Por Alfonso Mata
alfmata@hotmail.com

La aspirina es un patriarca venerable entre los medicamentos, de poca devoción para el médico y el público que, a pesar de su amplio uso, infunde temor.

Imaginemos por un momento que quiebra el sistema de salud ¿Qué hacemos con el dolor? -proferirían los médicos, a lo que seguiría otra voz angustiosa de parte de los pacientes ¿Qué hago con mi enfermedad? La gente se volcaría a las farmacias y tiendas en busca de acetaminofén, diclofenaco y aspirina y de esos, el más barato sería la aspirina. Tal situación, destaparía la sospecha entre los médicos ¿será útil algo que en la realidad su costo de producción es inferior a los diez centavos de quetzal? Y se lanzarían a indagar más sobre su uso indicado. Eso haremos en este artículo y el siguiente, hablar de la aspirina.

Para empezar examinemos un poco el mercado y la epidemiología. En una publicación reciente del Dr. Robert H. Shmerling en Estados Unidos, donde las personas son más disciplinadas en sus tratamientos que nosotros, leemos que él, basándose en las recomendaciones actuales, encuentra que solo el 40% de las personas que deben tomar aspirina, lo están haciendo. En ese mismo estudio –nos sigue informando Shmerling- los investigadores se preguntaron: ¿qué podría suceder con la salud de la población, la longevidad y los costos de atención médica, sí el uso de aspirina fuera más extendido? Para responderla, analizaron miles de datos de salud de miles de pacientes y a través del modelaje de simulación, estimaron el impacto del uso de aspirina en salud y supervivencia. Los hallazgos los dejaron impresionados, por el impacto de lo que cabría esperar de su uso adecuado para los sistemas de salud y para personas especialmente entre 51 y 69 años de edad. El uso rutinario de aspirina podría, en un período de 20 años:

* Ahorrar $692 mil millones al sistema.
* Alargar la esperanza de vida nacional en unos cuatro meses, permitiendo que más de 900 mil personas vivan en 2036.
* Prevenir 11 casos de cardiopatía por cada mil personas.
* Prevenir cuatro casos de cáncer por cada mil personas.

Con la medicina moderna, no se puede ser tan entusiasta y fanatizarse con un tratamiento o procedimiento. Todo medicamento tiene aspectos y desventajas. La aspirina entre otros efectos secundarios, pueden producir reacciones alérgicas y como tiene efectos anticoagulantes, puede irritar el estómago, provocar episodios de sangrado y úlceras de estómago, que pueden llegar a ser graves.

Un médico y un investigador deben ser críticos, no deben temer a la especulación, pero sí considerar los elementos de esta en sus estudios y diagnósticos. Los investigadores del estudio que menciona el Dr Shmerling, tomaron en cuenta las desventajas de la aspirina, sus estimaciones incluyeron los efectos secundarios de tomar aspirina y únicamente evaluaron el impacto de dosis bajas, como la dosis diaria de 85 mg que se encuentra a menudo en la aspirina para bebés o la cardioaspirina. Dosis más altas pueden ser recomendadas para otras condiciones (y probablemente su riesgo añadido es mayor o de otro tipo). Además, la aspirina puede interactuar con otros medicamentos. Por ejemplo, si alguien toma cardioaspirina de dosis baja para el corazón e ibuprofeno para la artritis, es importante que el ibuprofeno se tome por lo menos 30 minutos después o más de ocho horas antes de la aspirina, de lo contrario, el beneficio de la aspirina puede perderse.

Ahora bien, al conocer sobre sus beneficios viene la otra pregunta ¿Entonces quiénes la deben tomar? Parece ser unánime la respuesta: Aquellos con mayor riesgo de futuros problemas cardiovasculares, incluyendo a los que han tenido un ataque cardíaco previo o un accidente cerebrovascular, en los que la aspirina es rutinariamente recomendada para reducir la recurrencia.

En relación a la administración, la recomendación no es tan ecuánime. Las opiniones varían. Algunos expertos recomiendan una dosis baja de aspirina para todos los mayores de 50 años. Otras guías médicas, hacen una recomendación más conservadora basada en la edad (por ejemplo, 50-79 años) y en factores de riesgo cardiovascular, que predicen en una persona, un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular que le puede ocurrir en los próximos 10 años. Para estimar el riesgo a 10 años de una persona, existen cuadros de riesgo bien estudiados, como el desarrollado por el Framingham Heart Study.

Las recomendaciones para otros usos, también carecen de consenso, por consiguiente para otras indicaciones sobre el uso de rutina como para reducir el riesgo de cáncer en personas con ciertas predisposiciones genéticas, incluyendo el cáncer colo-rectal hereditario no poliposo, el médico debe recurrir a la experiencia y a un buen criterio para establecer la prevención.

