Flaminio Bonilla Valdizón
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“El pregón anuncia el pregón es para que se sepa”. Este 8 de marzo se da la celebración para conmemorar gestas históricas para honrar la memoria de las mujeres asesinadas en una fábrica textil en Chicago en 1911. Debemos reconocer la labor de mujeres a nivel mundial, mujeres con valor y liderazgo en la defensa de la paz, la justicia, los derechos humanos y la igualdad de género. Ahora la guatemalteca Erika Lorena Aifán Dávila, la titular del Juzgado de Mayor Riesgo D, una mujer estudiosa, una de las pensadoras e intelectual, que hay muchas mujeres partícipes del nacimiento de una sociedad redimida, más justa, cristiana, humana y solidaria, una Jueza revolucionaria democrática, consecuente y propositiva. Una mujer de temple, con valentía, osadía y audacia. Una Jueza que tiene su palabra, que tiene un gran ejemplo, de convicciones exactas y futuros siempre vivos, con su praxis transformadora. Para reflexión ustedes mujeres completas, refulgentes que tienen confianzas, que recorrían senderos de alborada; mujeres que siempre animamos la esperanza con esta jornada; mujeres que siempre son atalaya de faro constante con luminoso de presencia. Para ustedes mujeres su presente, para siempre utilicé mi verbo, mi palabra para escribir para regar tus euforias. Las mujeres con valentía y agallas, las que nunca han conseguido calladas “para el alcance de la igualdad entre mujeres y hombres y resaltan su papel, contribuciones y aportes a las economías nacionales y globales, aportes que consolidan el desarrollo, la preservación de la paz y el buen vivir para sus familias, comunidades y pueblos”. Hay muchas mujeres que históricamente son parte importante “de los procesos de lucha y resistencia” por un país mejor.

A ustedes mujeres de barro con maíz entretejido, llenas de hierba y rocío; las mujeres conjugan la sustancia del maíz con el sudor del surco y el arado; estas mujeres indígenas humildes desposeídas de riqueza. Las mujeres encontraron el desahogo colectivo de los quichés, los pipiles, los kakchiqueles, Ixiles, los mames, los tzutuhiles. Las que encontraron el sentimiento acumulado de la frustración de no poder vivir humanamente; las mujeres que encontramos la persistencia y perseverancia en reclamar Justicia.

Las mujeres de Guatemala hace mucho que despertaron, como amanecidas en un limpio arroyo de agua clara. Estas mujeres como mil y mil aplausos: Ericka Aifán, Gloria Porras, Thelma Aldana, Claudia Paz y Paz, Alba Estela Maldonado, Rigoberta Menchú, Margarita Hurtado Paz y Paz, María Vilanova de Árbenz, Elisa Martínez Contreras, Otilia Lux de Cotí, Elisa Molina de Sthal, Rosalina Tuyuc, Aura Elena Farfán, Rogelia Cruz Martínez, Marta Aurora de la Roca, María Eugenia Morales Aceña, Delia Marina Dávila Salazar, Mirna Paiz Cárcamo, Chiqui Ramírez, Aura Marina Arriola, Clemencia Paiz Cárcamo, María Chinchilla Recinos, Nora Paiz Cárcamo, Silvia Tejeda, María Elena Schlesinger, María Josefa García Granados, Myrna Mack y Helen Mack, María Mercedes Coroy, Gaby Moreno, Atala Valenzuela, Luz Valle, Ana Lucrecia Molina Theissen, Alaíde Foppa Falla, Sara Curruchich, Yahaira Tubac Toj, Vicenta Laparra de la Cerda, Amalia Cheves de Wyld Ospina, Carol Zardetto, Carolina Escobar Sartí, Denise Phé-Funchal, Ana maría Jurado, Vivian Marroquín, Karla Weiss Vega, Gloria Hernández, siempre quedaron algunos tinteros de la historia y en la memoria colectiva. Aquellas que durante la conciencia colectiva, de quinientos años han permanecido silenciadas, la conciencia de todos nosotros, los que no nos atrevimos a luchar a tiempo, durante años y dejemos pasar y perder la historia. Su razón de la lucha está en la violación continuada y sistemática de los derechos humanos, sociales y culturales.

Por eso, estimo atinado cerrar mi columna con esta máxima del canto-autor y poeta cubano, Silvio Rodríguez: “Me estremecieron mujeres que la historia anotó entre laureles y otros desconocidas, gigantes, que no hay libro que las aguante”.

Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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