Segunda opinión médica. Foto La Hora: Cortesía.
Las razones

No es desconfianza, no es duda, es búsqueda de certeza -dicen algunos. Y ¿por qué de desconfianza? Porque el médico que está consultando ve pocos casos o sabe de ello; porque no le conoce y no siente afinidad con él; por que le han dicho ser una enfermedad rara; por que desconfía de la unidad prestadora; porque no fue claro lo que le dijo el médico. En fin, muchas razones para saber con exactitud qué tengo y qué me ofrece el médico que consulté para tratarme o qué conseguiré con eso.

Justificaciones de segunda opinión

Su enfermedad no está clara, ni para usted ni para los suyos. Comenzó con un médico internista y luego pasó a un especialista.

Desconfianza en el sistema. Para muchos el médico primero que le ve, es del Ministerio de salud o del IGSS y el diagnóstico fue grave, y cuando eso sucede las voces alrededor del paciente, suelen alentarlo a que busque uno en la práctica privada o en entornos hospitalarios privados y mejor si es uno que tiene capacitación adicional en subespecialidades y tiene conocimientos y experiencia en ese campo y que ha tratado casos similares al suyo y los ha sacado adelante. La desconfianza en lo público es grande.

Donde más caro mejor. Otros derivan a ese paciente a una clínica grande, que emplea a una variedad de especialistas o dirigirse a un centro especializado y mejor si tiene médicos que han realizado investigaciones y están al día con los tratamientos.
Pero ¿qué es lo que más se observa cada día?

Pacientes o sus familiares o ambos, navegando por los sitios web en donde hay de todo, buscando y rebuscando desde qué puede tener, cómo es lo que el médico le dijo, sobre tratamientos y lugares que saben de ello y todo eso, la mayoría de veces, termina seleccionando sin base adecuada en ello o siendo timados.

Consejos sanos al respecto

Si usted no tiene confianza en su médico, no busque una segunda opinión, cámbielo.

Si tiene dudas sobre algo de su enfermedad, lo primero es que hable con su médico con sinceridad y ¡por favor! no se dejé guiar de juicios emitidos por personas o amistades que nada que ver con su problema de salud. Aunque le parezca raro, su propio médico es excelente recurso; comience diciéndole algo así: Me siento confundido y abrumado, y siento que una segunda opinión sería valiosa. ¿A quién vería usted si estuviera en mi lugar? Su médico creo que es quien daría la mejor segunda opinión y ayudaría a hacerle esa conexión.

Las unidades o asociaciones de pacientes, pueden ser un recurso orientador, pero no selectivo de quien le debe ver y las asociaciones de especialistas es una rama de gran utilidad ya sea en lo real o en lo virtual.

Si usted tiene acceso a la WEB busque asociaciones de prestigio nacionales serias o de países que van a la vanguardia en medicina y en que lo que se sospecha en usted es más frecuente. Solo sirve para aprender.

 

Al seleccionar a su médico de segunda opinión, cerciórese de su biografía profesional, que generalmente incluyen sus especialidades y enlaces a centros donde ejerce y vea su trabajo profesional, científico y académico.

También es posible que derive su inquietud a centros de excelencia sobre lo que tiene: clínicas que ofrecen atención integral e interdisciplinaria y recursos relacionados centrados en una afección en particular y que están diseñadas para brindar los mejores resultados posibles para el paciente en lo que tiene. No por ser más baratas o ser gratuitas, no son de confiar; califíquelas en base a su trabajo, no a apreciaciones.

Los grupos de pacientes y sus asociaciones tanto en internet como en el país, son otro recurso. Pueden ayudarlo a conectarse con un especialista. Pueden guiarlo dentro del mundo de la WEB.

Lo primero que debe hacer usted una vez sospecha que su enfermedad es fuera de lo común y que se va a prologar; una vez sienta que evoluciona desfavorablemente; haga una historia sobre su salud y sobre lo que le ha acontecido, a dónde se ha movido y que ha hecho y guarde todos los exámenes y pruebas que le hayan realizado y entonces con esa documentación bajo el brazo diríjase a la segunda opinión. “A menudo no recibimos esa información” dicen las investigaciones sobre segunda opinión. Sin registros, el segundo médico tiene que volver a solicitar pruebas y volver a documentar su historial médico. Del mismo modo, pregúntele a su médico de segunda opinión, qué información le gustaría ver del médico que le dio la primera opinión. Los documentos clave relevantes, incluyen resultados de pruebas recientes y escaneos de imágenes y una lista de medicamentos actuales y anteriores.

