Ayer la Ministra de Salud no pudo ocultar su molestia por el rumbo que están tomando las cosas con la ola de contagios que se produjo en los días de la Semana Santa y lamentó expresamente la falta de cuidados que se tuvo a pesar, dijo, de los muchos llamados que se hicieron para evitar aglomeraciones y reuniones sin suficientes medidas de control y donde no había distanciamiento. Los números son alarmantes, sobre todo porque hemos vuelto a sufrir la saturación hospitalaria que se dio al principio de la pandemia y de poco han servido los “nuevos hospitales” inaugurados con mucha pompa, al punto de que en España el Presidente está averiguando si le pueden vender algunos hospitales para traerlos a Guatemala.
Es en realidad una mezcla de todo porque, por un lado, hemos tenido tropiezos para conseguir suficientes dosis de la vacuna y, por el otro, no disponemos de una campaña de concientización que de manera constante nos esté recordando el punto en el que nos encontramos y la necesidad de mantener las medidas de precaución. Pero tampoco tenemos un sistema hospitalario capaz de atender el incremento de casos como se debiera y ello complica mucho las cosas y, por supuesto, eleva el riesgo de que muchas personas puedan morir al no poder recibir el tratamiento adecuado.
La mayoría de los pacientes, según funcionarios de Salud Pública, llegan a buscar atención cuando ya se encuentran en muy mal estado. Los avances médicos en el tema del Covid funcionan cuando los contagiados pueden ser tratados en las fases iniciales, con medicamentos que ayudan a evitar las inflamaciones que son posteriormente causa de las más graves complicaciones. Pero no hemos visto una campaña para explicarle a la gente cuáles son los síntomas que les debieran hacer buscar la ayuda profesional temprana para evitar males mayores.
Hay malestar en los comercios afectados por las medidas, entre padres de familia por el cierre forzado de los centros escolares y de la ciudadanía que, por el cansancio de más de un año de cuidados, se desbocó en festejos donde fueron explosivos los contagios.
La verdad es que la lucha contra el Covid sigue siendo un esfuerzo personal, para no contagiarse y para no contagiar a alguien y lo deberá seguir siendo por un buen tiempo porque no hay forma de que podamos acelerar la vacunación, ni siquiera se tiene certeza de cómo será la segunda dosis para los ya inoculados. Más que cambiar horarios y aforos, tenemos que cambiar actitud para retomar los cuidados, tarea de todos y cada uno de nosotros.