La declaración del presidente Giammattei en el sentido de que contra él no se ha presentado ninguna denuncia de corrupción puso en evidencia, por supuesto, el papel del Ministerio Público que es el ente llamado a realizar no sólo investigaciones sino también las denuncias respectivas y es sabido que la Fiscal General Consuelo Porras es en realidad un gran consuelo para muchos, empezando por el mismo Jimmy Morales que la nombró sabiendo exactamente lo que necesitaba para librarse él también de señalamientos en su contra. Gracias a ese Consuelo, Morales y su vice, Jafeth Cabrera, pueden gozar de la beca que es el Parlamento Centroamericano donde nadie trabaja nada pero cobran a montones, todo ello sin peligro de sobresaltos por señalamientos en su contra.
Pero no se crea que el Consuelo funciona solo para Presidentes y Vicepresidentes. También se extiende a toda una gama de personalidades, de esas que se la pasaban con mal de camioneta cuando todavía funcionaba la CICIG y el Ministerio Público realizaba serias investigaciones para combatir la corrupción. Políticos de todo nivel (empezando por los Mario Estrada y sus socios que se nutren del dinero del narco), diputados que se reparten plazas fantasma y el Listado Geográfico de Obras, funcionarios que saben cómo operar dentro de las amplitudes que ofrece nuestro sistema de compras y contrataciones, empresarios que proveen al Estado de mala manera y los que financian las campañas políticas a cambio de la garantía de sus privilegios son apenas parte de la clientela realmente satisfecha por haber encontrado tan grande Consuelo y por ello la serie de elogios que ahora se producen por el logro de la ampliación de cobertura del Ministerio Público que, por supuesto, es importante pero que lo sería más si la dependencia estuviera del lado de la justicia y no bajo la atadura de la impunidad que se le debe garantizar a tanta gente.
Son muchos los que hoy pueden presumir de que no existen denuncias penales en su contra porque cuando se han dado investigaciones se produce la orden de que las mismas sean trasladadas a las fiscalías que sirven de gaveta para guardar todo aquello que pueda ser molesto para los interesados. Así pasó no sólo con el sonado caso de la investigación que se hacía en la FECI sobre la cuestión del IGSS sino que con un montón de otros casos que están detenidos porque la mera jefa no les da el visto bueno final ni se los piensa dar. Entre ellos varios que tienen que ver con el tema de las Comisiones Paralelas que se refieren a la forma en que todo el aparato de justicia es controlado por Gustavo Alejos y su gente, de manera que aquellos casos que fueron presentados en el pasado, cuando la CICIG y la FECI operaban aún en contra de las mafias de corrupción, puedan ir siendo liquidados en los diferentes juzgados que los tramitan. Porque no es sólo de que no se presenten nuevos casos, sino que los existentes se vayan cayendo, uno a uno, para paz y tranquilidad de los sindicados.
Tal es el verdadero tamaño del Consuelo.