Con sus 95 años, Richard Soller participa en la carrera de los 200 metros en los Juegos Nacionales Senior en Miramar (Florida) el 16 de mayo del 2022. "Ejercítense todo lo que puedan" si quieren mantenerse saludables en la vejez, recomienda Soller. Foto La Hora/ AP

En un sector sin terminar del sótano de su casa, el nonagenario Richard Soller trota por una pista improvisada alrededor de cajas llenas de medallas que ganó como corredor de corta y larga distancia.

Sin denotar falta de aire, dice: “puedo cubrir varias millas aquí”.

Muy cerca hay una costosa reclinadora de cuero que compró cuando se jubiló tras trabajar por años en Procter & Gamble, listo para una vejez apacible. Lleno de orgullo, dice que nunca la usó. A los 95 años, está demasiado ocupado entrenándose para competencias como los Juegos Nacionales para Seniors.

Soller, quien vive cerca de Cincinnati, logró el sueño de toda persona desde tiempos inmemoriales: Mantenerse saludable y activo a una edad avanzada. Es una meta que no muchos consiguen, al punto de que la vejez es asociada con fragilidad y enfermedades. Los científicos, no obstante, están tratando de cambiar eso, enfrentando uno de los desafíos más grandes que tienen los humanos a partir de la “senescencia celular”, un campo poco conocido pero cada vez más importante en el estudio de la vejez.

 

Gira en torno al concepto de que llega un momento en el que las células dejan de dividirse y entran en un estado “senescente”. Si bien el cuerpo elimina la mayoría de ellas, otras permanecen como zombies. No mueren, pero pueden atrofiar las células vecinas, igual que cuando hay varias frutas en un tazón y una en estado de descomposición arruina a las demás, según Nathan LeBrasseur, de la Clínica Mayo.

Estas “células zombies” se acumulan en los cuerpos de las personas de edad y hay creciente evidencia de que están asociadas con problemas como la demencia, trastornos cardiovasculares y la osteoperosis.

Los científicos se preguntan si hay formas de evitar la acumulación de células zombies.

LeBrasseur afirma que “la capacidad de comprender el envejecimiento –y la posibilidad de intervenir en la biología del envejecimiento– es tal vez la mejor oportunidad que hemos tenido en la historia de transformar la salud de los humanos”.

Se prevé que la cantidad de personas mayores de 65 años se duplicará en todo el mundo para el 2050, por lo que la senescencia celular “está muy de moda”, según Viviana Pérez Montes, del Instituto Nacional de Salud.

Un centenar de compañías y equipos académicos están estudiando medicinas para atacar las células senescentes. Y hay indicios de que las propias personas pueden ayudar en esta empresa apelando a la estrategia de Soller: el ejercicio.

 

Si bien nadie dice que la senescencia garantiza una vida prolongada, el investigador de la Tufts University Christopher Wiley confía en que en el futuro mucha menos gente sufrirá enfermedades asociadas con la vejez.

“No busco la fuente de la juventud”, dijo Wiley. “Busco una fuente que me evite enfermedades cuando sea viejo”.

CÉLULAS MORTALES

Leonard Hayflick, el científico que descubrió la senescencia celular en 1960, conserva la vitalidad a los 94 años. Enseña anatomía en la Universidad de California, en San Francisco, y continúa escribiendo, haciendo presentaciones y hablando del tema.

Descubrió la senescencia en forma accidental, cultivando células fetales humanas para un proyecto sobre la biología del cáncer cuando notó que las células dejaban de dividirse después de hacerlo unas 50 veces. Lo sorprendente fue que otras células dejaron de dividirse al mismo tiempo. Este fenómeno fue posteriormente llamado el “límite de Hayflick”.

Ese hallazgo, según Hayflick, contradijo “un dogma de 60 años” según el cual las células humanas normales podían replicarse indefinidamente. Un artículo que escribió con su colega Paul Moorhead fue rechazado por una prominente revista científica y Hayflick fue ridiculizado durante una década después de publicar su Investigación de Células Experimentales en 1961.

“Fue lo de siempre con los grandes descubrimientos científicos. Al principio ridiculizan al que hizo el descubrimiento, hasta que alguien dice, “esto podría funcionar” y termina siendo aceptado, expresó Hayflick.

LA ACUMULACIÓN DE ZOMBIES

Los científicos dicen ahora que la senescencia puede ser útil. Su evolución se debió probablemente, al menos en parte, a los esfuerzos para combatir el desarrollo de células cancerígenas limitando su capacidad de dividirse. Es algo que sucede mucho a lo largo de nuestras vidas. Las células senescentes inciden en la cicatrización de heridas, en el desarrollo de los embriones y en los partos. Los problemas surgen cuando se acumulan.

“Cuando eres joven, tu sistema inmunológico las reconoce y las elimina”, dijo Pérez. “Pero cuando empiezas a envejecer, la actividad de nuestro sistema inmunológico disminuye y perdemos la capacidad de eliminarlas”.

 

Hay medicinas experimentales pensadas para eliminar células senescentes en forma selectiva, llamadas senolíticos. La Clínica Mayo tiene las patentes de varias. Experimentos con ratones indicaron que pueden demorar, prevenir o mitigar varios trastornos asociados con la edad.

Los posibles beneficios recién empiezan a emerger. Actualmente hay al menos una docena de ensayos clínicos de senolíticos para comprobar si pueden ayudar a contener el avance del Alzheimer o mejorar la salud de esqueleto.

Algunas compañías ya ofrecen suplementos dietéticos que llaman senolíticos. Pero los científicos dicen que no se ha demostrado que funcionen ni que son seguros.

“UNA HERRAMIENTA MUY PROMETEDORA”

LeBrasseur, quien dirige un centro para la vejez en la Clínica Mayo, dice que el ejercicio es “la herramienta más prometedora que tenemos” para alentar una buena vejez.

Las investigaciones indican que contrarresta la acumulación de células senescentes.

Soller afirma que el ejercicio le permite funcionar a pleno a una edad avanzada.

 

“Ejercítense todo lo que puedan”, recomienda. “Ese debería ser el objetivo de todos para mantenerse saludables”.

El Departamento de Salud y Ciencias de la Associated Press recibe ayuda del Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes. La AP es la única responsable del contenido.

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