Deprime y entristece el ánimo, saber la ingratitud de la cultura actual, al descalificar a otras, sin fundamento y conocimiento alguno. Ver una medicina robusta y bien organizada, que trata de ignorar a la que fue su fuente y de ella constantemente sustrae nuevos usos.
También deprime ver el abandono en que tiene a las comunidades rurales el sistema de salud, que poco comprende y pone atención a las necesidades y problemas de salud que enfrenta en su diario vivir y existir, la mujer y el hombre rural.