Cuando se habla sobre el porqué de la desnutrición, lo primero que viene a la mente es la inseguridad alimentaria. Pero esta sólo induce parte del problema. La cuestión es que la desnutrición puede presentarse de dos maneras: por exceso y por defecto. El causante principal de lo segundo es conocido por todos: el hambre.
Según la FAO, el número de personas que padecen hambre, está disminuyendo pero la situación es aún crítica. Son, de hecho, unos 850 millones de personas los padecientes – es decir, uno de cada nueve en el mundo. En nuestro medio, una de cada dos personas casi, no tiene suficiente comida para alimentarse bien y muchos de ellos padecen verdadera hambre a lo largo del año, una situación que se ha mantenido los últimos 20 años.
Tenemos que entender que en Guatemala, la causa y el efecto detrás de la persistencia del hambre es endémica – de intensidad variable según regiones – la sufre un porcentaje considerable de la población, lo cual es devastador para su desarrollo individual y social.
Hay una consideración que es primordial en la discusión sobre el hambre, sobre su problema en la sociedad, y es la necesidad de considerar la privación de alimentos, como una cuestión económica, en lugar de un «problema de la alimentación» en sentido estricto. El «derecho inalienable a la alimentación» entonces, es un concepto tanto vital como social y en esos dos dominios, es que cabe entender la causa y el efecto de la escasez de alimentos de varios tipos en individuos, hogares y comunidades y por tanto las adecuadas intervenciones
ESCENARIOS
El trabajo en salud pública, como toda actividad de mejoramiento social, exige una buena comprensión de los problemas, de las causas que los favorecen o impiden y de las personas que se ven afectadas. El cuestionamiento «¿quién tiene hambre?» tiene dos aspectos importantes que responder ¿a quiénes perjudica? y ¿cómo evitarlo? Por otro lado, los factores de vulnerabilidad al hambre, no se distribuyen uniformemente y los que trabajan en combatirlo, esperan que los resultados de sus acciones eliminen y neutralicen la vulnerabilidad y el éxito en ello, depende de la forma en que las personas se organizan para lograrlo.
No hay que confundir el hambre con la desnutrición. Los grandes esfuerzos realizados por los gobiernos, guatemaltecos han dado pocos frutos en ambos casos; el hecho es que la desnutrición está muy extendida en nuestro medio y toma diferentes formas, aunque su causa principal es una mal acceso a una buena alimentación. Usted puede estar desnutrido sin tener hambre. Sin embargo, independientes de las causas, el cuerpo con una mala nutrición, pierde su potencial físico, intelectual y social, en una y otra condición.
Igualmente la malnutrición por deficiencia, aumenta la propagación y las consecuencias de algunas enfermedades infecciosas y endémicas y aumenta las tasas de mortalidad, especialmente entre los niños menores de cinco años. Puede y es entonces y muchas veces, producto de un régimen mal balanceado de nutrientes en la dieta.
El hambre amenaza no sólo la vida de los individuos, sino también su dignidad. Una grave y prolongada falta de alimentos rompe las funciones del organismo, genera apatía, pérdida del sentido social e incluso despierta la crueldad hacia los débiles, especialmente los niños y los ancianos por el resto de la población.
Grupos enteros son entonces condenados a morir en la decadencia.
En nuestro medio, la etiología de las hambrunas fundamentalmente tiene que ver con la acción humana. En nuestro medio, no es raro que los pequeños agricultores, propietarios o inquilinos de pequeñas parcelas, que obtienen su sustento de la agricultura a un rendimiento muy bajo, pasen hambre en el intervalo entre dos cosechas. En el caso de que las cosechas anteriores han sido pobres, suele haber una hambruna más prolongada, que resulta en desnutrición aguda, lo que debilita sus cuerpos cuando se necesitarían toda su fuerza para prepararse para la próxima cosecha y hacer frente a las limitaciones. La escasez de alimentos, afecta siempre el presente y el futuro del que la padece: la gente en el peor de los casos, come hojas y semillas de cultivos, saquean los recursos naturales y aceleran la erosión, degradación o desertificación de la tierra.
“El hambre amenaza no sólo la vida de los individuos, sino también su dignidad. Una grave y prolongada falta de alimentos rompe las funciones del organismo, genera apatía, pérdida del sentido social e incluso despierta la crueldad hacia los débiles, especialmente los niños y los ancianos por el resto de la población. Grupos enteros son entonces condenados a morir en la decadencia”.
“Usted puede estar desnutrido sin tener hambre. Sin embargo, independientes de las causas, el cuerpo con una mala nutrición, pierde su potencial físico, intelectual y social, en una y otra condición”.
“No hay que confundir el hambre con la desnutrición. Los grandes esfuerzos realizados por los gobiernos guatemaltecos han dado pocos frutos en ambos casos; el hecho es que la desnutrición está muy extendida en nuestro medio y toma diferentes formas, aunque su causa principal es un mal acceso a una buena alimentación”.