Es tiempo ya que hablemos de las personas y los pacientes. Una cosa es lo que dice la ciencia y el médico y otra lo que hace la gente. El principal problema del sistema de salud y del personal de salud, es que no se tiene suficientemente claro por qué la gente renuncia al uso de la aspirina. De nuevo volvemos a la especulación. El Dr. Shmerling considera que eso se debe, a una combinación de factores que refuerzan el no uso o abandono de los tratamientos.

* Una falta de conciencia del paciente de por qué la aspirina es recomendable.
* No es específicamente recomendado por su médico.
* Una mayor preocupación por los efectos secundarios de la aspirina, que de sus beneficios potenciales.
* Una mala experiencia previa con el uso de aspirina, como una reacción alérgica.
* Una aversión a los medicamentos en general.

Vale la pena enfatizar que cuando se trata de cualquier tratamiento –especialmente los tratamientos preventivos– las preferencias, los conocimientos, creencias individuales y colectivas, disciplina, importan mucho. Como resultado, muchas personas razonables que serían buenos candidatos para beneficiarse de la aspirina, deciden no tomarla.

Veamos otro uso y otros problemas de la aspirina. Muchas guías indican que “el grupo de personas que podrían beneficiarse de tomar una aspirina diaria para prevenir el cáncer de colon, son los adultos entre 50 a 59 años que tienen ya sea un 10% o más de 10 años de riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y, no están en mayor riesgo de sangrado y que tienen una esperanza de vida de por lo menos 10 años y están dispuestos a tomar dosis bajas de aspirina diariamente durante al menos 10 años «. Suponga que repentinamente se presenta en el consultorio un mayor de 60 años con problemas gastrointestinales, que apuntan a problemas futuros de cáncer de colon, entonces la decisión es más individual. De acuerdo con las guías, no procede la prevención con aspirina y, ¿qué le digo a esa persona sentada frente a mí haciendo esa pregunta? Para empezar, sí su riesgo de tener cáncer de colon o un ataque al corazón en los próximos 10 años es inferior al 10%, no la necesita. Eso significa que el riesgo a corto plazo de tomar una aspirina diaria es más alto que el beneficio a corto plazo de prevenir la enfermedad cardíaca. Y el papel de la aspirina en la prevención del cáncer de colon es tan a largo plazo, que casi no juega en la ecuación en absoluto.

Para este paciente -y probablemente para muchos otros- el médico debe considerar que la aspirina puede no ser la respuesta para la prevención del cáncer. Entonces discutiremos con él o la paciente, otras formas de prevenir y detectar el cáncer de colon.

Cuando de tratamientos se habla, el tiempo es otro enemigo del médico y del paciente. La aspirina puede ayudar a disminuir el riesgo de cáncer de colon y otros problemas, pero los beneficios pueden ser bastante retrasados. La gente tiene que estar dispuesta a tomarla por lo menos 10 años, antes de que los beneficios comiencen, y no verá beneficio en la prevención del cáncer, específicamente por cinco a 10 años, después de iniciado el tratamiento. El médico ante ese comportamiento, no puede asumir el papel de “héroe” cosa que molesta a muchos. Eso significa dos cosas de parte de ambos: tienen que ser capaces de tolerar la aspirina durante mucho tiempo, y, quizás lo más importante, el beneficio de tomar la aspirina por adelantado, tiene que compensar el riesgo. Tanto el paciente como el médico, necesita colocar una nueva luz en su cerebro, a lo que es una enfermedad.

En resumen, a pesar de todo el esfuerzo por identificar nuevos y mejores medicamentos, es triste que no estemos aprovechando todo lo que ya tenemos. Los nuevos hallazgos de muchos estudios clínicos, enseñan que grandes beneficios para la salud, no se están realizando, simplemente porque no hay suficientes personas tomando aspirina. De igual manera podríamos hablar que sucede con otros tratamientos y procedimientos. Pero cada persona y comunidad tiene su propio conjunto de circunstancias que pueden afectar los riesgos y los beneficios del tratamiento con aspirina, así como sus propias preferencias. La decisión de tomar o renunciar a la aspirina es muy grande. El caso de la aspirina es un buen ejemplo del trasfondo social y económico que tiene un tratamiento y que hay que trabajar.

La aspirina puede ayudar a disminuir el riesgo de cáncer de colon y otros problemas, pero los beneficios pueden ser bastante retrasados. La gente tiene que estar dispuesta a tomarla por lo menos 10 años…

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