Carlos Figueroa

carlosfigueroaibarra@gmail.com

Doctor en Sociología. Investigador Nacional Nivel II del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México. Profesor Investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Profesor Emérito de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales sede Guatemala. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Carlos. Autor de varios libros y artículos especializados en materia de sociología política, sociología de la violencia y procesos políticos latinoamericanos.

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Carlos Figueroa Ibarra

La victoria de Andrés Arauz de la Unión por la Esperanza con poco más de 32% de los votos y el sorprendente resultado de Yaku Pérez encabezando al Pachakutik con casi 20%, unido al vergonzoso resultado del candidato oficialista Juan Velasco con 0.82%, refleja el fracaso neoliberal en Ecuador. No hay que olvidar que estos últimos cuatro años el neoliberalismo intentó volver a reinar en dicho país, producto de la traición de Lenín Moreno quien logró llegar a la presidencia con el apoyo de Rafael Correa y al amparo de un programa de contenido posneoliberal. Los resultados de ayer que le dan a Guillermo Lasso, el candidato neoliberal más votado, también casi un 20%, confirman una tendencia observada en agosto de 2019 en Argentina con el triunfo de Alberto Fernández y en octubre del mismo año en Bolivia con el de Luis Arce: habiendo podido regresar por las buenas o por las malas, el neoliberalismo no tiene más repertorio que ofrecer el mismo modelo económico que ha generado repudio en grandes sectores sociales. En el caso de Lenín Moreno y el Ecuador, esto hay que unirlo al desastroso manejo de la pandemia y las políticas neoliberales que provocaron el levantamiento indígena y popular en octubre de 2019.

Teóricamente la izquierda progresista de voluntad posneoliberal y la izquierda comunitarista y ambientalista de voluntad posextractivista, deberían unirse en una amplia coalición frente a la derecha. Esto no será posible, pues lo observado en los últimos años demuestra que el posextractivismo prefiere un gobierno neoliberal a uno posneoliberal. Ya lo dijo Yaku Pérez en la segunda vuelta de 2017, cuando pidió a las comunidades indígenas que votaran por Lasso: “es preferible un banquero que una dictadura”. El discurso de Pérez es acervo frente a los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Nicaragua a quienes acusa de “dictatoriales y fraudulentos”. Repitiendo el discurso reaccionario, Pérez también ha dicho que “Arauz es el Maduro de Ecuador”.

En cambio la derecha neoliberal ha visto en el correísmo su enemigo principal. El Consejo Nacional Electoral logró impedir que Rafael Correa fuera el candidato vicepresidencial haciendo uso de la guerra judicial. A mediados de diciembre el Tribunal de lo Contencioso Electoral admitió un recurso que buscaba impedir la fórmula presidencial Andrés Arauz-Carlos Rabascall. También buscó aplazar las elecciones para ganar tiempo ante el ímpetu progresista. Y Lasso ha declarado que si “Si Yaku Pérez pasa a la segunda vuelta, téngalo por seguro, desde hoy declaro mi apoyo a Yaku Pérez”. En suma lo de siempre: mientras la izquierda encabezada por Pérez considera al correísmo su enemigo principal, la derecha no se equivoca de enemigo.

Por lo anterior, es previsible que para la segunda vuelta del 11 de abril, Arauz y la Unión por la Esperanza enfrentarán una entente de fuerzas encabezadas por Lasso o por Pérez (quien sea declarado en segundo lugar) que buscarán impedir a toda costa el retorno del correísmo a la presidencia del país. Semanas de ardua campaña esperan al progresismo en Ecuador. Así las cosas.

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