadas – sin comprometer su inocuidad – y se hagan llegar a quienes más las necesitan. No es un órgano de toma de decisiones ni una nueva organización específica de lucha, es un órgano colaborador y orientador.

Debemos tomar muy en cuenta este órgano que fue creado con el objetivo de poner fin a la pandemia de COVID-19 lo antes posible, reduciendo la mortalidad por COVID-19 y las manifestaciones más graves de la enfermedad, gracias al desarrollo acelerado, la asignación equitativa y la distribución a gran escala de las vacunas, los tratamientos y los medios de diagnóstico.

Pero la ejecución de todo un plan de vacunación pertenece a los gobiernos. Sin embargo el grupo acelerador tiene una ambición: Todos los países participantes, con independencia de su nivel de ingresos, tendrán las mismas oportunidades de acceso a estas vacunas una vez que estas se hayan desarrollado. Para más información, es bueno que prensa y servicios de salud, consulten las explicaciones sobre la gobernanza del Mecanismo COVAX. COVAX tiene el objetivo inicial de hacer que al menos 2 mil millones de dosis de vacunas COVID-19 seguras y efectivas estén disponibles para fines de 2021. Este debería ser suficiente para proteger a las personas de alto riesgo, incluidos los trabajadores de la salud y las personas vulnerables.

Algo más: Gavi COVAX AMC es el innovador instrumento de financiación que apoyará la participación de 92 economías de ingresos bajos y medianos en el Fondo COVAX, lo que permitiría el acceso a dosis financiadas por donantes de vacunas COVID-19, seguras y eficaces. Guatemala y otros países centroamericanos están dentro de esa lista (15 Diciembre 2020). También es una forma de garantizar que las personas en todos los países, obtengan un acceso rápido, justo y equitativo, una vez que se hayan autorizado vacunas seguras y eficaces.

HS: Qué vacunas están disponibles
AM: En este momento han sido aprobadas dos y autorizadas para su uso general, otras trece están en fase tres en grandes ensayos internacionales.

HS: finalmente
AM: Creo que todos los ciudadanos, deberíamos entender y concientizar esto: Cuando una pandemia avanza rápidamente, nadie estará salvo a menos que todo el mundo lo esté. Por ello, no hay tiempo que perder en la lucha contra la COVID-19. Nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo.

El apoyo de los profesionales de la salud, es uno de los primeros elementos del éxito de la estrategia de vacunación. La desconfianza de las batas blancas podría comprometer la efectividad de la campaña de vacunación. La desconfianza venida de todos lados, puede provocar dudas en el público. En cualquier caso, el diálogo entre público, gobierno y pacientes sobre la vacuna, debe comenzar ya. “Tenemos que hacer mucha docencia y hacer ver que…más allá de la protección individual que brinda la vacuna, existe el hecho altruista de conseguir vacunarse con el fin de obtener la inmunidad colectiva lo más rápido posible”. Pero también entender que movilizar a un colectivo de ciudadanos, es una forma complementaria de fortalecer la democracia en salud y dirimir las opiniones encontradas sobre la vacunación.

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