Alfonso Mata
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La prensa y los medios de comunicación, constantemente informan sobre nuevas pruebas de detección y atención clínicas, nuevas pautas clínicas, regulaciones gubernamentales y sobre todo aquello que afecta la agenda de la salud. Conocimientos, actitudes, usos, resultados basados en evidencia, se divulgan pero la pregunta al final es ¿sirve esto de algo y para qué?
Debemos entender y partir de algo. Cuando en los medios se habla de salud o enfermedad, esas opiniones y análisis, van cargados de fuerzas diversas: hay interacción de la ciencia, la política, la economía y la cultura, que se combinan en lo que se comunica, para dar forma y reformular agendas políticas, de investigación y de intervenciones y reformar los servicios de salud. El proceso de divulgación, enmarca el significado de la salud en sí misma y la interpretación y los límites de los datos científicos políticos y de los servicios.
Para el comunicador, resulta claro que el significado y la interpretación de los resultados científicos, de las actitudes científicas, del comportamiento de las personas, a menudo es variable y polémico, especialmente porque los hallazgos se traducen en recomendaciones clínicas y estrategias para mejorar la salud, pero eso recae sobre una cultura y una forma de hacer gobierno. El problema es de inversión, interés político, pero también de costos y comportamiento de las personas.
Los problemas planteados por la ciencia, la política, la incertidumbre y las múltiples opciones, no impide al comunicador desarrollar u ofrecer alternativas o alentar la limitación de las opciones; al contrario, debe sugerir el debate. Por otra parte, el conocimiento de las dificultades, debería fomentar una mayor investigación de los medios, sobre la mejor manera de presentar elecciones complejas y resaltar la necesidad de explicaciones claras y ayudas, para la toma de decisiones en profesionales y público. Esto está aún lejos de lograrse.
Cuando la prensa informa, el lector, profesional o no, tiene que dar forma al «marco» dentro del cual los acontecimientos y hechos se plantean. La atención de los medios, sus comunicados se llenan en conjunto con actores sociales e instituciones clave como fuentes de su información la cual plantea, cambia o refuerza, la percepción del público sobre la importancia de los problemas y sus causales. Este es otro elemento descuidado en nuestro medio.
¿Qué busca la gente en los medios? Las preguntas que busca responderse, se centra en promesas respecto a nuevas herramientas diagnósticas, clínicas, terapéuticas, preventivas y factores de riesgo; de su papel en todo ello. Se interesa también por el enfoque y consenso científico y clínico de gobiernos e instituciones en torno a esos temas y las acciones que realiza.
Conocer sobre los principales ensayos clínicos y epidemiológicos, es otro tema que interesa al público, sobre su base probatoria de seguridad, eficacia, beneficio y oportunidad, versus riesgo y costo. Muchas veces los medios informan al respecto como algo positivo sin indagar a fondo, pero los colegios profesionales, rara vez asumen posiciones al respecto.
Finalmente, al público le interesa dónde solucionar sus problemas, los servicios para ello, el acceso y uso de los mismos, costos.
Para cerrar el círculo de la comunicación, se necesita de un público activo. Cuando los pacientes o enfermos hablan sobre las experiencias personales o señalan factores de riesgo, las historias de los medios de comunicación sobre un tema, deberían dispararse. Lo triste del caso es que eso no se produce.
En el aspecto de la salud, su componente mercantilista no puede dejarse a un lado. Los beneficios económicos de la actividad clínica y sanitaria para proveedores y productores, introducen una variable en los análisis y nuevos conflictos de interés tanto político como técnico, en la atención de la salud. En muchos casos, un problema de salud, no ocupa un lugar destacado en la agenda del público o la política más que por sus aspectos curativos dejando al margen los económicos. Un proceso de comunicación adecuado, debe lanzar al interés político todo el problema no solo algunos aspectos.
