Alfonso Mata
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1. LO BUENO DEL TRABAJO PARA LA SALUD DEL ADULTO MAYOR

El estado de salud en la edad adulta varía según la situación de la jubilación –nos indican los estudios americanos y europeos. En Guatemala carecemos de estudios sobre la situación de la salud del adulto mayor trabajador y no trabajador, sobre su calidad de vida, determinante fundamental en la salud.

De acuerdo con investigaciones en países desarrollados, el grupo de jubilados es menos saludable que aquellos que todavía están en la fuerza de trabajo. Una mayor proporción de jubilados tiende a tener varios problemas de salud crónicos. Más de la mitad de ellos al menos tres afecciones crónicas y una cuarta parte cinco o más problemas. Las mujeres jubiladas según esos estudios, tienen más probabilidades que los hombres de tener problemas crónicos de salud. Casi el 60% de ellas parece tener tres o más condiciones crónicas, en comparación con el 49% de los hombres y la mitad de las jubiladas informaron tener presión arterial alta o artritis.

En países desarrollados, un estudio publicado en el 2016 en el Journal of Epidemiology and Community Health, que reunió unas 3 mil personas sugiere que trabajar después de la edad de jubilación, se asocia con un riesgo de morir de 9% a 11% menos durante los 18 años que duró el estudio. Otro estudio del 2015 realizado en 83 mil adultos mayores de 65 años, publicado en Preventing Chronic Disease del CDC, sugirió que, comparadas con las personas que se jubilaron, las personas que trabajaron más allá de los 65 años tuvieron tres veces más probabilidades de informar que gozaban de buena salud y aproximadamente la mitad de que no tenían problemas de salud graves, como cáncer o enfermedades del corazón.
En otro estudio de naciones desarrolladas, casi uno de cada cuatro jubilados (24%) calificó su salud general como no tan buena o mala, en comparación con el 11% de los semijubilados. Por otro lado, el 11% de los jubilados, expresó su insatisfacción con la vida, en comparación con el 7% de los semijubilados. En términos de salud funcional, una mayor proporción de jubilados tenía problemas de cognición, audición, habilidades motrices y visión, que aquellos que nunca se habían jubilado o eran semijubilados. El dolor crónico también se encontró en el 30% de los jubilados y pareciera que los jubilados son mucho más propensos que otros grupos a ser físicamente inactivos (37% versus 11% de los trabajadores que no se han jubilado). El nivel más bajo de actividad física de los jubilados, se relaciona con otros indicadores de mala salud general para este grupo.

Además del estado de salud relativamente pobre de los jubilados, algunos estudios señalan que en promedio sus niveles de apoyo emocional, interacción social positiva, afecto y pertenencia a la comunidad, son mucho más bajos que los de los trabajadores que nunca se han jubilado. Muchos afirman que la jubilación podría separar a muchas personas del apoyo social que aportan el lugar de trabajo y los colegas.

La preferencia de los trabajadores adultos mayores por trabajos menos exigentes, es una motivación importante para la jubilación parcial. Los trabajos menos exigentes, generalmente están relacionados con niveles más bajos de estrés laboral. Resalta también que los trabajadores a tiempo completo, los semijubilados, tienen más tiempo libre y ocio, lo que les permite equilibrar aún más su vida personal y profesional. Del mismo modo, también participan en actividades comunitarias, como el voluntariado y el trabajo de caridad, con mayor frecuencia que las personas que nunca se han jubilado.

2. LO MALO DEL TRABAJO PARA LA SALUD DEL ADULTO MAYOR

No siempre es bueno el trabajo para la salud, afirman otros estudios. Los tipos de trabajo son muy diferentes y cada uno tiene sus riesgos, pero en general el trabajo físico agotador o dedicar muchas horas del día al trabajo, propicia a enfermar. En efecto, estudios en personas mayores dedicando mucho tiempo en el trabajo, lo muestran como un factor de riesgo para la enfermedad de la arteria coronaria, el accidente cerebrovascular y enfermedades metabólicas. Si el trabajo es físicamente exigente, puede tener un mayor riesgo de lesiones y deterioro físico. Si la persona mayor siente que su trabajo carece de sentido, si está aburrido o si se siente «quemado», eso puede aumentar el estrés, afectar el estado de ánimo y producir todo tipo de dolores físicos y emocionales –suelen decir los trabajadores.
Una investigación realizada en 14 mil personas publicada en The BMJ en el 2010, descubrió que retirarse estaba relacionado con una reducción sustancial en la fatiga mental y física y los síntomas depresivos. El estudio no señala indagaciones sobre la calidad de vida previa a la edad de jubilación de ambos grupos.

