Walter Juárez Estrada
El presidente Giammattei ha recurrido a hacer acercamientos con dirigentes políticos que han hecho pactos incluso con “el diablo” y afianzar su participación política en el proceso electoral. Da grima y vergüenza que sus principales aliados sean Sandra Torres con sus diputados en el Congreso y los de la Unión de Cambio Nacional de Mario Estrada Orellana, un pájaro de cuenta capturado y condenado en los Estados Unidos por narcotraficante, haciendo alianzas con dirigentes de partidos que lo han cuestionado en su labor presidencial, como quedó evidenciado con el juramento del ex juez y ex magistrado de la CC Mynor Moto, que obtuvo 82 votos.
Giammattei en 4 ocasiones lucho por alcanzar la presidencia en un proceso viciado por los errores en las computadoras que debió repetirse, desligarse de los políticos que tienen nexos con narcos y que son sindicados en los tribunales por financiamiento ilícito. El Pacto de Corruptos funciona a la perfección en el Congreso, sus principales aliados son adversarios en el pasado evento comicial. Si bien verdad que la corrupción no es nueva, el mandatario prometió combatirla, pero sus ofrecimientos se han frustrado al pactar con corruptos y los diputados de la UCN.
Es lógico y aceptable de alguna manera que los pactos ser hacen a cambio de ofrecimientos y de dinero, de otra manera los diputados no se alinean tan fácilmente. Torres, es muy hábil para aliarse hasta con el diablo, para lograr posiciones políticas. Su ambición por llegar a la presidencia le quita el sueño, no hay que olvidar que llegó al extremo de divorciarse para postularse, pero no lo ha logrado y de esa cuenta hizo acercamiento con Giammattei, que está consciente que su antes adversaria es su aliada con sus diputados afines.
El presidente no cuenta con líder nato en el Congreso, el diputado Allan Rodríguez, no tiene el carisma y la vena política para mover masas y de esa cuenta se alió con congresistas con negros antecedentes como los de UCN cuyos parientes cercanos forman parte del cartel de los Huistas y eso desvaloriza la confianza del pueblo y Giammattei, esta consciente que eso está mal, pero lo hace para salir a flote y es por esa razón que se le pide que corrija sus errores, pero los políticos su ambición los lleva al descredito y no les importa pactar con sus enemigos para lograr sus objetivos.
Aún es tiempo que el presidente haga un reacondicionamiento de su gabinete, combata la corrupción, que aseguró serían sus prioridades. Ofrecer no cuesta nada, hay corregir los entuertos y cambiar a ministros que los desprestigian como Gobernación, Comunicaciones y Desarrollo Rural. Los cambios que ofreció al cumplir su primer año de gobierno, quedaron en el olvido y quienes conocen de cerca a Giammattei, coinciden en decir que le gusta prometer, que sus arrebatos y su carácter irritante y bipolar no cuajan en un presidente que debe dialogar y aceptar las recomendaciones que son las bases de un buen gobierno, en caso contrario, la imagen del presidente continuará deteriorándose en perjuicio de las clases necesitadas que están en pobreza extrema.