Juan Antonio Mazariegos

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Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G

Como no podía ser de otra manera, el nuevo Gobierno de los Estados Unidos, presidido por el demócrata Joe Biden, enfrenta una nueva crisis migratoria hacia su país, con una desbordante oleada de migrantes, principalmente centroamericanos, empujados y engañados por todas las historias que corrieron durante la reciente campaña presidencial en ese país, en donde se manipuló a la gente, entre otros temas, haciéndoles creer que en contraposición a Trump, Biden sería receptivo y abierto, permitiendo la llegada a EE. UU. de esos migrantes.

Por supuesto, nuestra gente, habida por tener un futuro y sin posibilidades de lograrlo en sus países de origen, emprendieron o continuaron la marcha hacia el norte, para simplemente encontrarse, nuevamente con una negativa. Si bien entiendo que el deseo de buscar la prosperidad, la seguridad o la viabilidad de una vida en un país distinto al propio es un derecho y no es un delito, también entiendo que cada país es libre y soberano para decidir sobre cuáles son sus normas o leyes para que visitantes, migrantes, trabajadores o estudiantes lo visiten y puedan quedarse si cumplen con esa legislación.

El problema de la migración no es la veda para cruzar una frontera, si existe muro o no lo hay, o si la ley lo permite o no. En tanto no se creen oportunidades en el país de origen de cada migrante, el flujo continuará imparable, pues es parte de la naturaleza humana el buscar mejores condiciones de vida, o cuando menos buscarse un mejor futuro.

De conformidad con el Instituto Guatemalteco de Migración (La Hora edición del día de ayer), durante el primer trimestre del año en curso, fueron retornados a Guatemala 8,065 compatriotas, de los cuales 405 eran menores no acompañados y en EE. UU. distintas notas de prensa hablan de hacinamiento de migrantes en centros detención que ya vieron superada su capacidad mucho tiempo atrás o de detenciones de la ICE de cientos de migrantes indocumentados pretendiendo ingresar a Estados Unidos.

Si bien las remesas son el principal impulsor del PIB en la economía de Guatemala, también es cierto que detrás de cada historia de éxito, hay cientos de fracasos o tragedias que enlutan a miles de familias guatemaltecas y antes que celebrar el incremento imparable de los envíos de remesas, haríamos bien en preocuparnos por los que no lo logran o sus familias. La pandemia solo vino a agravar la situación, pues se perdieron muchos de los puestos de trabajo que se constituyen en una alternativa a la migración. Es indispensable que el Gobierno haga lo que pueda por contener la Pandemia, luego que genere las condiciones necesarias para que se puedan crear más fuentes de trabajo y condiciones mínimas de salud y educación para todos. Por supuesto está del lado del sector privado el invertir, cumplir con las obligaciones que le corresponden y generar una riqueza que pueda traer seguridad y confianza a la mayoría. Todos perdemos, en mayor o menor medida, cada vez que un compatriota se va, no vale la pena el riesgo, se deben buscar alternativas aquí y esa es una tarea de todos.

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