Jorge Santos

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Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Por Jorge Santos

No hay nada mejor para conocer la capacidad real de un Gobierno, que enfrentándose a una crisis y observar la aplicación de políticas para proteger a la población que le llevó al poder. Que mejor que para una persona que buscó la presidencia por más de 20 años, de mostrar el talante de sus capacidades y no pasar a la historia, no sólo como el resto de presidentes corruptos, violentos y mediocres que le habían presidido, sino como un verdadero estadista capaz de sortear de buena manera los efectos de una de las crisis más profundas conocidas en la modernidad. La pandemia llego a Guatemala con un presidente con conocimientos de la función pública y con conocimiento médico, lamentablemente ninguna de las dos fue suficiente para atender a su población.

Todo desde un inicio ha sido una farsa que paulatinamente se ha ido convirtiendo en una enorme tragedia. El gobierno liderado por Alejandro Giammattei es el responsable de la profundización de aquellos males históricos y de los nuevos que enfrentamos a partir de la pandemia. La crisis sanitaria la ha intentado cubrir con mentiras, desde la construcción de más y mejores hospitales, la adquisición de suficientes recursos hospitalarios para afrontar la enfermedad, unas mal diseñadas políticas de asistencia social que dieron paso inmediato al clientelismo político, el beneficio a los grandes capitales. A lo anterior debe de adicionarse mentir y manejar los datos reales del impacto de la pandemia, la corrupción en el manejo del mayor presupuesto que cualquier gobierno ha manejado para el sistema de salud, la privatización del drama humano, para realizarse las pruebas y para atenderse en un centro hospitalario de ser necesario. La mediocridad y corrupción del anterior Ministro de Salud fue premiada con una nueva función, en donde sin lugar a dudas llegará a enriquecerse a costas del drama humano que vivimos y la imposición de una nueva ministra que resulto, como medicina, peor que la enfermedad.

Prácticamente todos los gobiernos mínimamente decentes, han instalado equipos de personas capaces de desarrollar políticas públicas que protegen a sus poblaciones y se lanzaron desde el año pasado a la búsqueda de la vacuna, que por el momento es la única salida viable a esta pandemia. Al contrario, acá el Presidente Giammattei, la Ministra Flores en contubernio con el oficialismo en el Congreso de la República, a paso de tortuga iniciaron tarde la adquisición de vacunas. Llevamos más de un año, siendo víctimas de un gobierno criminal y mediocre que sin lugar a dudas esta pensando más en el espurio negocio que en la salud y la vida de las y los guatemaltecos. Estos lamentables hechos, que al final de cuentas terminaran con la vida de miles de guatemaltecos, deben de producir una escalada en el repudio y movilización ciudadana que permitan, no sólo la salida de este gobierno criminal y mediocre, sino la instalación de uno nuevo que de respuestas efectivas a la población

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