En cualquier nación, sin participación no hay conciencia social. Los ciudadanos de todas las edades necesitan sentirse socialmente implicados, ya que este es un requisito previo para poder comprender la sociedad. Foto la hora: Ap

Alfonso Mata

En pleno siglo XXI, resulta escandaloso ver la heterogeneidad de comportamiento de la sociedad ante la pandemia COVID-19, ello en buena parte es debido a la falta de participación ciudadana que permiten los contextos políticos actuales.

En cualquier nación, sin participación no hay conciencia social. Los ciudadanos de todas las edades, necesitan sentirse socialmente implicados, ya que este es un requisito previo para poder comprender la sociedad. Una respuesta recurrente a por qué algunos pueden soportar las pruebas de aislamiento social mejor que otros, es que el individuo tiene un sentido de contexto y significado. Eso depende de varios aspectos y oportunidades 1º La participación social y cultural varía entre diferentes edades, niveles de educación y grupos socioeconómicos. 2º Aquellos con mayor estatus social tienen mejor acceso a diversas actividades y oportunidades para participar en ellas. 3º Las personas que confían en los demás, tienen más probabilidades de participar en redes y actividades sociales. 4º Las sociedades con sistemas de bienestar bien desarrollados y situaciones democráticas en funcionamiento tienen, por tanto, mejores condiciones para una alta confianza y participación cívica. 5º Una persona sumida en la pobreza, no tiene confianza en los demás, su lucha está centrada en su propia supervivencia. 6º La variedad de derechos humanos a que se tiene acceso es importante en función del deseo de tener sentido en su vida cotidiana fuera de sobrevivir. Una gama más amplia de derechos satisfechos debería generar que más personas puedan participar, elegir y desear, lo que a su vez contribuye a que experimenten una serie de efectos positivos relacionados con la participación: democracia, pertenencia y reconocimiento. 7º Investigaciones en el mundo, han demostrado que los ciudadanos que participan en alguna forma de actividad social en forma convencida y entusiasta tienen una autoestima general y una autopercepción social más positivas que aquellos que no participan en ninguna actividad.

AISLAMIENTO SOCIAL Y SOLEDAD
Por consiguiente sigue siendo una premisa que los seres humanos son sociales por naturaleza y las relaciones sociales de alta calidad son vitales para la salud y el bienestar. Sin embargo, al igual que muchos otros determinantes sociales de la salud, el aislamiento social (una falta objetiva de contacto social con los demás) y la soledad (el sentimiento subjetivo de estar aislado) son riesgos de salud pública importantes pero subestimados. El aislamiento social y la soledad están asociados con malos resultados de salud física y mental, incluidas tasas más altas de mortalidad, depresión y deterioro cognitivo.

Investigaciones recientes documentan la alta prevalencia del aislamiento social y la soledad entre los adultos mayores. Por ejemplo, los datos de Estudios Nacionales de Salud han encontrado que uno de cada cuatro adultos mayores que viven en la comunidad, se consideran socialmente aislados, y más de un tercio de los adultos de 45 años o más se sienten solos. Además entre los adultos jóvenes uno de cada cinco dicen que «a menudo o siempre se sienten solos, sienten que les falta compañía, se sienten excluidos o aislados de los demás».

Desarrollar la comprensión actual de los impactos en la salud del aislamiento social y la soledad, aun sin pandemia, así como otros aspectos de la conexión social, ha sido parte de un desarrollo más amplio con respecto a la importancia de los determinantes sociales de la salud. Es decir, el reconocimiento de que los tratamientos biomédicos en realidad no son, en promedio, los determinantes más importantes de los resultados de salud de las personas. Un punto final importante de esta tendencia histórica, ha sido la identificación científica del aislamiento social como un factor de riesgo importante para la mortalidad, la morbilidad y el bienestar humanos. La soledad y otros aspectos de la conexión social también son factores de riesgo potenciales emergentes para la mortalidad.

