La seguridad social debe enfocarse dentro de un marco de la reproducción social de la salud. Foto La Hora: AP

Alfonso Mata

HS: ¿Quiere decir que existen contradicciones entre seguridad social como política nacional y el IGSS?

AM: Puede ser que en algunos aspectos si pero en otros no. Si no existe un marco claro nacional sobre seguridad social, uno tiene que calificar la actuación institucional desde una mirada ideal o comparativa con lo que sucede en otros países.

La seguridad social no es un proceso sumatorio del trabajo de instituciones, servicios y ¡ya! ¡No!. La seguridad social debe enfocarse dentro de un marco de la reproducción social de la salud y en eso, el bienestar y la salud como uno de sus elementos, se manifiesta diferente dentro de los nichos socioeconómicos del país, en los cuales su riqueza o su pobreza viene comandado por la riqueza o pobreza que se tiene individual y como grupo en capitales: económicos, educativos, ambientales, etc. y que determina diferencias en necesidades y por consiguiente de asistencia y servicios y eso implica, para un sistema de seguridad social nacional, no sólo desarrollo de potenciales biopsicosociales de individuos y grupos sino de acercamiento y consumo de recursos protectores o facilitadores a cada quien según su necesidad.

Este es un principio malísimamente manejado por la seguridad social nacional y por el IGSS. Por lo tanto, basta con ver la magnitud del daño nacional y las estadísticas sobre condiciones y niveles de vida, para darse cuenta que el IGSS en algunos aspectos que cubre de la seguridad social, sus servicios son deficientes e insuficientes en cuanto a la magnitud del daño o su falta de cobertura a algunos grupos.

HS: Podríamos decir que aramos en el mar.

AM: En parte sí; solucionamos parcialmente los problemas. El IGSS, podríamos decir, no se encuentra enganchado a las estrategias de otras instituciones ni del mismo gobierno ni privadas y se enfoca «un poco cegatón» en lo que «sucede» y no toma en cuenta en su accionar ni la epidemiología nacional, ni coordina bien lo biomédico y la práctica salubrista que hace, como herramienta para enfocar esa problemática. No tiene (y no sólo el IGSS) una conexión con la realidad y la demanda existente a nivel nacional. El MSPAS no cumple su papel de rector en este campo de la seguridad social. No trabaja y se enfoca en documentar y analizar las raíces de lo que sucede y porqué sucede y promover un accionar integral dentro y fuera de su institución.

HS: El desorden genera ineficiencia institucional.

AM: Pero también mal uso de recursos, mala práctica y malas inversiones. El problema estriba en que el IGSS es más una organización de acciones y actos que de mente y algo peor: en su dirección y ejecución, las acciones y decisiones no son el resultado de una actividad única y ordenada, sino que surgen de una ecología de comportamientos encaminados a beneficios y logros con diferentes intenciones.  El IGSS se ha traducido como muchas instituciones de estado, en un aparato que obedece y permea intereses personales a la par de los corporativos, que muchas veces incluso prevalecen sobre los institucionales y sus fines. Prácticas que no solo se pueden ver en su dirección sino en toda la organización de su ejecución.

HS: ¡La corrupción!

No solo la corrupción, también mala práctica y uso indebido; la magnitud en ambos aspectos, no deja crecer y actuar al IGSS. Este tema merece ensayo aparte.

Creo que la idea más general que ampara esta problemática, es una realidad social y política: todo el mundo ve y vive bajo una pobre apreciación y pensamiento de colocar en el hacer nacional como priorización la seguridad social y por supuesto su organización.

Esto genera una práctica estatal e institucional que facilita de sobremanera  dentro del accionar institucional, la posibilidad de satisfacer intereses personales o ajenos a la organización y funcionamiento previsto. Esta es una tarea para lo cual las instituciones no cuentan con los mecanismos adecuados para evitarlo  y que por la complejidad con que opera, no se pude improvisar (creo que el fracaso de los sistemas judiciales, en buena parte son debidos a que su práctica se ve dominada por procesos que facilitan la satisfacción personal que no la justicia). Falla en todo un proceso de información y control, que permite errores y aprovechamientos; acontecimientos a los que se llega cuando un problema avanzado ya ha sido montado con debida inteligencia gracias a esas fallas de control y por consiguiente, su tratamiento demanda una atención en este campo, a fin de exterminar el uso codicioso de las personas desde el plano de la dirección y planificación hasta la de ejecución.

HS: ¿Qué puede solucionar eso?

AM: Difícil de tratarlo acá. Primero, deben identificarse la falla de los procesos. Procesos débiles en control o sujetos estos al arbitrio de la personas, son puertas abiertas al descontrol de mala práctica y uso codicioso. Vigilar a las personas es necesario pero no suficiente para resolver el problema. Personas van y vienen y el acto de codicia ni de codiciosos desaparece. La tecnología moderna ya permite controlar ello, pero solo ella tampoco soluciona y acá tocamos otro tema negativo que vuelve frágil al IGSS. Estamos hablando de que es juez y parte en su accionar. En su escenario organizativo brilla por su ausencia la participación civil, y por consiguiente, carece de un cuerpo de auditoría social incorporada que le permita explorar lo que las comunidades de usuarios necesitan y quieren, detectar en lo que no están de acuerdo de los servicios y no solo informar sino participar en los procesos de corrección y planificación.

Todas las instituciones de Estado parten de ideas llenas de prejuicios en cuanto a la participación social: esta es concebida en la mayoría de casos “de apoyo” bajo un concepto de “ayuda”. En segundo lugar, se le usa dentro del proceso de ejecución como “Ayuda” y todavía peor, se basa esa conducta institucional en la creencia “la gente es ignorante en el tema”. De tal forma que el concepto de derechohabiente está unido al de filiación de derecho y no de responsabilidades ni obligaciones.

HS: Algo más

AM: ¡Sí! Pero no sólo lo mencionado falta dentro del trabajo institucional del IGSS: en cosas puntuales del proceso, no integran el saber y hacer con ejecutar y acá otra desarticulación: con la academia:

– Pero en su junta directiva…

– Con la industria tampoco,

– Pero en su junta directiva…

¡No! a lo que me refiero no es una dirección compartida, es a un cambio de cultura que apunte a: “Una diversidad de participantes y puntos de vista que llevan a colaborar juntos y desafiarse entre sí” Eso va más allá de un individuo que representa a…. y que no se involucra en una participación en todos los niveles de la institución. La vinculación de sectores dentro de una organización como el IGSS a través de personas, no necesariamente aporta ni a la dirección ni a la ejecución y aunque es un importante centro de poder, concentrarlo en una persona es llamar a la mediocridad y cerrarle al IGSS un carácter dinámico y abierto, que es la única forma de atender la problemática de la seguridad social.

Finalmente quiero mencionar como elemento fundamental de mala práctica y corrupción, la escasez de información y su poca claridad tanto sobre la problemática de la institución y de una visión coherente del estado de la seguridad nacional y la práctica del IGSS.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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