Causas

Las enfermedades autoinmunes pueden tener una causa genética o ambiental conocida o un grado variable de ambas.

En el mundo médico, cuando se desconoce la etiología de una enfermedad con un fenotipo[1] clínico o biológico identificable se considera “idiopática”. Cuando una enfermedad tiene una causa exógena conocida, como una bacteria o una toxina, la enfermedad se clasifica como inducida por el agente exógeno.

Ejemplos de enfermedades autoinmunes inducidas exógenamente incluyen lupus inducido por procainamida, esclerodermia inducida por gadolinio y varios fenómenos autoinmunes, especialmente enfermedades pulmonares y gastrointestinales inducidas por receptor de antígeno quimérico, anticuerpos monoclonales y tratamientos con inhibidores de puntos de control para tumores malignos.

Como lo demostró la pandemia de COVID-19, las infecciones pueden desempeñar un papel en la inducción o exacerbación del LES y causar otras enfermedades autoinmunes como la miocarditis. Los tóxicos ambientales también pueden causar enfermedades autoinmunes como el síndrome del aceite tóxico español, fascitis eosinofílica desencadenada por la ingestión de L-triptófano, sarcoidosis posterior al 11 de septiembre y síndromes similares a miositis y esclerodermia que se encuentran en mineros del oro y trabajadores de la industria del cloruro de polivinilo.

El peso del sexo es importante

La mayoría de las enfermedades autoinmunes son más frecuentes en mujeres que en hombres, con estimaciones que atribuyen más del 75 por ciento de incidencia de enfermedades autoinmunes en mujeres. Pero en medicina nada es absoluto. Entre las excepciones se encuentran la diabetes mellitus tipo 1 y la miocarditis, que ocurren con mayor frecuencia en niños u hombres. La investigación sugiere que el sexo y las hormonas esteroides pueden contribuir a estas disparidades relacionadas con el sexo.

Las hormonas sexuales, tanto naturales como sintéticas, interactúan directamente con las células del sistema inmunitario a través de receptores ubicados sobre o dentro de las células inmunitarias. Las hormonas esteroides, incluidos los estrógenos y los andrógenos, afectan la producción de anticuerpos y la proliferación de células inmunitarias y, de esta manera, pueden aumentar o inhibir la respuesta inmunitaria. En las mujeres, por ejemplo, se sabe que el estrógeno hace que las células B produzcan una mayor respuesta de anticuerpos y autoanticuerpos en comparación con los hombres, mientras que los hombres pueden desarrollar una inflamación más grave en respuesta al estrógeno. Las fuentes de hormonas incluyen fuentes externas como la dieta (p. ej., soya), medicamentos (p. ej., píldoras anticonceptivas) y productos para el cuidado de la piel, así como el cuerpo, que produce esteroides. En estos momentos, la investigación tiene gran interés en comprender cómo las hormonas sexuales regulan la respuesta inmune.

Sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como fenoles, parabenos y los ftalatos, pueden influir en las diferencias sexuales en las enfermedades autoinmunes al alterar los niveles y/o proporciones de hormonas sexuales. Además, el cromosoma X codifica muchos genes del sistema inmunológico, y la inactivación desregulada de X, puede contribuir a las diferencias sexuales en las enfermedades autoinmunes. Gran parte de nuestra comprensión de las diferencias sexuales y la respuesta inmunitaria durante las enfermedades autoinmunes, se basa en estudios que utilizan modelos animales. En términos de prevalencia y gravedad de la enfermedad, muchos modelos animales demuestran un sesgo sexual similar al observado en humanos.

Hay una cuestión semántica asociada con el sexo y el género que es relevante para esta investigación. El término sexo, generalmente se refiere a las diferencias sexuales biológicas entre hombres y mujeres (cromosomas, hormonas y órganos reproductivos, por ejemplo) que afectan la salud, mientras que el género se refiere a las diferencias en los roles, características y funciones construidos socialmente. y comportamientos de mujeres y hombres. Los estudios deben diferenciar esto. En la actualidad, la comunidad investigadora ha abogado por desagregar datos y análisis por sexo y género.

Los mecanismos biológicos

No cabe duda que son características definitorias de la enfermedad autoinmune, ya que reflejan una función mal regulada de una o muchas partes de vías de inflamación, como anticuerpos/autoanticuerpos; macrófagos, eosinófilos y células T y B; citoquinas; genes y expresión génica; microbioma; vías de desintoxicación; y funciones alteradas del tejido de barrera del endotelio, la mucosa, la sangre y el cerebro y la placenta.

Para formas idiopáticas, inducidas exógenamente y genéticas de enfermedades autoinmunes, los mecanismos defectuosos pueden operar de forma independiente, simultánea o en concierto.

Mucha literatura médica se centra en enfermedades autoinmunes «idiopáticas» específicas, pero lo cierto es que los límites de definición cambiantes de los diagnósticos, los diferentes propósitos del uso de los nombres de los diagnósticos, los nuevos datos que definen los mecanismos en las enfermedades genéticas o inducidas exógenamente, y las nuevas formas de pensar sobre los mecanismos de las enfermedades, garantizan que en un futuro próximo, habrá un necesidad de reestructurar el concepto de enfermedad autoinmune.

Por de pronto, no existen definiciones estándar ni de autoinmunidad ni de enfermedad autoinmune, las enfermedades son heterogéneas y tienen una duración prolongada. Además, algunas partes conceptualizan enfermedad autoinmune según criterios clínicos, mientras que otros actores las consideran entidades biológicas con fronteras superpuestas.