DEFINICIONES CLAVE
Soledad: percepción de aislamiento social o sentimiento subjetivo de soledad.

Mediadores: también conocidos como mecanismos o vías; los factores que ayudan a explicar cómo el aislamiento social o la soledad afectan los resultados de salud.

Moderadores: los factores que pueden influir en la magnitud o dirección del efecto del aislamiento social o la soledad sobre la salud.

Conexión social: un término general que abarca los aspectos estructurales, funcionales y de calidad de cómo las personas se conectan entre sí.

Aislamiento social: la falta objetiva (o limitado) de contacto social con los demás.

Apoyo social: la disponibilidad real o percibida de recursos (por ejemplo, informativos, tangibles, emocionales) de otros, normalmente la red social de uno.

Un modelo de ver la problemática social como causante de la enfermedad sería el siguiente

El marco de la Figura tiene un presunto flujo causal (indicado por las flechas unidireccionales más gruesas) de factores de riesgo (para conexiones sociales y otras variables en el marco) a través de conexiones sociales (es decir, aislamiento social y soledad y otros aspectos de la conexión social como el apoyo social, considerado tanto de forma independiente como en relación entre sí) a los mediadores (p. ej., vías médicas, biológicas, conductuales, sociales y psicológicas) a través de las cuales el aislamiento social o la soledad afectan los resultados de salud y, potencialmente, la mortalidad. Los moderadores son los factores que pueden influir en la magnitud o dirección del efecto del aislamiento social o la soledad en la salud. Cualquier relación empírica hipotetizada en la Figura puede variar en función de la edad, sexo / género, raza / etnia, posición socioeconómica, ubicación geográfica o estado de salud preexistente.

Muchos estudios realizados bajo el contexto social como determinante fundamental de la salud enfermedad han encontrado que tener una conexión social más fuerte se asocia con un 50% ciento más de probabilidades de supervivencia. Además, estos hallazgos fueron consistentes según la edad, el sexo, la causa de muerte y el país de origen. Desde esos primeros estudios, varios estudios prospectivos y metaanálisis adicionales han replicado estos hallazgos y puesto los factores sociales de comunicación humana, sobre otros factores como el hábito de fumar y el alcoholismo dentro de las probabilidades de una disminución de la mortalidad de varios indicadores de conexión social y otros factores de riesgo importantes para la salud. Aun mediciones resientes tanto del aislamiento social como de la soledad, ponen alguna evidencia de que la magnitud del efecto sobre el riesgo de mortalidad puede ser comparable o mayor que otros factores de riesgo bien establecidos, como el tabaquismo, la obesidad y la inactividad física (que también tienen sus propios factores).

CONCLUSIONES
 El aislamiento social se ha asociado con un riesgo significativamente mayor de mortalidad prematura por todas las causas.
 Existe alguna evidencia de que la magnitud del efecto del aislamiento social sobre el riesgo de mortalidad puede ser comparable o mayor que otros factores de riesgo bien establecidos, como el tabaquismo, la obesidad y la inactividad.

Los adultos son usuarios de alto volumen y alta frecuencia del sistema de salud. Para mejorar las prestaciones de salud y disminuir costos el sistema de salud debe dirigir su enfoque a los principales factores de riesgo sociales y conductuales para la salud, para mejorar la salud de la población y con ello a la vez reduce las disparidades en la salud. El sistema de prestación de servicios de salud debe explorar la viabilidad y el impacto del uso de estrategias basadas en la práctica para identificar y abordar los determinantes sociales de la salud, incluido el aislamiento social y la soledad. Muchos esfuerzos de intervención social para mejorar la salud, se centran solo en las organizaciones comunitarias, pero dada la evidencia de los impactos de amplio alcance del aislamiento social y la soledad en la salud de los adultos y la evidencia emergente de sus impactos en la utilización de la atención médica, el sistema de atención médica de prepararse para desarrollar métodos para comenzar a identificar el aislamiento social y la soledad en los entornos de atención médica.

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