Diarrea y el estreñimiento. Foto La Hora. Cortesía.

 

Qué son estos dos males

Trastornos de cómo se mueven y funcionan los intestinos. Hay diversas situaciones, cosas como medicamentos, drogas incluso alimentos y otras enfermedades, que pueden alterar la motilidad o movimiento intestinal, inhibiéndola, estimulándola o modificando el tiempo de tránsito por el intestino de alimentos y nutrientes. Estas alteraciones contribuyen a la aparición de disfunciones intestinales, cuyas manifestaciones más frecuentes son la diarrea y el estreñimiento.

¿Qué hacen los intestinos?

Los alimentos que tomamos diariamente, son transformados en nutrientes por nuestro aparato digestivo. De esta forma, pueden ser absorbidos por la pared intestinal y acceder a la circulación sanguínea, donde serán distribuidos a las células y tejidos del organismo. Es en la primera parte del intestino delgado, donde tiene lugar, mayoritariamente, la absorción de estos nutrientes: los hidratos de carbono o azúcares, son absorbidos después de ser descompuestos en glucosa, galactosa y fructosa; las grasas se escinden en ácidos grasos y glicerol, las proteínas se descomponen en aminoácidos, etc. Al llegar al colon se produce una absorción de agua y electrolitos y, posteriormente, una acumulación de las materias fecales. Las contracciones del colon que se originan poco después de haber ingerido alimento son las que hacen posible el mezclado y la propulsión de los alimentos.

El tránsito de todos estos elementos a través del intestino depende, a su vez, de un adecuado equilibrio entre la captación y secreción intestinal de agua y electrolitos.

Asimismo, el aparato digestivo está íntimamente relacionado con otros sistemas (circulatorio, nervioso central, nervioso vegetativo, hormonal), que contribuyen al funcionamiento óptimo y a su regulación. A la gran cantidad de factores fisiológicos o patológicos que pueden afectar a la motilidad intestinal, deben añadirse factores ambientales, que dependen del entorno de cada individuo. Entre ellos, por su importancia, cabe destacar la dieta y el sedentarismo.

Cualquier alteración que influya inhibiendo o estimulando la motilidad intestinal o alterando el tiempo de tránsito por el intestino contribuye a la aparición de diversas disfunciones intestinales.

Diarreas

La diarrea puede definirse como una evacuación frecuente de heces blandas o acuosas sin formar (una deposición frecuente de heces de aspecto normal no se considera diarrea).

Tome en cuenta una cosa: La diarrea no se considera propiamente una enfermedad, sino un síntoma de otras afecciones. En las diarreas se produce un exceso de agua fecal, lo que origina una deficiente absorción de agua y nutrientes. En general, las diarreas pueden ir acompañadas de dolores llamados cólicos, debidos a un excesivo peristaltismo, tenesmo rectal, flatulencias, ruidos abdominales, náuseas, vómitos y mal sabor de boca. También pueden asociarse a alteraciones generales como fiebre, malestar general, mialgias, sed, hipotensión o falta de apetito.

En general, según su forma de presentarse y su origen y su daño, la diarrea puede clasificarse en aguda, diarrea del viajero, diarrea crónica y diarrea iatrogénica.

Diarrea aguda:

También recibe el nombre de gastroenteritis. Su origen más común es la infección bacteriana o viral. Es una afección frecuente en los niños. Toda diarrea aguda se caracteriza por una pérdida importante de agua y electrolitos por las heces, lo que va ligado a signos de deshidratación, a una hipoabsorción intestinal y a una intolerancia a las proteínas procedentes de la dieta. Según su etiología, las podemos distinguir en:

⦁ Diarrea aguda por toxinas bacterianas. Entre ellas, están las producidas por la toxina de la bacteria Staphylococcus aureus, que se encuentra en los alimentos contaminados como mayonesas y derivados lácteos. Su aparición es brusca, con dolor abdominal y vómitos, pero sin fiebre. Suele remitir espontáneamente a las 24 h y tiene un período de incubación aproximado de 4-6 h. La refrigeración adecuada del alimento evita la proliferación de la bacteria, que se produce entre 4 y 36 ºC. Otro tipo de gastroenteritis aguda es la debida a la toxina de Clostridium botulinum (causante del botulismo transmitido por las conservas caseras). Los primeros síntomas incluyen diarreas, náuseas y vómitos, a los que siguen manifestaciones neurológicas. La toxina de Clostridium perfringens (especialmente en cárnicos y mermeladas) se inicia con diarreas acompañadas de dolor abdominal.

⦁ Diarrea aguda de origen viral. Representa el 50-80% de las diarreas agudas del niño. Habitualmente se presenta en los meses de invierno. Generalmente es producida por rotavirus, que afecta a niños entre 6 meses y 5 años, y coronavirus y enterovirus. La transmisión de la infección se produce vía oral, a través de los alimentos y el agua. En el caso de las diarreas virales suelen aparecen, además, unos primeros síntomas de inflamación rinofaríngea, seguidos de fiebre, vómitos y aceleración de la motilidad intestinal.