La historia de la incidencia política de la comunicación al público sobre cuestiones relacionadas con la salud, puede tener varios fines para los medios, pero en general y desde el punto de vista ético se puede decir que generan información sobre las cuestiones relacionadas con problemas y riesgos para la salud y las enfermedades. Pude verse una secuencia en ello, que inicia con una fase primera de comprensión del problema «preparar a la gente sobre el problema»; una segunda fase, «atraer a la gente a que se apodere de él»; una tercera fase, «establecer una defensa social y política»; y finalmente «tomar la corriente principal de abogacía». Con raras ocasiones, los medios preparan una estrategia para cubrir todo ello y cerrar el ciclo de un problema.
La acreditación del sistema de salud, es otro tema de interés para los medios y especialmente suele relacionarse a dos tópicos: Costos y beneficios. Rara vez las instituciones de salud, suelen ser claras en esto. Generalmente los medios, vinculan al público con la evidencia de que las instancias de salud no cumplen con los estándares de personal, equipo, procedimientos de garantía de calidad y buena cobertura y menos frecuentemente se hacen análisis de cumplimiento de estándares. Ahora hay investigaciones sustanciales, que apoyan las mejoras en la calidad para los pacientes, desde la adopción uniforme de estándares de calidad; pero rara vez se tiene información oficial al respecto y evaluación de su implementación y del valor de las normas obligatorias, para mejorar la calidad de los servicios. En este tema, los medios de comunicación no contribuyen lo suficiente, porque no investigación sobre todos los aspectos del tema.
LAS LIMITACIONES DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA CONTROVERSIA
No podemos dejar pasar por alto, que los medios carecen de la suficiencia para análisis profundos en este tema. El proceso se complica por el interés de los medios de comunicación en el «valor de las noticias», que priorizan en la novedad, el conflicto y el drama, y satisfecho esto, se olvidan. En el mejor de los casos, la cobertura de los medios, genera atención pública y aprendizaje sobre temas importantes y desarrolla y sostiene un tema en la agenda pública. En el peor de los casos, engendra confusión y tal vez fatalismo, que puede llevar a la inacción. Por ejemplo, es muy esporádico que aparezca y se difunda información de directores institucionales, de academias, colegios profesionales, sobre temas de riesgos, manejo de aspectos clínicos o epidemiológicos, indicando sus preocupaciones y recomendaciones y eso a pesar de que se sabe que aunque sus recomendaciones no tengan un estatus oficial, la difusión por los medios de lo que hacen y recomiendan, impacta sobre la población que tiene acceso a la información, generando muchas veces, toma de decisiones.
En el mundo desarrollado, la medicina, constantemente está produciendo información que provoca una considerable controversia, vinculada a la cobertura de los medios masivos. El conocimiento al respecto, suele ser fragmentario y los medios suelen interesarse poco en ello. Universidades y colegios profesionales, no están acostumbrados a un diálogo con los medios de comunicación al respecto, para aclarar situaciones condiciones y hallazgos.
Los problemas de salud, no solo pertenecen al campo de la ciencia, las controversias que lo rodean tienen connotaciones sociales, políticas, económicas entre otras y continuarán ocurriendo. La ciencia evoluciona y los diferentes grupos tendrán diferentes pautas y recomendaciones, los políticos y las políticas cambian y sugieren diferentes normativas, de modo que los medios de comunicación, son un elemento de ponderación ante esas diferencias y similitudes.
Las unidades científicas y académicas y los niveles políticos, deberían estar conscientes que aunque la descripción del conflicto, puede aumentar la relevancia de un tema para atraer la atención del público, también debe fomentar la polémica entre los responsables de las políticas, los científicos y otros y llegar a mejores soluciones.
Por consiguiente, si queremos incrementar la participación y la cobertura de los medios en cuestiones de salud, una de las razones que resulta de interés es el trabajo conjunto de comunicadores, con expertos profesionales, las instituciones clave, los grupos de defensa y el gobierno, en temas específicos, en donde el público debe conocer y podrían tener acceso a diferentes perspectivas, pero también a acciones conjuntas desarrolladas por todos los interesados.