Alfonso Mata

Al observar los milagros de la medicina moderna, las condiciones sanitarias, las muchas opciones para dietas saludables y consumos consistentes, es fácil decidir que vivimos mucho más tiempo que nuestros antepasados, especialmente cuando estudiamos la demografía en diferentes períodos de la historia pero ¿es cierto eso?. De hecho, generalmente creemos que la esperanza de vida humana ha aumentado constantemente desde la Edad de Piedra, cuando una persona por encima de treinta años podría considerarse inútil para la tribu, hasta el día de hoy, cuando la esperanza de vida media en los países desarrollados supera los 80 años. No deja de molestar a los rusos, pero de igual manera a todos, que hace apenas un siglo y tanto, Turgenev escribió en un cuento: «Un anciano de unos cuarenta años entró en la habitación». ¡Ancianos a los cuarenta!. En la Inglaterra de 1841 la esperanza de vida de una niña era de 43 años, la del niño de 40. En 2016 de 83 y 79 años respectivamente.

La tesis de un aumento constante de la esperanza de vida, puede haber sido cierta para Europa desde la Edad Media, pero hay algo aun en la vieja Europa, que no encaja bien en eso de vejez y esperanza de vida y es la Grecia clásica. Es cierto que la esperanza de vida de un recién nacido era de solo 30 años debido principalmente a la alta tasa de mortalidad de los niños pequeños por infecciones, mala nutrición; cosa que es diferente a decir que los mecanismos fisiológicos de esperanza de vida no estaban bien desarrollados ya desde hace milenios. En efecto, sí el niño llegaba sin peligro a la edad de cinco años, tenía buena posibilidad de una larga vida. Los expertos antropólogos e historiadores, concluyen que en la antigua Grecia, la esperanza de vida promedio alcanzó rangos y picos, que luego se alcanzaron solo en el siglo XX. No estamos hablando de suposiciones. Para juzgar cuántos años vivieron los antiguos griegos, podemos usar las inscripciones de lápidas, así como la información de escritos. Solo como ejemplo, veamos una lista de celebridades griegas antiguas, nacidas entre los siglos VII y III antes de Cristo, indicando la edad de la muerte:

Pittac, tirano de Mitilene, unos 80 años.

Solón, estadista, alrededor de 70 años.

Pisístrato, tirano de Atenas – 73.

Jenófanes, filósofo, alrededor del 92.

Pitágoras: alrededor de 80.

Anaximenes, filósofo – alrededor de 70.

Parménides, filósofo, alrededor del 95.

Arístides, líder militar – alrededor de 72 años.

Sófocles, dramaturgo alrededor de 90 años

Anaxágoras, filósofo – alrededor del 72.

Eurípides, dramaturgo, alrededor de 76 años.

Gorgias, filósofo – 105-109.

Sócrates (ejecutado) – 70 años.

Hipócrates, doctor – 90 o 100.

Demócrito, filósofo – 90 o 100.

Antístenes, filósofo – alrededor de 80.

Jenofonte, escritor – 75.

Platón, filósofo – 81.

Diógenes, filósofo – 77 o 91.

Jenócrates, filósofo – 86.

Antipater, líder de Macedonia, alrededor del 78.

Teofrasto, filósofo – 84.

Pirrón, filósofo – 90.

Filemón, escritor de comedia, alrededor del 99.

Epicuro, filósofo – 71.

Zenón, filósofo, alrededor del 72.

Cleant, filósofo – 99.

Timón, filósofo – 90.

Aristarco, astrónomo – alrededor de 80.

Arquímedes – alrededor de 75.

Crisipo, filósofo – alrededor del 73.

 

En esa lista hay un hecho a resaltar, todos ellos eran representantes de las clases privilegiadas y pareciera que desde entonces habían y existían ya estilos de vida diferente entre nobles y plebe. Pero a la vez la longevidad no era despreciable. En caso de guerra, todos eran reclutados hasta los 60 años. Uno podría convertirse en senador en Esparta o en juez público en Atenas, solo después de 60 años. Cuando Sócrates fue condenado a muerte, no se le consideró un anciano. Sófocles escribió su última obra a los 82 años. El filósofo Isócrates creó su obra principal, un tratado de educación, a la edad de 82 años y a los 98 se suicidó dejando de comer.

