la promoción de estudiantes que iniciamos a mediados de los 60 nuestra CARRERA DE MEDICINA en la Universidad de San Carlos de Guatemala (única universidad en el país en aquel entonces) cumplimos 50 años de vida profesional. Foto La Hora: Cortesía.

 

Este año, la promoción de estudiantes que iniciamos a mediados de los 60 nuestra CARRERA DE MEDICINA en la Universidad de San Carlos de Guatemala (única universidad en el país en aquel entonces) cumplimos 50 años de vida profesional. Por supuesto, todos respetables septuagenarios ya.

Nuestra vida resulta interesante de escudriñar, pues al igual que el político, estamos permanentemente bajo el escrutinio de individuos y sociedad, pues nuestro agitar diario, de una u otra forma lo hemos hecho, para atender la salud y atención a las enfermedades de ciudades, poblaciones e individuos, a lo largo y ancho de todo el país. Diariamente llueva, truene o relampaguee, nuestra voz y trabajo se ha alzado, para curar y mantener la salud y para identificar y señalar cambios en el discurso político, corriendo tras el bienestar de las poblaciones. Realizamos nuestro hacer cotidiano, atentos y dedicados a buscar el bienestar humano y a fortalecer el desarrollo de sus potencialidades, y en eso se nos ha ido la pasmosa cantidad de 3,500 años vida, sin tener que atender un sistema de producción económica como fin, y ofreciendo al que se nos ha acercado, servicios concretos para provecho de su bienestar.

Del vivir y hacer de cada médico de la generación del 72, pueden sacarse valiosas enseñanzas y aprendizajes; eso sería un libro de una labor académica y de mayor profundidad; pero como fruto de culminación de cincuenta años de ejercer la profesión con rigor científico y el rigor moral, dos cualidades fundamentales, en ausencia de los cuales un hombre no puede ser llamado médico, queremos en próximos números, presentar en este medio todos los lunes, un análisis coherente y sus reflexiones, de lo que ha sido nuestra experiencia y aportar con nuestras ideas, a un mejor desarrollo de la salud en Guatemala, que permita a las nuevas generaciones médicas y a la sociedad y sus líderes, un cambio de enfoque a la salud, que tanto necesitamos.

Durante décadas, hemos visto desfilar ante nuestros ojos, hechos tan nefastos para la salud, sin que la investigación de las verdaderas causas de la enfermedad, la preocupación y el respeto por el paciente, su atención, que caracterizan el enfoque de una medicina moderna, se haya cumplido, pese a cientos de promesas, ni por el sector político ni por el institucional. Eso son todavía hoy errores, aunque para algunos también horrores, que inciden en que la medicina guatemalteca no tenga la reputación que se merece. Se ha trabajado con cascaritas de huevo, afirman muchos de mis colegas. Recordar las lecciones aprendidas de la experiencia pasada y sugerir sus cambios, será nuestra tarea en próximos números, ya que consideramos que es la única manera de mantener joven y claro a la vez que vivo, el verdadero espíritu de la práctica de la medicina, que consiste en recurrir a la información aprendida que ha mostrado ser útil, en cuestiones de interés para la salud pública.

También esperaríamos con esto, que el Gobierno recurra a nuestro consejo y reflexiones con más frecuencia. Nuestro deseo de progreso para la medicina nacional, aun impulsa nuestro ejercicio profesional. Cualquier cosa que pueda influir en el progreso del conocimiento médico o en la organización de su atención, todavía nos entusiasma y alienta profunda y directamente, y no nos cabe la menor duda, que la experiencia del pasado que acumulamos, puede servir de algo para una mayor confianza colectiva, en el progreso futuro, en la lucha contra la enfermedad y en la capacidad de nuestros investigadores y médicos, para garantizarlo.

 

Los médicos conocedores de la naturaleza humana, nos convertimos muchas veces en guardianes, de los miedos y las esperanzas que habitan el cuerpo y el espíritu humano; sus recovecos de dolor y alegría en una sociedad como la nuestra, nos ha enseñado que en nuestro medio, todo el bienestar humano se da de manera injusta e inequitativamente, en gran parte debido a un carente enfoque de una política social en la satisfacción de las aspiraciones individuales y el desarrollo de la persona, en la mayoría de la gente. Estamos convencidos que la política de salud debe cambiar, transformarse en su organización y funcionamiento y preocuparse constantemente por las condiciones que permitan a los médicos, ser practicantes investigadores y tratantes de limitaciones, apuntando al mayor progreso posible de la salud individual y de pueblos. Y en todo ese mundo de trasformaciones que necesitamos, nuestra experiencia la consideramos útil de divulgar. Esa necesidad de progreso tiene todavía un campo inmenso por delante.

De antemano tenemos claro y señalamos, que de tres cosas depende el desarrollo futuro de un buen sistema de salud para nuestra nación, cosas que pueden beneficiar plenamente el progreso actual de la medicina y que debe ser tarea de análisis, reflexión y acción: 1º Darle prioridad a la investigación médica y epidemiológica, 2º Darle una nueva dimensión a la política de prevención y llevarla a una verdadera coordinación con el sistema asistencial y 3º incrementar la cobertura y calidad de nuestro sistema sanitario. Creemos que nuestro aporte puede iluminar el pensamiento y actuar e iluminar a políticos y profesionales de la salud.

Enfocarnos en administración de recursos es otro tema prioritario.

Mejoría en la innovación tecnológica, cuyos importantes cambios y perspectivas hemos sido testigos y beneficiarios, están a disposición y han sido destacadas para el manejo de la salud y los pacientes, innovación en la tecnología biológica, médica, y salubrista, son aplicaciones que deben fomentarse enérgicamente; llevarse a todos.

Pero la satisfacción de la demanda tecnológica, exige a la par, de una revisión cuidadosa de capacitación y preparación de personal, que debe considerarse dentro de las reformas educativas que se necesitan. Vemos que el futuro progreso de las ciencias médicas vendrá de la investigación interdisciplinaria y eso demanda de reformas encaminada a mejor formación con una visión integral de parte de las escuelas formadoras de profesionales, orientando los medios disponibles hacia los sectores en los que la clínica, la sanidad y la ciencia, tienen más posibilidades de ser útiles y de progresar, con posibilidades reales de éxito.

Por último, entre las diferentes estructuras que conforman el sistema de salud, debe reestructurarse la colaboración entre la Universidad y los institutos de investigación, con las instituciones de servicio y planificadoras; una necesidad de nuestro tiempo, que ya no debe dejarse y que debe ir más allá de planteamientos teóricos, para incursionar en planes de acción concretos.

 

Para terminar con este marco introductorio, queremos señalar que la combinación de voluntad colectiva y responsabilidad individual, que caracteriza toda política de prevención eficaz de salud, pero también la de atención a la salud y la enfermedad, es especialmente necesaria hoy en la lucha contra las grandes lacras sociales y en este campo, también queremos dejar nuestro aporte. La lucha contra los flagelos que atentan contra la salud y bienestar, requiere de acción conjunta, profunda y a largo plazo.

El resumen de nuestro andar y ejercicio por estas tierras, podría decirse que ha sido “donde toda incomodidad tiene su asiento, y donde todo triste ruido hace su habitación” tratando de acabar con las asperezas y desabrimientos de los que, en tales lugares, están presos o atados. De ese modo, tenemos claro: El hacer médico se ha renovado enteramente en nuestros días.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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