Estaremos como decían en la serie de Chespirito, pensando en que "ahora quién podrá defendernos", tarea que nos compete a los ciudadanos. Foto: La Hora

Cuando uno analiza los procesos de compras del Estado se termina dando cuenta que todo el sistema está hecho para alentar la corrupción y facilitar el saqueo del Estado porque en vez de ser un instrumento para asegurar transparencia y que todos los productos que se compran u obras que se contratan tienen las mejores calidades a un precio razonable dentro de las condiciones del mercado. En cambio, aquí los procesos de licitación o de cotización, están hechos para que se asigne el contrato o se haga la compra con quien ofrece más caro sabiendo que nadie velará por la calidad del producto ni por el cumplimiento de todos los requisitos de una obra de ingeniería civil que sirva a la población.

Obviamente lo que tendría que ocurrir en un gobierno que llegó presumiendo de la promesa de hacer cambios para modificar ese perverso sistema sería proponer al Congreso una nueva matriz de compras y contrataciones que privilegiara la transparencia para conseguir el mejor producto o la mejor obra. Pero resulta que el presidente Giammattei lo primero que hizo, horas antes de ser investido como gobernante, fue pactar con los corruptos en el Congreso y de esa cuenta sepultó, para siempre, cualquier posibilidad de hacer algo bueno por la Patria.

Si se aprueba en el Congreso cualquier ley de compras y contrataciones distinta a la actual será únicamente para abrir aún más, si cabe, las puertas de la corrupción porque ya sabemos cuál es el elemento cohesionador para obtener los votos en ese Congreso, es el billete constante y sonante, tanto así que en la misma aprobación de los presupuestos quedan plasmadas las asignaciones para los diputados.

Hasta el día de hoy el sistema de justicia sigue arrastrando a regañadientes los casos de corrupción que fueron presentados en tiempos de la CICIG con el apoyo de la FECI y los presos están confiados de que en abril, al tomar el Pacto de Corruptos por completo la Corte de Constitucionalidad, se asegura que todos los casos terminen rápidamente y que todos puedan salir porque, si acaso, recibirán condenas inferiores al tiempo que ya han pasado en prisión.

Entonces lo que hoy es la ruta de la impunidad se convierte en una supercarretera porque teniendo el pleno control del Ejecutivo, del Congreso y de las Cortes, incluyendo la CC, estaremos como decían en la serie de Chespirito, pensando en que “ahora quién podrá defendernos”, tarea que nos compete a todos como ciudadanos.

Redacción La Hora

post author
Artículo anterior¿Una guerrilla buscando el poder en EUA?
Artículo siguienteBulls frenan a Oladipo en debut con Houston, ganan 125-120