Factor Méndez

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Defensor Derechos Humanos. Catedrático. Periodista/Escritor. Estudió Derecho, Derechos Humanos y Trabajo Social en Guatemala, Honduras y Costa Rica. Catedrático San Carlos y Rafael Landívar. Fundador Centro de Investigación, Estudios y Promoción de Derechos Humanos CIEPRODH. Autor de ensayos y artículos sobre temas sociales, políticos, memoria histórica y Derechos Humanos.

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Factor Méndez Doninelli

En solidaridad con Margarita Valenzuela y Abelino Chub Caal, presos políticos, defensores de derechos humanos, la tierra y el territorio, quienes después de cumplir cuatro años de privación de libertad injusta y arbitraria fueron absueltos de todos los cargos.

La juventud guatemalteca del presente debe saber que muchas luchas de resistencia sucedidas a lo largo de la historia de este país centroamericano, han sido conducidas por estudiantes de secundaria y de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC).

El siglo pasado fuimos testigos de acontecimientos sociales históricos en que la juventud estudiantil se distinguió por su coraje, disciplina, compromiso y conciencia social. La primera y segunda mitad del siglo XX, destacan las luchas populares frente a las dictaduras militares en particular contra las últimas dictaduras liberales del general Jorge Ubico Castañeda y de su sucesor el general Federico Ponce Vaides que culminaron con el triunfo revolucionario el 20 de octubre de 1944. Aquello fue una revolución cívico militar de carácter pequeño burgués que durante el lapso de diez años (1944-1954), intentó desarrollar un Estado capitalista moderno sobre la base de una mejor distribución de la riqueza, el reparto de tierras mediante la ley de reforma agraria y el ejercicio de los derechos de soberanía y libre determinación. Este proyecto está inconcluso pues en 1954 una invasión mercenaria organizada, financiada y dirigida por el Gobierno estadounidense derrocó violentamente al régimen constitucional y democrático del coronel Jacobo Árbenz Guzmán. La invasión mercenaria de 1954, elevó la conciencia de lucha y estimuló la organización de la población que con el transcurrir de los años, fortaleció capacidades de resistencia frente a las dictaduras contrarrevolucionarias.

El levantamiento militar del 13 de noviembre 1960 y las jornadas de marzo y abril de 1962, dirigidas por estudiantes de secundaria representados en el Frente Unido del Estudiantado Guatemalteco Organizado (FUEGO) y los universitarios a través de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU), significaron un estallido social con carácter pre insurreccional. En 1962 el detonante fue un descarado fraude electoral cometido por la dictadura para imponer un Congreso Nacional afín al régimen encabezado por el general Miguel Idígoras Fuentes, cuyo Gobierno se caracterizó por represivo, elevado nepotismo y descarada corrupción. Esa vez el costo social en vidas humanas fue alto, la represión de las fuerzas de seguridad del régimen provocó decenas de muertos, heridos, detenidos y muchos obligados al exilio.

Esta experiencia abrió brecha para diseñar tácticas y estrategias de formas superiores de luchas de resistencia. En diciembre de 1962, ante el cierre de oportunidades para la participación política, la intolerancia de las élites y la violación grave y sistemática de los derechos humanos de la población, un nutrido grupo de jóvenes militares y estudiantes fundan las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), el primer núcleo guerrillero organizado para impulsar la lucha armada como medio para alcanzar el poder público. Eso fue un parte aguas que inició la guerra de los 36 años, lo que vino después es historia conocida.

Desde 1954 el país y la población han retrocedido, lo demuestran los indicadores económicos, sociales y culturales, hoy Guatemala ocupa los últimos lugares en desarrollo humano y ahora sumamos otro: En América Latina, último lugar en vacunación contra la covid-19. Eso sí, primer lugar en desnutrición crónica infantil, violencia contra la mujer, corrupción e impunidad.

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