Alfonso Mata
HS: La vacuna: ciencia y comercialización
AM: Es bastante asombroso y notable, el nivel de eficacia con que se ha informado y promocionado sobre las vacunas del SARCoV-2 al mismo tiempo que se estudiaba. De igual forma, cómo se distribuyan y su aceptación, va a ser crucial.
HS: Hay varias vacunas, actuando de diferente manera y todas apuntando a detener la propagación del virus y su posibilidad de generar cambios.
AM: en los negocios, lo nuevo substituye a lo viejo. Los estudios a la fecha realizados, han permitido la entrada de una tecnología de vacunas completamente nueva que se pone a la vanguardia: las vacunas de ARNm, cuyo forma de funcionar sugiere que este enfoque se puede utilizar para diseñar, desarrollar, y, con suerte, desplegar vacunas, para abordar esta pandemia mundial actual, pero potencialmente contra otros patógenos graves y quizás también otras enfermedades.
No cabe duda entonces que para los científicos, los políticos y el público, respecto a la vacunación hay mucho en qué pensar, mucho de qué hablar y mucho de qué sentirse bien, y esta buena noticia, no podría llegar en un momento más importante, ya que esta devastadora pandemia mundial ha cambiado toda una forma de funcionar de la vida humana y ha hecho tambalear el sistema económico.
HS: Como empezó esta aventura
AM: Primero que nada y apenas empezada, la pandemia en el mundo, dentro del mundo médico y científico y desde un marco estratégico fueron evidentes cuatro cosas:
Se necesitaba desarrollar plataformas teóricas múltiples de vacunas
Se estaba consciente de que no se puede fabricar una sola plataforma de vacunas suficiente para inmunizar a los 4,400 millones de población adulta en el planeta y 3 mil millones de niños.
Y para ello era determinante la vacuna: Utilizar plataformas conocidas de producción para cubrir el campo científicamente. Por su parte, los planificadores de la producción deberían pensar en la escalabilidad de la fabricación como un factor clave.
Se necesitaba de un esfuerzo coordinado de los Gobiernos para involucrar a las empresas mundiales de fabricación de vacunas.
Y entonces se vino desarrollando un enfoque coordinado sin precedentes para probar, fabricar la vacuna CON VIEJAS Y NUEVAS TÉCNICAS a escala y entregar la vacuna en los brazos de las personas en todo el mundo. Esto aún se trabaja.
Al menos en cuanto a plataformas de desarrollo tres tipos de vacunas se vienen probando: Vacunas proteicas, vacunas con vectores virales o partículas de este y vacunas con tecnología RNA o DNA.
En las nuevas vacunas, fue el trabajo contra el SARS-Coronavirus y otros coronavirus de décadas anteriores, lo que permitió reconocer que era la proteína de prefusión la que realmente era la más susceptible a la neutralización, y aprendieron cómo hacerla estable al mutarla en la estructura cristalina de la prefusión. La proteína fue generada.
Ahora se esta vacunando a la población de algunos países usando todos tipo de vacunas y las nuevas de RNA que funcionan contra la proteína pico. La proteína de pico, a menudo llamada proteína S1, dicta a qué células puede ingresar el virus. Entonces, esa vacuna actúa sobre la suposición de que bloquear el tren de aterrizaje del virus resulta ser apropiado y parece una estrategia muy exitosa.
HS: Pero ¿qué asegura el éxito?
AM: Lo fundamental en el desarrollo de las vacunas se puede resumir en una palabra: multidisciplinariedad.
El camino de desarrollo completo para una vacuna eficaz para el SARSCoV-2 requirió que la industria, el gobierno y el mundo académico colaboraran de manera sin precedente, cada uno agregando sus fortalezas para ese fin.
