Danilo Santos
Janet Saltzman nos habla sobre algunos rasgos comunes de culturas patriarcales: 1) una ideología y su expresión en el lenguaje que explícitamente devalúa a las mujeres dándoles a ellas, a sus roles, sus labores, sus productos y su entorno social, menos prestigio y/o poder que el que se le da a los de los hombres; 2) significados negativos atribuidos a las mujeres y sus actividades a través de hechos simbólicos o mitos (que no siempre se expresan de forma explícita); y 3) estructuras que excluyen a las mujeres de la participación en, o el contacto con los espacios de los más altos poderes, o donde se cree que están los espacios de mayor poder tanto en lo económico y lo político como en lo cultural.
El recurso que últimamente han encontrado los conservadores que les tienen pavor a las mujeres, es la “ideología de género”, que según ellos es una aberración al “orden natural de las cosas” y los roles que Dios nos ha dado… Se han posicionado de tal manera en los aparatos que construyen y ejecutan políticas públicas, administran justicia, producen cultura y manufacturan leyes, que es fácil percibir su miedo a través de la guerra que han declarado a quienes son valientes y deciden plantar cara a un sistema que les anula. No es fácil ir a contrapelo en Guatemala, levantar la voz, disentir nos han hecho sentir miedo, nos han hecho bajar la cabeza y pedir disculpas, pero vivimos otros tiempos y ya no se cree como palabra sagrada lo que dice el hijo del criollo, no señor Arzú, en Guatemala la mayoría no es conservadora, cristiana sí, pero eso no significa que ser cristiano es ser conservador. Hay muchas mujeres cristianas que se revelan ante sus opresores y eso no las aleja de su Dios. No las hace víctimas de la ideología de género. Las hace valientes y habrá que estar al lado de ellas para liberar al país de gentuza como usted que se valen de amenazas y chantajes religiosos para proteger sus privilegios. Sus ideas claramente devalúan las luchas que buscan defender los derechos, especialmente de las mujeres, usted asigna un significado negativo a esas luchas y, por si fuera poco, excluye, o intenta excluir a mujeres como la diputada Vicenta Jerónimo de espacios de poder, que, en el caso de ella, no necesita de su permiso para ejercerlo. Estamos atentos al trato que le da a la diputada Jerónimo señor Arzú, sabemos de sus expresiones racistas y misóginas en contra de una mujer indígena altamente representativa de su pueblo, pero se topó con una valiente, y sépalo, hay muchas más.
Toca entonces perder el miedo y estar del lado de la valentía, de las valientes. Se vienen, “para variar”, jornadas de suma importancia para el futuro del país, sumar luchas, sumar valentías nos puede llevar a defenestrar a tipejos como Arzú y la corte que lo alaba en el Congreso de la República y en todos los sitios del Estado donde se han enquistado para vivir del servilismo.