3. INTERPRETACIÓN

Lo bueno o malo del trabajo para la salud del adulto mayor, en la práctica depende de muchos factores: la diversidad de la base laboral, la heterogeneidad de los beneficios sociales y económicos y del esfuerzo físico y mental, así como emocional. Muchos trabajos en nuestro medio, generan demandas físicas y mentales desiguales y modalidades distintas de trabajo, en que se manifiestan distintas formas de beneficios y complicaciones para el proceso de salud enfermedad. Desafortunadamente no disponemos de información nacional confiable de modalidades de trabajo y su importancia sobre la salud y la enfermedad.

Nuestras modalidades de trabajo, algunas de ellas, es posible que manifiesten daño a la salud, especialmente aquellas que se caracterizan por altas demandas físicas y emocionales, con cargas extremas en diferentes órganos a lo que se suma exposición a elementos nocivos climáticos, ambientales y de producción, que se relacionan con deficiencias de consumo básicos (vivienda y sus servicios, alimentación, reposo) y de acceso a servicios (salud, educación, tecnología y financieros) Todo eso en conjunto suma para una mala salud en todas las edades del adulto.

Entonces, parece real que nos topemos en la relación adulto mayor y trabajo con resultados controversiales, pero lo que simplemente están señalando los estudios y opiniones es que los hallazgos beneficiosos o dañinos para la salud del trabajo en el adulto mayor, depende en buena parte de las circunstancias laborales y sociales, ambientales económicas y culturales en que viven y trabajan.
Eso nos mueve a pensar que para mantener la salud, el adulto mayor debe mantenerse mental, social y físicamente activo, lo que el trabajo puede permitirle; pero si las circunstancias laborales le son adversas: descontento, esfuerzo físico demandante, cargas emocionales fuertes y estimulación mental negativa, genera una tierra fértil para la enfermedad. “No te quedes en un trabajo que odias” –recomiendan todos, pero eso para la mayoría no es posible. “Entonces trata de encontrar algo que sea significativo y te dé sentido fuera de él”–recomiendan otros y dan la señal de alarma que debe guiar esa decisión: “Si eres feliz en el trabajo, esa es una señal de que el trabajo puede ser bueno para ti y tu salud.». Una selectividad de ese tipo, es raro que exista en nuestro medio.

4. UN POCO DE ORIENTACIÓN A EMPLEADORES

Se ha formado una contradicción un poco tonta dentro de las empresas y se basa en algo que es lo contrario a la realidad: si buscan personas calificadas ¿por qué no contratar a una persona mayor?
• Las personas mayores de 50 años ofrecen a los empleadores ventajas competitivas, que incluyen: experiencia de vida, experiencia laboral, lealtad al trabajo, madurez y con buen estímulo, pasión por el aprendizaje permanente.
• Las personas mayores pueden ser mentores y profesores válidos para jóvenes y les gusta hacerlo.
• Las personas mayores son una gran reserva de mano de obra calificada subutilizada.

Pero los mitos y estereotipos sobre las personas mayores se sobreponen a lo anterior; por ejemplo, constantemente se oye: Las personas mayores son difíciles de entrenar. Hay que pagar más por su experiencia. Las personas mayores están enfermas más a menudo. La capacidad física de los ancianos está disminuyendo. Pero si se analiza un poquito más (no estamos hablando de trabajos con demanda alta de esfuerzo físico), las personas mayores están asociadas con una menor rotación, menores tasas de absentismo y buena ética de trabajo.

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