Eduardo Blandón

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Fecha de nacimiento: 21 de mayo 1968. Profesor de Filosofía, amante de la literatura, fanático de la tecnología y enamorado del periodismo. Sueño con un país en el que la convivencia sea posible y el desarrollo una realidad que favorezca la felicidad de todos. Tengo la convicción de que este país es hermoso y que los que vivimos en él, con todo, somos afortunados.

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Eduardo Blandón

Resistir es una palabra que en el círculo en el que me muevo se repite con mayor insistencia.  Pero no es un vocablo nuevo porque ya los antiguos estoicos en el siglo IV antes de Cristo lo proponían como ideal virtuoso de vida.  Abstine et sustine recomendaba Epicteto a sus seguidores, aguanta (resiste) y abstente.  Para el estoico no hay otra forma de conseguir la felicidad.

Más allá de lo filosófico, me parece que es una máxima del todo aconsejable en estos tiempos de la era de la frivolidad.  Especialmente cuando hay todo un sistema que por la vía del consumo y el espectáculo nos invade con sus propuestas para dilatarnos en un estado de absoluta inutilidad pensante y protagonismos que opere cambios.

Resistir a la superficialidad de las redes en todas sus esferas.  Evitar las largas horas de exposición digital por pura voluntad lúdica.  Reorientar nuestra actividad diaria dando prioridad a las relaciones personales que nos permitan vínculos duraderos y crecimiento auténtico.  Es una tarea contra corriente, pero que reditúa en humanidad y conductas de superior valor social.

Asumir la sustine exige oponernos a lo fácil. Ya sabe, la filosofía que nos dispone a los atajos y la felicidad por la vía de lo sensible.  La inagotable búsqueda del placer generada por el consumo constante de los bienes que nos ofrece el mercado.  Resistirnos a la pereza con un comportamiento que no le teme al sacrificio ni al esfuerzo.  Revalorar el sudor que conquista metas con la tarea constante.

Sí, también la abstinencia, privarnos eventualmente de cosas.  Por ejemplo, del vagabundeo electrónico, de las largas horas de juego, videos y conversaciones superficiales en el chat.  No, no es fácil.  Reconozcamos que somos víctimas de los gurús de las redes, los psicólogos y especialistas del timo contratados por las grandes empresas del entretenimiento.  Resistamos.

Luchemos cuerpo a cuerpo contra las fake news.  No demos pábulo a los bulos ni reenviemos las noticias falsas.  Dejemos de participar en los linchamientos públicos, vamos, seamos generosos, que brille en nosotros la benevolencia.  Evitemos la candidez en la lectura de noticias en Twitter, Facebook, Instagram y en cuantas redes usted tenga acceso.  La mentira se propala con facilidad y usted debe activar su sentido crítico, la bondad, la indulgencia, la empatía.  La perversidad debe estar fuera de nuestra conducta.

En fin, resistir es el imperativo ético de nuestros tiempos.  Disciplinarnos en la crítica, aplicar la duda (casi como deporte), recuperar la suspicacia y ser militantes antisistema.  Es urgente que no se acomode, rebélese contra la conformación de su inteligencia según la voluntad perversa de los que manejan las redes.  Abstine et sustine.  El dolor provocado por esa altanería conforme los patrones de los que predican lo mismo, redituarán en una vida más feliz, sana, pero sobre todo, más provechosa para el bienestar de la humanidad.

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