Estados Unidos perdió la confianza en la fiscal general, Consuelo Porras tras destituir a Juan Francisco Sandoval. Foto: La Hora/MP

Luego de haber quedado notoriamente al margen cuando vino el enviado especial de Estados Unidos para el tema de la migración, no obstante que se reunió con importantes actores del sector justicia comprometidos con la lucha contra la impunidad, la Fiscal General apresuró la presentación de la ampliación del número de Fiscalías para dar cobertura a todos los municipios del país, oportunidad en la que fue arropada por aquellos que tanto valoran y agradecen públicamente la manera en que contiene cualquier denuncia seria que pueda afectar a los que operan privada y públicamente el Pacto de Corruptos.

La cantidad de fiscalías a nivel nacional es importante, pero no tanto como la voluntad política y la determinación de perseguir en realidad todos los actos de corrupción. Claro que ha sido histórica la función de Consuelo Porras porque ha logrado detener cualquier investigación que no les conviene, incluidas varias de la FECI y empezando por la que realizaban para investigar a la misma Secretaria General de la Presidencia, ahora convertida en magistrada de la Corte de Constitucionalidad, instruyendo a la gente de Juan Francisco Sandoval de que al presidente y su gente se le tiene que tratar con pinzas y “cordialidad”.

Es evidente que entre ellos entienden perfectamente el significado del Quid Pro Quo porque saben que todos los favores se pagan. Agrado quiere agrado, se dice corrientemente en nuestro medio a ese intercambio que existe entre quien debiera investigar la corrupción y la apaña y los que se benefician con ese cínico traslado de casos a fiscalías en las que van a dormir el sueño de los justos.

Si de algo no se puede acusar a esa gente es que sean malagradecidos porque se apapachan uno a otro sin remilgos ni vergüenzas.

Redacción La Hora

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