Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
“Los que critican a Trump son chairos que quieren acceder al poder de cualquier forma” han repetido durante años personas con poco talento intelectual que carecían de argumentos para defender lo indefendible.
Ayer Donald actuó como Nicolás (Maduro) porque está como Daniel (Ortega) aferrado a un poder que ya no le pertenecerá en 13 días porque simple y sencillamente, el pueblo americano no lo eligió a él y además, dicho por los mismos que lo “apoyaban”, el nuevo dictador del “mundo libre” perdió en elecciones limpias. Después de todo lo que han dicho del fraude, hasta su mismo Fiscal General le dijo “nanay” porque no encontró evidencias.
El nuevo dictador rubio llegó hasta donde lo dejaron. Muchos que ahora condenan sus acciones le alentaron sus locuras, sus excesos y sus mentiras al mirar para otro lado en lugar de poner las cosas en su lugar y decir las cosas como eran.
Ayer el Norte se convirtió peor que el Sur porque por estos lares, lastimosamente, estamos acostumbrados a que las mafias se pasan por el arco del triunfo el espíritu de las instituciones y el Estado de Derecho, pero eso nunca se pensaba posible en “la democracia más avanzada del Mundo”.
El mentiroso, el mafioso y el corrupto, en cualquier lugar del mundo, no entiende de límites, de normas y de un ordenamiento que está hecho para ser cumplido y por eso es que Donald Daniel se voló la barda y aquí, muchas mentes mafiosas y poco talentosas, siguen buscando excusas para lo indefendible.
Usar la ideología como la mejor arma es cada vez más insuficiente para esconder los vicios, los planes perversos y la realidad que se ha construido por una constante cultura de irrespeto al Estado de Derecho y ataque a la institucionalidad de un país.
No hay país, ni la “potencia” mundial, que sobreviva sin un Estado de Derecho, sin el respeto y fortalecimiento de las instituciones y eliminando el poder de la voz expresada en las urnas.
El daño ya está hecho y el reto que tiene Estados Unidos y en especial Joe Biden es bestial porque lo que hizo Trump Maduro fue “una caballada” de la que pocos quieren ser testigos, pero a lo hecho pecho y para ellos, como nos toca a nosotros, recuperar el Estado de Derecho y mejorar la institucionalidad no es una opción si no una harta obligación.
El país del norte tiene su chance que hacer y nosotros el propio, empezando por la futura elección de Corte de Constitucionalidad (CC) en la que debemos tener la capacidad de incentivar la participación de guatemaltecos honestos, capaces e idóneos quienes, sin importar su línea de pensamiento, tengan un claro compromiso con la justicia, con la verdad y con construir negocios que se lleven a cabo bajo plena legalidad de principio a fin.
Si los guatemaltecos no somos capaces de hacer nuestros deberes, tener en un futuro cercano a un payaso como el nuevo Dictador de América que buscará aferrarse al poder más allá de los 4 años que le puedan corresponder, será una realidad con la que deberemos lidiar, guste o no.
Las palabras importan, los actos no pasan desapercibidos, los desmanes a la ley tienen consecuencias y el manoseo a las instituciones se lamentan tarde o temprano y debemos “echar pan para nuestro matate” si no deseamos perder lo poco que nos queda en esta querida, pero sufrida Guatemala.
A hacer nuestros deberes, es ahora o nunca.