Lo primero: resolver diferencias

Si la segunda opinión médica difiere de la primera, hable con ambos médicos sobre las diferencias, no se ofusque, la medicina no es una ciencia exacta de dos más dos suman cuatro. Pregúnteles las bases de sus deferencias y es muy probable que entre ellos llegarán a un acuerdo. En algunos casos, puede ser necesaria una tercera opinión para resolver cualquier duda persistente sobre opiniones en conflicto, pero esto es la excepción no la regla. Consideran los médicos que: “A veces, resolver problemas de diagnóstico o del tratamiento es bastante sencillo, pero los pacientes y sus familias tienen dificultades para aceptarlo”. Y en esto, es importante que usted como paciente tenga claro si está rechazando un diagnóstico o un tratamiento, por no aceptarlo. Luego de dos opiniones, lo que se suele ver es que: Buscar una tercera o a cuarta opinión, termina aumentando la confusión y retrasando la atención.

Una historia

Hace años en un colegio, un joven saludable de 15 años y estudiante de segundo año de secundaria, tuvo una convulsión repentina que duró 30 minutos. Poco después de ese episodio, le diagnosticaron epilepsia y le recetaron medicamentos. Su neurólogo también le dijo que sus opciones profesionales eran limitadas y que nunca podría vivir solo. Él y sus padres estaban atónitos. Antes de su diagnóstico, se había concentrado en música, había soñado con convertirse en médico, ser músico, casarse y tener hijos algún día. Después de su diagnóstico, comenzó a reevaluar esos sueños.

A pesar de esa predicción sombría, dos años después, comenzó el diversificado, donde continuó teniendo convulsiones. Su neurólogo aumentó la dosis de su medicamento, pero no ayudó. Durante una convulsión, caminó aturdido entrando y saliendo de aulas que no eran suyas hasta que colapsó y comenzó a temblar. Afortunadamente, donde le ocurrió la convulsión, un grupo de compañeros lo vio y lo llevó a donde correspondía. Desde allí, lo trasladaron al departamento de emergencias del hospital más cercano, donde conoció a un especialista, quien le explicó que su medicamento no era apropiado para su tipo de epilepsia. Le recetó un nuevo medicamento y no ha tenido convulsiones desde entonces. El neurólogo también le preguntó qué quería hacer y él le dijo que esperaba ir a la escuela de medicina, pero que le dijeron que era imposible debido a su condición. Entonces el neurólogo le dijo: “Tienes epilepsia, pero no puedes dejar que te atrape’”. Él salió de la sala de emergencias con una sensación de control y una nueva perspectiva sobre su futuro. Eventualmente se graduó de la escuela de medicina. Ahora con 43 años, él mismo, que es neurólogo dice: “Vi a varios otros médicos después de mi diagnóstico inicial, pero pude rastrear quién soy y cómo entiendo mi diagnóstico hasta la segunda opinión que obtuve en el departamento de aquella emergencia”. Parte del trabajo del médico de la segunda opinión es orientar a su paciente a que acepte, entienda y aprenda a vivir con su enfermedad.

Las experiencias de la mayoría de las personas de ver a un segundo médico, no resultan tan dramáticas. En el caso de nuestro estudiante, esa consulta en el departamento de emergencias resultó en una atención más especializada y específica. En otros casos, puede revertir un diagnóstico erróneo. Pero no podemos decir que el primero siempre se equivoca. Un estudio publicado en 2017 en el Journal of Evaluation in Clinical Practice encontró que solo en el 21% de los casos, las segundas opiniones dieron como resultado diagnóstico finales que eran claramente diferentes de los diagnósticos originales. Y eso varía mucho según enfermedad y calidad de la medicina, pero no suelen cambiar mucho esas cifras. En el caso de los pacientes de neurología, que son de los más graves y difíciles de diagnosticar y de predecir su futuro, la mayoría obtiene un diagnóstico confirmado o un plan de tratamiento diferente en lugar de un diagnóstico completamente nuevo. En nuestro país, este tipo de estudios no se ha realizado.

 

Los médicos entendemos esta inquietud

Los especialistas pueden proporcionar más detalles sobre el diagnóstico y cómo puede desarrollarse y los médicos están conscientes que “Aconsejaría a cualquiera que se enfrente a un diagnóstico grave, obtenga una segunda opinión” y terminan diciendo: “Hay demasiado en juego y muy poco que perder. Puede costar más o ser un inconveniente, pero es por su salud y bienestar”. Para afecciones con pocos tratamientos y malos resultados, una segunda opinión es buena pero también, esa segunda opinión puede derivarlos a un ensayo clínico para una terapia emergente. El paciente debe tener siempre presente que ningún médico está por encima de necesitar la ayuda de un colega de vez en cuando sobretodo, cuando se trata de cirugía o medicamento de alto riesgo, atención insatisfactoria especialmente cuando se trata de enfermedades que requieren un tratamiento temprano y efectivo para evitar que la función de los órganos se deteriore, a veces de manera irreversible como sucedió en casos de COVID-19. Otro caso es cuando se necesita más información. A veces, un médico general incluso un especialista, no tiene el conocimiento, la capacitación o la experiencia que requiere su afección y puede consultar a otro o bien derivar a su paciente a este.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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