Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

El jueves, el presidente Alejandro Giammattei fue entrevistado en ABC News y el corresponsal John Quiñones le preguntó: “Tomando en cuenta que el gobierno que administra ha sido calificado como uno de los más corruptos del mundo. ¿Cómo puede estar seguro Estados Unidos de que cualquier financiamiento que le dé a Guatemala irá donde se supone que deba ir, hacia trabajo y seguridad y que esto evitará que la gente haga viajes peligrosos?”

A lo cual Giammattei respondió: “Te corregiré una cosa, en primer lugar, he estado aquí 14 meses sin ni una sola denuncia de corrupción que se haya presentado en mi contra o contra alguno de mis ministros, ni una sola”.

“Por supuesto que pueden decirme que, habido gobiernos corruptos, bueno, por supuesto, si, no lo negaré. Pero no se puede decir que este gobierno que se ha enfrentado la pandemia, sólo cumplí 49 días en el cargo sin pandemia, que nos hemos dedicado a la corrupción ¿Cuál? No hemos sido señalados de corrupción”, remarcó.

Tiene razón el mandatario, pues lo que sucede es que él si tiene Consuelo y es de apellido Porras. Le faltó decir en la entrevista que la Fiscal General se ha hecho la loca con la corrupción que puede llegar a afectar al Presidente, quien ella estima que la reelegirá en el cargo (Giammattei elige Fiscal General).

Porras y sus asesores le dijeron a Juan Francisco Sandoval que las cosas a la Presidencia debían pedirse con cordialidad y no autorizó un antejuicio contra Leyla Lemus por temas relacionados al Seguro Social, ente al que el mandatario y la ahora magistrada le llevan “hambre”. No tener ese antejuicio le tapó el ojo al macho para que Lemus fuera designada por Giammattei y sus ministros.

Cuando Amelia Flores presentó una denuncia en el Ministerio Público (MP) por un tema de pruebas falsas, resultó que el Presidente minimizó todo. Yo sé de al menos tres casos en los que Giammattei pidió plazas a ministros para satisfacer acuerdos con diputados por el tema del presupuesto, con el Consuelo que esa corrupción quedará en impunidad mientras Porras presida el ente investigador.

Nada ha cambiado en el sistema de corrupción y por tanto, Giammattei se echa una de vaqueros con la tranquilidad que da tener una Fiscal General que ya encendió las alarmas en Washington y a la que esta semana se lo dejaron en claro.

Dice el Presidente que en todo caso, el narcotráfico es el culpable de la corrupción en el país (cosa que es solo una parte de la verdad), pero no explicó por qué entonces anda de arriba abajo con miembros del Congreso afines a ese mal al que él le achaca la corrupción.

Se le ha visto en fotos, se sabe que tiene reuniones y que hasta desea entregarles migración, pero solo él creerá que la gente no se da cuenta. Como en su Gabinete no tiene mayores cuestionamientos, entiendo que pensará que el mundo exterior lo percibe igual y se equivoca el Presidente.

Las condiciones de la rampante corrupción en Guatemala no han cambiado porque las causas estructurales que la permiten siguen intactas gracias a que el sistema está no solo intacto, sino más sólido y activo que nunca.

Cada día me convenzo más que cuando un Presidente llega por malas formas al poder, pierde la brújula muy rápidamente y Giammattei no solo lo confirma sino que va más allá.

Otto Pérez decía que ante la ausencia de denuncias de corrupción era un Presidente honrado y por eso Jimmy Morales entendió que debía elegir a Consuelo. Dimensionado eso, Giammattei fue más allá, la llama amiga y la medida le rinde frutos al punto, que tiene un gran Consuelo.

Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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