Alfonso Mata
La alergia a medicamentos (AM) se basa en mecanismos inmunitarios, lo que la distingue fundamentalmente de las reacciones toxicoalérgicas y pseudoalérgicas.
Los mecanismos inmunológicos básicos se pueden dividir en 4 tipos: reagina, citotóxico, inmunocomplejo, hipersensibilidad de tipo retardado (ver Tabla). Cada uno de los cuales tiene estadios inmunológicos, patoquímicos y fisiopatológicos. En su mayor parte (77%) la AM se desarrolla en reacciones inmunopatológicas de tipo I, en el 5% – en el tipo III, en el 9% – en el tipo IV. Es importante que el curso de la AM pueda ocurrir simultáneamente por varios mecanismos.
Los mecanismos de la AM se explican por el concepto de haptenos, según el cual los pequeños componentes químicos del fármaco son demasiado pequeños para ser reconocidos por el sistema inmunológico, pero se unen covalentemente a la proteína endógena y luego adquieren la capacidad de afectar a los linfocitos T y B. Sin embargo, en los últimos años, ha ocupado un lugar destacado el concepto de interacción farmacológica con el receptor inmunitario (concepto p-i del inglés interacción farmacológica con receptores inmunes), según el cual los fármacos se asocian temporalmente de forma directa con el principal complejo de histocompatibilidad (MHC) o con receptor de células T (TCR). La evidencia de p-y-concepto se obtuvo mediante el estudio de los mecanismos de la AM sobre lidocaína, sulfametoxazol, carbamazepina, fenilendiamina.
Pichler W.J., Beeler A., Keller M. et al. Pharmacological interaction of drugs with immune receptors: the p-i concept / // Allergol. Int. – 2006. – Vol. 55, № 1. – Р. 17-25.
También se ha propuesto como hipótesis el concepto de estrés. Según ella, las personas con predisposición constitucional y genética en respuesta al uso del fármaco, hay un estrés agudo o crónico que se manifiesta por cambios conformacionales en la estructura de la proteína del citoplasma de las células, en el contexto de hipocinesia. La sobrecarga emocional y el trauma mental, conducen a una disfunción del tallo diencefálico del cerebro, en particular el hipotálamo, y provocan un aumento de la producción de hormonas adrenocorticoides y gonadotrópicas, que, a su vez, agotan la corteza suprarrenal.
Es decir, la alergia a fármacos puede considerarse una enfermedad de adaptación, como lo afirman ciertos médicos. El estudio de los antecedentes hormonales, las reacciones adaptativas generales y el sistema digestivo en pacientes con manifestaciones clínicas de AM con fármacos antiinflamatorios antibacterianos y no esteroides o con una combinación fija de bloqueadores beta con diuréticos, ha mostrado que dichos pacientes aumentaron los niveles de cortisol y hormonas tiroideas reflejando la gravedad de la condición. Casi la mitad de los pacientes desarrollaron reacciones de angustia adaptativas, que se caracterizan por la supresión del sistema inmunológico, que se acompañó en todos los pacientes sin excepción de enfermedades del sistema digestivo, a menudo múltiples
Por lo tanto, los principales factores de riesgo de AM están asociados con el medicamento en sí (su alergenicidad, peso molecular y estructura de la molécula, método de administración y dosis, interacción con otros medicamentos) o con el cuerpo del paciente (el estado de los principales sistemas reguladores y la adaptación, concomitante patología del aparato digestivo, fenotipo constitucional-genético, sexo, edad, etc.). Es lo más probable, que ambas condiciones secombinan en una persona potecianlizándose.
Clasificación de la AM
No existe una clasificación oficial única de la AM, lo que refleja nuestro conocimiento de AM pertenece a las condiciones causadas por la especial sensibilidad de la población. La AM pertenece a los efectos secundarios del tipo B. Hay reacciones inmediatas y retardadas – sistémicas (shock anafiláctico, enfermedad del suero, vasculitis, enfermedades autoinmunes) y reacciones locales de órganos con una lesión predominante de la piel, sangre y sistemas hematopoyéticos, tracto respiratorio, etc. Puede utilizar la clasificación de AM por tipos de reacciones alérgicas, propuesta por P. Gell, R. Coombs (1968, 1975), que es importante para la elección de los métodos de diagnóstico y tratamiento (ver tabla 1), aunque debe recordarse que la reacción puede ocurrir simultáneamente den varios tipos, lo que complica significativamente el proceso de diagnóstico y tratamiento.
También existe una hepatitis alérgica inducida por fármacos, que luego puede transformarse en autoinmune; vasculitis inducida por fármacos con presencia de anticuerpos; edema angioneurótico; enfermedad del suero, miocarditis alérgica, asma bronquial alérgica inducida por fármacos y rinitis alérgica, esofagitis alérgica y estomatitis (barbitúricos). Los procesos alérgicos también pueden afectar el páncreas, el intestino delgado, los riñones, las glándulas endocrinas y más.
Es más probable que algunos fármacos causen determinadas formas clínicas de AM, pero nuestro conocimiento al respecto es bastante fragmentario, especialmente porque el mismo fármaco puede provocar manifestaciones clínicas completamente diferentes y por diferentes mecanismos. Anemia hemolítica; daño renal (nefritis, «riñón analgésico», «riñón de sulfonamida»); esofagitis alérgica y estomatitis; – asma bronquial alérgica a medicamentos y rinitis alérgica: lesiones pulmonares infiltrativas crónicas; – lesiones cutáneas, etc.
En el desarrollo de AM también es importante la sensibilización cruzada causada por la afinidad química de los fármacos, que se encuentra con mayor frecuencia entre los agentes antibacterianos. Los datos sobre alergia a los antibióticos también se refieren principalmente a determinados grupos y son dispares.
El grado de alergenicidad del fármaco se evalúa mediante el índice de sensibilización, que es la frecuencia específica de manifestaciones alérgicas (para penicilina – 1-3%, estreptomicina – 4-9%, antipirina (sinónimo – fenazona, ed.) – 8-10%, feniletilhidantoína – 80 -90%). A nivel nacional información al respecto no existe.