Y de igual manera fundamental ha sido hasta la fecha que los datos de seguridad de los ensayos se hicieran públicos. Por ejemplo: que hay más efectos secundarios con la segunda dosis que con la primera. Que la gravedad sistémica de los efectos sistémicos, es algo menor en las personas mayores, en comparación con las personas más jóvenes. Que no produce efectos sobre el comportamiento genético. Creo que otro hecho a divulgar es la similitud de los datos, lo que significa que cualquier vacuna puede hacer el trabajo y debería simplificar el proceso de distribución. Por ejemplo, ya sea la vacuna que usa un método u otro, la forma en que se aplica y lo que entra en el brazo hace viene a ser lo mismo y no hace diferencia en cuanto lo que se espera de ello.
HS: ¿Algo a tomarse en cuenta?
AM: Ahora quiero plantear un problema que todavía tenemos. Por muy grande que sea el éxito, debemos entender que todavía hay una brecha, una brecha científica en la lucha contra el SAR-COV-2 y hay que estar consciente social y públicamente: no sabemos si las nuevas vacunas reducen la adquisición de la infección, si la persona aún puede infectarse después de la vacunación y, por lo tanto, ¿seguirá siendo infecciosa para los demás?
Vacunar en poco tiempo a todos: imposible. ¿Pueden las vacunas actuales, por su forma de funcionar, cambiar lo que veníamos viendo con la COVID-19? Por ejemplo que en el 75 % es sintomática y 25% asintomática, eso varía con la edad, pero es algo general. Entonces, ¿vamos a crear ahora un 5% sintomático y un 95% asintomático? Si ese es el caso –dicen los expertos- y hay mucha adquisición asintomática, vamos a necesitar continuar conociendo el aparecimiento de casos por pruebas y la transmisión posterior, porque la propagación comunitaria y los efectos basados en la población, dependerá en gran medida de la cobertura de la vacuna. Mala cobertura de vacunación, mucha exposición, problemas de efectos secundarios y mortalidad en poblaciones de riesgo.
HS: No cabe la menor duda que con la vacuna, obtendremos un beneficio individual increíble, pero ¿será igual para todos?
AM: Este es otro problema. Por ejemplo, en términos de VIH, no detectado significa no infeccioso. En términos de COVID-19, ¿la disminución de la infectividad también significa que no hay transmisión hacia adelante? Entonces viene la gran pregunta para el sistema sanitario: el uso de las medidas higiénicas a nivel individual, ¿debo seguir usando una mascarilla después de la vacunación? Y hasta que averigüemos esto, creo que la respuesta es sí. La infectividad de este patógeno es formidable y definir el efecto de esas vacunas sobre la infectividad y la transmisión es la próxima frontera que debemos investigar, especialmente si sabemos que la cobertura de vacunación será lenta, desordenada, llena de desigualdades e inequidades.
Por de pronto y resulta evidente, el sistema de salud debería estar trabajando y hacerlo público: evaluar cada vacuna candidata con alta veracidad en cuanto a seguridad y eficacia potencial para reducir la enfermedad COVID-19 y su costo-beneficio.
HS: El otro elemento fundamental es el orden en a quien vacunar
AM: Por de pronto, el MSPAS tiene la obligación de asegurar oportunidades para que las minorías y las personas desfavorecidas tengan acceso a la atención ¿dónde está el plan nacional para ello? Para empezar, es más que evidente que el MSPAS no ha podido asegurarse de que las comunidades rurales y áreas marginales tuvieran acceso a las pruebas. No es exagerar reconocer la aprensión y la desconfianza que sienten algunas comunidades con respecto a la vacuna y a la COVID-19 en general. Hay muchas razones para ello, pero lo que resulta paradójico es que existe una enorme brecha en la carga de morbilidad y muerte de esas poblaciones y, paradójicamente, quienes más lo necesitan tienen menos probabilidades de aceptar o que les lleguen las vacunas.
Por ejemplo: muchas personas creen que una vez que se revelaron los datos de que la pandemia estaba cargando de manera desproporcionada a las personas mayores, y en los barrios y zonas más pobres, las naciones parecieron centrar su atención en continuar con su vida comercial e industrial y laboral como antes. Todo ello parece sugerir a las personas y comunidades, que no todas las vidas importan. Entonces, tenemos el desafío de superar las percepciones de prejuicio, las percepciones de no importar en algunas de estas comunidades.