Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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El anuncio ayer de las medidas de sanción económica adoptadas por Estados Unidos contra la dupla de Gustavo y Felipe Alejos fue una noticia de gran impacto, sobre todo por la explicación detallada que dieron respecto a los motivos que llevaron a incluir al diputado Felipe Alejos en el severo listado que ahora se ve reforzado por la decisión del Reino Unido de aplicarle el mismo castigo. En el detalle se hace ver que la causa esencial es la forma directa en que él participó en la maniobra para conformar una Corte de Constitucionalidad que sea garantía de que le mantengan la impunidad que ha logrado asegurarse hasta ahora en la Corte Suprema y en todo el resto del sistema de justicia, lo que evidencia cuán claro tiene Washington el panorama de Guatemala y el conocimiento que tienen de los pasos que han ido dando diferentes actores para la consolidación de lo que ya allá también llaman el Pacto de Corruptos.

El poder que han ido acumulando los Alejos es impresionante y lo confirma la forma en que algunos medios que presumen de ser adalides de la lucha contra la corrupción simplemente pasaron de noche y no pusieron ni una sola línea sobre la escandalosa noticia originada en el Departamento de Estado y en el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido. Y es que realmente han sido útiles operadores no sólo de su propio beneficio sino también de otros actores que han requerido de su “valiosa ayuda” hasta para subsistir, mientras que otros eludieron referirse al tema argumentando que no tenían suficiente información de los alcances de la medida.

Hace unos meses la noticia fue que habían quitado la visa a uno de los dos Alejos y todo quedó en que se trataba de un “sencillo tema migratorio” que, sin embargo, generó el interés del partido Todos por dar un tortazo a los gringos asumiendo el control del Instituto Nacional de Migración en Guatemala, lo cual logró mediante chantaje realizado nada más y nada menos que al mismo presidente de la República. Luego de lanzarle una seria andanada de ataques al régimen en una ruptura evidente entre su partido y la alianza oficialista, todo volvió a la normalidad con el acuerdo para entregar el Instituto a la gente del partido Todos.

Es más que obvio que a los gringos no se les ha pasado detalle de cómo están operando las mafias en Guatemala y tienen una radiografía bastante completa de la situación general y de cómo se mueven las piezas de la corrupción para hacerle frente a cualquier iniciativa o acción que pueda venir del Norte. No sorprende que el Canciller no emita opinión sobre lo que dispuso el Departamento de Estado ni que se diga que todo el problema de la migración es culpa de los Coyotes, puesto que lo que nunca se va a admitir es que nuestro país perdió el norte, dejó de cumplir con sus fines esenciales en la búsqueda del bien común por el abierto, descarado y burdo compromiso que hay respecto al tema de la corrupción que allá identifican como una de las causas esenciales de la pobreza que genera migración.

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