⦁ Diarrea del viajero: Escherichia coli enterotoxígena es la responsable, en el 60% de los casos, de la denominada gastroenteritis del viajero, de la diarrea aguda del trópico y la enteritis infantil. La diarrea del viajero (también se la denomina «gripe intestinal») se caracteriza por aparecer durante la primera o segunda semana de estancia en países tropicales en vías de desarrollo, y por ser transmitida por el agua o los alimentos de dudosa procedencia higiénica. Se manifiesta por borborigmos y espasmos abdominales acompañados de náuseas y vómitos. En algunos casos, también pueden presentarse mialgias, cefaleas y una ligera elevación de la temperatura corporal. La curación de esta diarrea es espontánea, tras un proceso de 3-5 días. Si, además, aparecen fiebre y heces sanguinolentas, debe sospecharse de una causa bacteriana o parasitaria. Salmonella, Shigella o Staphylococcus son las responsables de las llamadas toxiinfecciones alimentarias.

⦁ Puede prevenirse consumiendo preferentemente agua embotellada, evitando las bebidas con hielo (ya que éste puede estar contaminado por gérmenes patógenos), pelando las frutas y verduras antes de ingerirlas y evitando tomar carne y pescado crudo o poco cocinado.

Diarrea crónica

La diarrea crónica es aquella que persiste más tiempo. Tiene una duración de más de 1 mes (unas 6 semanas), ya sea de forma constante o intermitente. Puede ser un síntoma funcional o síntoma de un trastorno grave. En el recién nacido se manifiesta por deposiciones frecuentes y blandas durante más de 4 semanas, con fases de remisión. Suelen ser debidas a desnutrición, infecciones parasitarias, intolerancias alimentarias (p. ej., a la lactosa o al gluten). Otras de las causas de diarrea crónica son el uso abusivo de laxantes, diarrea secundaria a fármacos (antiácidos con magnesio, lactulosa, antibióticos, sorbitol) o las derivadas del síndrome del colon irritable, entre otras.

Diarrea iatrogénica

Existen algunos fármacos que contribuyen a la aparición de diarreas. Es el caso de los antibióticos, que favorecen la proliferación de microorganismos como Salmonella y gérmenes productores de enterotoxinas.

Otros fármacos que pueden producir diarreas son la colestiramina, quinidina, guanetidina, colchicina, ácidos biliares, digitalina, bloqueadores beta, antidepresivos no IMAO, metmorfina, sales de litio, agentes procinéticos, fenilbutazona y, en general, todos los AINE. También hay que destacar los laxantes osmóticos y antiácidos (especialmente las sales de magnesio). Además, cabe recordar que abusar del sorbitol, hexitol o manitol, presentes, como sustitutivos del azúcar, en algunas dietas adelgazantes y en gomas de mascar, puede causar diarrea. En estos casos la diarrea remite al desaparecer el consumo del agente causal.

Estreñimiento

El estreñimiento es otra de las dolencias atribuibles a los trastornos de la motilidad digestiva. Se caracteriza por una evacuación infrecuente o incompleta de las heces, de frecuencia inferior a unas 3 veces por semana en adultos (en niños de entre 1 y 4 años, se considera la frecuencia inferior a 1 cada 2 días y en el lactante inferior a 1 cada día). También se habla de estreñimiento cuando existe sensación de evacuación incompleta (inferior a 35 g por día en un adulto joven). Suele ir asociado a otras molestias digestivas, como la sensación de pesadez, pérdida de apetito, lengua sucia, gases o fatiga.

Las causas más frecuentes del estreñimiento son las derivadas de una alimentación desequilibrada pobre en fibra (pan integral, verduras, frutas, legumbres), rica en azúcares refinados y grasas saturadas, a la costumbre de beber pocos líquidos, y a un descenso de la actividad física o sedentarismo, propio de los países desarrollados. También se asocia a ciertas dolencias del tubo digestivo (colopatías), dolencias extradigestivas (hipotiroidismo, diabetes), embarazo, anorexia y a una represión de la necesidad de evacuar. Asimismo, es frecuente presentar estreñimiento al cambiar de hábitos, por ejemplo, al realizar un viaje o tras una época de estrés. Tampoco hay que olvidar que ciertos fármacos contribuyen a la aparición del estreñimiento (recibe el nombre de estreñimiento iatrogénico).

Existen tres tipos de estreñimiento:

Estreñimiento funcional. Es un estreñimiento ligado a una dieta desequilibrada, pobre en fibra y residuos o con un aporte escaso de líquidos. Otro tipo de estreñimiento funcional es el ligado al síndrome de colon irritable, una dolencia multifactorial en la que se solapan factores como el estrés, la ansiedad, los trastornos emocionales o ciertos factores alimentarios.

Estreñimiento de origen orgánico. Es el que se produce de forma secundaria a un proceso de otra enfermedad, sea o no digestivo.Estreñimiento iatrogénico. Es el causado por la ingestión de determinados fármacos, por ejemplo, los jarabes antitusígenos de codeína y derivados opiáceos, las sales de aluminio y de calcio propias de los antiácidos, los anticolinérgicos, antihistamínicos H1, antidepresivos IMAO, neurolépticos, antagonistas serotoninérgicos, ciertos antihipertensivos como la clonidona o algunos antiarrítmicos. Hay que tener especial precaución con las asociaciones de fármacos, que pueden acentuar todavía más el estreñimiento. Asimismo, es desaconsejable el uso de laxantes irritantes, ya que, aparte de producir alteraciones intestinales, pueden crear dependencia.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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