Alfonso Mata

El virus no es cazador que está a la espera que nos descuidemos y entrar ¡no! Tampoco es que ande en búsqueda de los no vacunados y por ahí me meto ¡no! Busca vivir y dejar vivir, porque de lo contrario desaparece; llega un momento en que entra en equilibrio con nosotros y ambos vivimos en paz. Pero para que eso se de, se necesita un poco de luz. Es clara la lección que el mismo virus nos da como solución a su control: que el mundo entero se meta y hemos visto ese mensaje a través del surgimiento de una variante tras otra, que nos invita a conjugar tratamientos: que todo el mundo se vacune y adopte aun acciones no farmacológicas.

Bajo la premisa anterior, lo que nos están pidiendo los conocedores del tema es sencillo: no atemorizarnos; el virus está ahí y su combate demanda por lo menos una solidaridad global completa, en términos de cobertura de inmunización y prevención social.

¿Qué está mal? la enorme disparidad en la cobertura de vacunación. Simplemente no vamos a poder lograr éxito si seguimos presionando actuar solo en un lugar: entrar en la tercera, cuarta dosis, en áreas que ya tienen una alta cobertura, dejando sin cobertura vastas regiones y poblaciones. Con eso lo que va a suceder es que, va a brincar la liebre por donde menos nos lo esperamos.

Para aquellos que buscan con afán el refuerzo de una tercera o cuarta dosis: No existe en el mundo pruebas suficientes sobre si esto es necesario. Y entonces el programa mundial de inmunización en estos momentos, debe centrarse en dos cosas: en las personas que son más vulnerables, con mayor riesgo de enfermedad grave y muerte, y en fortalecer el suministro y aplicación de las vacunas existentes, y aprobadas en los países con menor cobertura a la fecha.

Cualquier deportista, cualquier comerciante, para lanzarse detrás de algo y lograr algo, utiliza datos; la medicina y la salud también. Dicen los grandes maestros de los negocios “Si no nos basamos realmente en claridad en cuanto actos y hechos, estaremos en una zona de incertidumbre sobre lo que realmente debería hacerse”. La tercera dosis de vacunas es un área sin fundamentos reales hasta el momento.  El estudio japonés que es el que ha causado la mayor incertidumbre y revuelo, mostró que pueden darse mutaciones que podrían resistir la neutralización por anticuerpos inducidos por vacunas, pero eso es proceso natural de los virus y está subordinado al número de contagios y de contactos, es propia del mecanismo de transmisión de los virus. De ahí la importancia de la vacunación y debemos estar claros con este y todos los virus, que cualquier cambio en el virus, representa una amenaza para la capacidad de funcionamiento de las vacunas.

Y debemos entender de igual forma que, el mundo viviente, es un sistema dinámico; toda la pandemia COVID-19, toda la vida biológica microscópica, es una situación dinámica y así como nosotros tratamos de alterar nuestra relación con ese mundo microscópico, este trabaja en persistir y evolucionar buscando un equilibrio. En este momento, en todo el mundo son varias las instituciones involucradas en darle seguimiento a la evolución del SARSCoV-2 y de la COVID-19; de recopilar datos en todos los rincones del mundo, analizarlos y medir sus consecuencias, situaciones y formas de controlarlos y dentro de ello, se tiene vigilancia sobre la efectividad de las vacunas, tanto para actuar sobre el virus como sobre la enfermedad.

En estos momentos, el conocimiento mundial que tenemos sobre el impacto de la vacuna nos muestra claramente que cualquier vacuna  –no solo la del COVID-19– no es universalmente uniforme en su efecto en una persona y en una población, siempre hay condiciones y elementos propios de las personas, de las poblaciones (lugar de habitación, hábitos y costumbres, enfermedad) que restringen el nivel de efecto esperado.

¿Qué podemos decir en este momento sobre las vacunas de COVID-19? Al considerar su rendimiento contra variantes o el rendimiento de las vacunas contra la enfermedad clínica, los expertos son honestos al respecto: las medidas serológicas, las medidas inmunitarias, las medidas de anticuerpos de las variantes y las vacunas, no son completamente predictivas de cuál es el rendimiento de una vacuna. Entonces, aunque existe mucha evidencia sobre los anticuerpos reales y su capacidad para neutralizar un virus o una variante de un virus, no existe una correlación clara entre esas medidas y qué esperar de la protección contra la enfermedad. Por ello se estudia también lo que está pasando en los servicios de salud y es claro en estos momentos, que por encima del 90% de enfermos que están llegando a los servicios especializados y buscando tratamientos específicos por la gravedad de síntomas, son personas que no han sido vacunadas, lo que refleja el impacto en ese sentido positivo de las vacunas.

Por consiguiente, es más que evidente tanto por la vigilancia de pruebas de laboratorio, como la vigilancia epidemiológica –que se complementan y funcionan bien, especialmente para determinar riesgos y posibilidades y que son de suma utilidad para discriminar y detectar el extremo severo del espectro de la enfermedad, que es, por supuesto, lo que más preocupa– que las vacunas están funcionando adecuadamente.

Y algo que no se ha quedado en el tintero y se está prestando atención es que –hay cada vez más pruebas– de que existen algunas poblaciones, pequeños subgrupos, que no responden a la vacuna tan bien como lo hace la población en general. Este no es un fenómeno nuevo insistimos, puede ser que en la población de Pedrito la efectividad sea del 99% y en la de Lucía de 80%. Las vacunas no funcionan el 100% del tiempo en el 100% de las personas, por lo que es tan importante que a medida que las vacunas se están implementando y la cobertura de la población con vacunas está aumentando, mantener las intervenciones que sabemos que funcionan y que se denominan intervenciones no farmacéuticas. Debemos entender que un aumento en los casos, no se debe a una falla de las vacunas, es porque hay una liberación de las otras intervenciones, que son las que realmente mantienen la reducción de la transmisión.

Finalmente como población y en nuestro caso, debemos tener claro que las medidas no farmacéuticas al no implementarse de forma adecuada, están llevando a una atención deficiente en los hospitales donde las muertes cuentan y pesan, y a eso se suma también la deficiencia de detección de casos. Las deficiencias en ambas estrategias, están acrecentando el problema de control y de nuevo: si alguien está infectado con este virus, recomendamos aislar a esa persona para que no tenga la oportunidad de transmitir el virus a otra. Si un individuo tiene una infección asintomática, lo que significa que no tiene síntomas, se debe aislar en casa en forma segura.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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