Por Jorge Santos
El nombre averno proviene de un cráter cerca de Cumas, Campania y que, de acuerdo a la Mitología romana, era la entrada al inframundo. Posteriormente, averno sería utilizado para nombrar a ese lugar al que van las almas de las personas que mueren en pecado o el sinónimo a infierno. Aunque nuestro país ha vivido en permanente y crónica crisis, pareciera que siempre estamos al borde y a punto de tocar fondo, sin embargo y muy probablemente ese momento al final de cuentas se acerca y esta a punto de suceder, al menos en nuestra historia reciente.
Una de las descripciones más crudas de las causas y orígenes del Conflicto Armado Interno, esta en el Informe Guatemala: Memoria del Silencio, de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, la cual refiere que “el poder legislativo y los partidos políticos que en él participaron, también contribuyeron en distintos momentos a la creciente polarización y exclusión, dictando normas legales que legitimaron los regímenes de excepción y supresión de los derechos civiles y políticos, así como dificultaron o impidieron procesos de cambio. Se produjo una ausencia efectiva de mecanismos institucionales apropiados para canalizar las inquietudes, reivindicaciones y propuestas de los distintos grupos de población. La falta de cauces para orientar constructivamente el disenso a través de fórmulas de mediación propias de los sistemas democráticos, consolidó aún más una cultura política confrontativa e intolerante y provocó una retroalimentación casi ininterrumpida de inestabilidad que impregnó todo el orden social. Quedó así conformado un círculo vicioso donde la injusticia social provocó protesta y luego inestabilidad política, que permanentemente sólo tuvo dos respuestas: represión o golpe militar”.
Estos dos pequeños extractos del informe en cuestión, con algunas pequeñas modificaciones, son un calco de lo que está sucediendo en Guatemala desde el 2017, cuando el poder económico y sus títeres Jimmy Morales y diputados aglutinados en el Pacto de Corruptos, tomó la decisión de expulsar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad -CICIG-. Desde aquel momento para la presente fecha, Guatemala ha sido testigo de la profundización de los mecanismos de corrupción, impunidad y violencia de una élite que está determinada a concretar sus espurios intereses por encima del bienestar de la población y la democracia.
Ya toda la población sabe lo que está ocurriendo en cuanto a la desidia y negligencia del Gobierno de hacer algo mínimo por las y los guatemaltecos. Frente a la Pandemia Covid 19, el abandono, frente a la crisis económica el abandono, frente a las tormentas ETA e IOTA el abandono, frente a las muertes violentas de mujeres y niñez el abandono; su único interés es la continuidad del saqueo de los recursos naturales, las ganancias y privilegios para la rancia oligarquía y la continuidad de los negocios del crimen organizado. Para ello, la toma y el control absoluto del Estado es urgente y esa estrategia se ha ido consolidando. De ahí la urgente necesidad de pasar de las redes sociales a la acción política.