Entonces como algo propio podríamos preguntarnos ¿Cuál es el secreto del «milagro griego»? Esto no está muy claro. En los siglos siguientes, la esperanza de vida se redujo drásticamente, aunque no hubo cambios bruscos de clima o nutrición: los pueblos del Mediterráneo, comían principalmente pescado, aceitunas, higos, que lo regaron con vino puro o diluido y continuaron comiendo eso por siglos. Quizás el hecho es que los griegos prestaron gran atención a la higiene corporal y espiritual, la gimnasia y la dieta. El lema «nada en demasiado» fue popular. En medicina, según las enseñanzas de Hipócrates, se prestó mucha atención a la higiene y la prevención. En los siguientes siglos, esta cultura de un estilo de vida saludable se perdió en gran medida.

Y en nuestro medio qué ha sucedido. Los arqueólogos y antropólogos, a menudo estiman incorrectamente la edad de las personas enterradas en la antigüedad, basándose en los huesos encontrados. Así, en los años cincuenta se descubrieron los restos del rey maya Hanab Pakal, que vivió en el siglo VII d.C. Los antropólogos examinaron los huesos y dijeron que el hombre tenía unos 40 años. Solo tres décadas después, cuando se descifraron los jeroglíficos mayas, fue posible leer la inscripción en la tumba. Resultó que Hanab Pakal vivió 80 años. Las fuentes escritas en griego antiguo se han conservado mucho mejor y son mucho más fáciles de leer. Lo poco que se tenía al respecto para la conquista de América fue destruido, por el conquistador y el religioso (códices, etc) El arqueólogo inglés Mark Pollard cree que los métodos modernos para determinar la edad de los huesos a veces subestiman la edad en dos o tres décadas. Tal vez simplemente subestimamos la esperanza de vida de los pueblos antiguos, ya que no hay datos escritos sobre ellos.

Lo que debemos tener muy en claro es la edad alcanzada por alguien que se producto más que de su genética de su epigenetica. La primera es el potencial y parece por lo que hemos visto que desde hacía siglos estábamos genéticamente dotados para vivir por encima de los ochenta años, pero ese potencial para echar andar óptimamente, necesita de un estilo de vida y una ambiente adecuados, es combinación genoma, ambiente, estilo de vida lo produce y se manifiesta en determinada edad alcanzada. Por otro lado el poeta griego Hesíodo hablando de estilos de vida, escribió que un hombre debía casarse cuando no tuviera menos de 30 años ni mas de ellos. En el siglo I, Plinio el Viejo, romano que escribió el libro Historia natural, dedicó un capítulo completo de esta obra a explicar los centenarios. En 2016, Gazaniga publicó los resultados de un estudio de más de 2,000 esqueletos romanos antiguos enterrados en fosas comunes. Todos eran representantes de la clase trabajadora de esa sociedad. Su edad promedio de muerte fue de 30 años un error en estimaciones de edad de diez años podría llevarlos a los 40-50 ¿diferente al de campesinos actuales en extrema pobreza?

En esa misma sociedad, la emperatriz romana Livia, esposa de Octavio Augusto, vivió 86- 87 años. El emperador romano Tiberio murió a la edad de 77. Dinero y poder siempre han sido sinónimos de más esperanza y longevidad. No parece ser tan cierto. Un estudio reciente, analizó datos sobre aproximadamente 115,000 nobles europeos, descubrió que los reyes vivían en promedio seis años menos que los nobles menores, como los caballeros. Los historiadores-demógrafos, examinando registros en los libros parroquiales de los condados de Inglaterra en el siglo XVII, se toparon con que la esperanza de vida de los aldeanos era más alta que la de los nobles. Ambientes diferentes y estilo de vida diferentes agitan de diferente manera los genes. Pereciera entonces que la dotación genética y funcional de la duración biológica de la vida no se ha modificado mucho.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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