 

Fuentes de datos y limitaciones

Dos medidas comúnmente utilizadas para calcular la ocurrencia de una enfermedad son la incidencia y la prevalencia. La incidencia se refiere a la frecuencia de nuevos casos en una población en un período de tiempo específico; por ejemplo, la cantidad de personas a las que se les diagnostica una enfermedad por año expresada como nuevos casos anuales por cada 100 000 personas. La prevalencia se refiere al número total de personas con una enfermedad en un período de tiempo definido, y puede incluir también a personas recientemente diagnosticadas.

Los datos de incidencia y prevalencia de enfermedades autoinmunes en el mundo, son limitados y pueden ser difíciles de encontrar, no digamos en Guatemala en donde no existe un sistema de notificación obligatoria ni un registro nacional de enfermedades autoinmunes.

Para un ejemplo de la dificultad para encontrar datos básicos, actualizados y precisos sobre la aparición de enfermedades autoinmunes puede verse con las enfermedades inflamatorias del intestino (EII): la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. Búsqueda exhaustiva de datos sobre la prevalencia en los EE. UU. de estas enfermedades producen datos con diferentes estimaciones de prevalencia en 2020 que oscilan entre 1,2 y casi 4 millones.

Problema similar tenemos para las muertes relacionadas con las enfermedades autoinmunes; los estudios han demostrado un subregistro considerable de las enfermedades autoinmunes como causa de muerte, con ninguna mención de una condición subyacente en 40 a 80 por ciento de las muertes de personas inscritas en estudios clínicos de cohortes de LES y artritis reumatoide. La mortalidad en la mayoría de las enfermedades autoinmunes queda solapada, ya que se registra como resultado de, complicaciones tales como enfermedad cardiovascular, infección o malignidad en lugar de causa específica de enfermedad tal, como hemorragia letal resultante de trombocitopenia. Estudios de la edad de muerte de personas con diagnóstico autoinmune se ha usado como una medida indirecta de la mortalidad. De tal forma que es posible que usted encuentre que: “las enfermedades autoinmunes sistémicas constituyen un grupo raro de causas de muerte, pero contribuyen a la mortalidad a través de múltiples comorbilidades. Los sistemas de clasificación podrían adaptarse para abarcar mejor estas enfermedades como categoría”.

Entre las enfermedades autoinmunes más comunes se encuentran la enfermedad celíaca, artritis reumatoide y psoriasis, con tasas estimadas de prevalencia de aproximadamente 790 a 939 por 100,000 personas; Enfermedad inflamatoria del intestino con una tasa de prevalencia de aproximadamente 500 por 100,000; esclerosis múltiple, con tasas de prevalencia de aproximadamente 300 por 100,000; y diabetes tipo 1, con una tasa de prevalencia de aproximadamente 190 por 100,000. Los datos disponibles relacionados con la enfermedad de Sjögren (el sistema inmunológico del cuerpo ataca a sus propias células saludables que producen saliva y lágrimas) se limitan a la enfermedad de Sjögren primaria, que no ocurre junto con el LES, la artritis reumatoide o la esclerodermia y por lo tanto subestima la carga general de esta condición.

En general se ha estimado que la mayor incidencia de estas enfermedades ha venido creciendo con el tiempo y las variaciones de la relación por sexo de las principales enfermedades en la actualidad se estiman de la siguiente forma: Con respecto a la incidencia de la enfermedad en niños, un estudio de artritis idiopática juvenil encontró una mayor incidencia en mujeres en comparación con hombres en cada uno de los grupos de edad estudiados (edades de 0 a 5, 6 a 10 y 11 a 15 años). Otras enfermedades autoinmunes no muestran un predominio femenino en los niños, y algunas enfermedades, como la diabetes tipo 1, ocurren con más frecuencia en niños que en niñas. 


[1] El fenotipo de una persona se determina a partir de su composición genómica (genotipo) y los factores ambientales

Aunque la mayoría de las enfermedades autoinmunes pueden ocurrir a cualquier edad, las diferentes enfermedades presentan patrones diferentes con respecto a la edad de inicio o diagnóstico. Por ejemplo, la diabetes tipo 1 se presenta con mayor frecuencia entre los 5 y los 15 años de edad, pero la incidencia se extiende entre los 30 y los 39 años, y las tasas fueron más altas para los hombres en comparación con las mujeres a partir de los 10 años. Las tasas de incidencia de la enfermedad de Sjögren primaria aumentan constantemente durante la edad adulta, alcanzando tasas más altas alrededor de los 65 a 74 años, con una mayor incidencia observada en mujeres. Y así, cada enfermedad tiene sus peculiaridades al respecto.

De igual forma, existen disparidades conocidas en la incidencia y la prevalencia, la gravedad, el pronóstico, los resultados y la atención relacionada con las enfermedades autoinmunes. Estas disparidades en general se ha encontrado que afectan negativamente a los grupos socialmente desfavorecidos y marginados en función de la raza y el origen étnico, el nivel socioeconómico y la región geográfica. Además, estos factores pueden interactuar entre sí para causar, acentuar y perpetuar las disparidades de salud a nivel de paciente individual, comunidad y sociedad.

Con respecto a las disparidades raciales y étnicas en la incidencia o prevalencia de la enfermedad, es importante señalar que ningún patrón único describe los patrones observados entre las enfermedades autoinmunes; para algunas enfermedades, las tasas más altas ocurren entre las personas de raza negra, mientras que, para otras enfermedades, las tasas más altas ocurren en las personas de raza blanca. Por ejemplo, los estudios han informado mayores tasas de artritis idiopática juvenil, enfermedad hepática autoinmune y LES en pueblos indígenas de los Estados Unidos y Canadá.  Los estudios también han encontrado disparidades en la gravedad y el pronóstico de Muchas enfermedades según la raza y el origen étnico.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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