Alfonso Mata

Hay una canción cuya letra dice así:

Apaga las luces

Se acabó la fiesta

Dicen que todas las

cosas, deben terminar

Solo fue una noche

Se acabó la fiesta

Y mañana comienza

Un mismo bogar

Por su lado Fyodor Dostoevsky, en los hermanos Karamazov escribía: «El gran misterio de la vida humana es que el viejo dolor se convierte gradualmente en un gozo tranquilo y tierno. La suave serenidad de la vejez ocupa el lugar de la sangre desenfrenada de la juventud. Bendigo el sol naciente cada día y, como antes, mi corazón canta conocerlo, pero ahora me encanta aún más su entorno, sus rayos largos y oblicuos y los recuerdos suaves, tiernos y gentiles que los acompañan…»

 He tomado los periódicos de la semana y desplazándome por las noticias de sus páginas, me he dado cuenta que a diario, al menos tres de ellas, tienen que ver, en forma directa o indirecta con el COVID-19, ya sea con titulares como: «El número de muertos sigue aumentando o no hay vacunas» o «El COVID-19 puede tener consecuencias para la salud a largo plazo» y «Los sistemas de atención de la salud están abrumados».  Tres hechos diferentes que vienen sucediendo desde hace meses y a cuya solución los gobiernos prestan poca atención, pero que indudablemente afecta el estado de ánimo de las personas sean lectoras o no de noticias; pues si uno entra a las redes sociales, se encuentra que cosa igual sucede. Este escenario no es nuevo, quizá lo sea el hecho de que ahora es más fácil caer en las redes de tan infaustas noticias y que ahora más que antes, los que tenían acceso a esa información y se afectaban por ello eran menos que ahora.

Las investigaciones han mostrado que las personas tienden a buscar información durante tiempos de incertidumbre; eso se ha asociado con que es un mecanismo natural de supervivencia. Pero, eso en la actualidad ha cambiado de intensidad, frecuencia y duración y entonces los científicos se preguntan ¿la búsqueda persistente de información en las redes sociales, a lo que están llamando “doomscrolling”, es útil durante una pandemia o en cualquier momento? La duda no ha persistido; empieza a existir ya información sobre los efectos de las malas noticias en el estado de ánimo. En general, esta sugiere que la exposición a noticias negativas de COVID-19, muy probablemente resulta perjudicial para nuestro bienestar emocional y de hecho, la evidencia preliminar muestra los efectos del consumo de noticias COVID sobre la angustia mental. Por ejemplo, varios estudios realizados en varios países de lo que va de la actual pandemia,  nos enseñan que cuanto más tiempo pasan los participantes de redes, lectores de periódicos o televidentes de noticieros, consumiendo noticias de COVID, más infelices se sentían. No obstante los hallazgos, los estudios dejan algunas preguntas clave sin respuesta. ¿  “Doomscrolling” hace que la gente se sienta infeliz, o es más probable que las personas infelices sean las buscadoras? ¿Cuánto tiempo invertido en “doomscrolling” es un problema? ¿Y qué pasaría si, en lugar de “doomscrolling”, estuviéramos buscando otro tipo de noticias, olvidándonos de que la humanidad está en crisis global? Pero hay otro estudio que responde aunque preliminarmente a esta duda. Ese estudio en EE. UU. mostró a  cientos de personas contenido del mundo real en Twitter o YouTube durante dos o cuatro minutos. Los fans de Twitter y los videos de YouTube, presentaban noticias generales sobre COVID o noticias positivas sobre COVID. Luego se midieron los estados de ánimo de esos participantes mediante un cuestionario y compararon sus estados de ánimo con los de los participantes que no fueron expuestos a ninguna noticia o contenido. Las personas a las que se les mostraron noticias generales relacionadas con COVID, experimentaron un estado de ánimo más bajo que las personas a las que no se les mostró nada en absoluto. Mientras tanto, las personas a las que se les mostraron noticias de COVID que involucraban actos de bondad o positivas, no experimentaron el mismo deterioro en el estado de ánimo, pero tampoco obtuvieron el impulso en el estado de ánimo que se esperaría de las buenas noticias. Esos hallazgos sugieren que dedicar tan solo dos a cuatro minutos, diario o más frecuente, a consumir noticias negativas sobre COVID-19, puede tener ya un impacto perjudicial en nuestro estado de ánimo. Aunque no se vio mejora en el estado de ánimo entre los participantes a los que se les mostraron noticias positivas relacionadas con actos de COVID, esto puede deberse a que el COVID estaba muy presente. De tal manera, aunque haya que estudiarlo mejor: «Solo cinco minutos diarios dedicados a las redes sociales, son suficientes para sentirse miserable», afirman los autores.

Por consiguiente, la gran duda es ¿qué podemos hacer para cuidar de nosotros mismos y hacer que nuestro tiempo en las redes sociales sea más placentero? A los lectores de periódicos, saltarse las noticias sobre COVID-19 podría ser una sugerencia. En los fans de redes, una opción sería  eliminar selectivamente cuentas de redes sociales que enfatizan en ello. Por cierto y es curioso, en países europeos y EE. UU. las cifras muestran que muchos de los usuarios han abandonado sus  plataformas o la usan mucho menos.

Pero entonces y dados otros objetivos de las redes, ¿qué tan realista es distanciarnos de las plataformas que conectan casi la mitad de la población mundial, particularmente cuando estas plataformas ofrecen interacciones sociales en un momento en que las interacciones cara a cara pueden son restringidas? Dado que la evasión puede no ser práctica, aquí hay otras formas de hacer que su experiencia en las redes sociales sea más positiva: Sea consciente de lo que consume en las redes sociales. Si inicia sesión para conectarse con otras personas, concéntrese en temas menos angustiantes y atienda más las noticias personales y eventos de su mundo cercano. Busque contenido que le haga feliz para equilibrar su suministro de noticias, que pueden ser imágenes, chistes, narraciones, conciertos, hermosos paisajes, videos de comida dignos incluso temáticas de estudio. Por otro lado, utilice las redes sociales para promover la positividad y la bondad. Compartir las cosas buenas que suceden en su vida, sus ideas, puede mejorar su estado de ánimo y su estado de ánimo positivo, puede contagiarse a los demás.

¡Alerta sobre estas recomendaciones! no estamos sugiriendo que evite todas las noticias y el contenido negativo. Necesita saber qué está pasando. Sin embargo, también debe ser consciente de su salud mental. A medida que la pandemia continúe alterando nuestras vidas, mitigar este costo y hacer de nuestras redes sociales un lugar más feliz es obligado.

Bueno, aunque sea ese pasado reciente algo triste de contemplar, en algún momento tiene que dejar atrás ese temor al COVID-19 y pase lo que pase, venga lo que venga, debe comenzar a normalizarse en cuanto a considerar otras cosas más importantes de su diario vivir que angustiarse: eso es el pasado, el futuro está enfrente.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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