Juan José Narciso Chúa
El tiempo discurre inexorablemente, a pesar de los problemas, a pesar de las alegrías, con ese flujo permanente la vida corre, únicamente marcada por el cambio de signos numéricos en el calendario, pero la vida continúa sin darnos cuenta a veces, pero también cuando retrotraemos en el pasado, nos damos cuenta que esa secuela de años se ha acumulado notable e irremediablemente.
En ese trayecto de la vida, existen personas, amigos, parientes que corren en paralelo con uno. Sin embargo, la música y los cantantes no tienen tiempo, pues aunque los hubiéramos conocido y escuchado muchos años atrás, su voz, su interpretación, sus letras y sus canciones, constituyen acompañantes permanentes de nuestras vidas, sin agotarse en su inspiración, sin hacerse viejas sus melodías, sin dejarse de sentir atrapado por la magia de una letra, sin dejar de sentirse emocionado por la poesía convertida en música y canción.
Armando Manzanero es uno de los cantantes que seguramente nos acompañó a muchos en esta vida. Mi gusto por la música deviene de niño, por lo que tuve el gusto de escucharlo siendo muy joven con esa inmensa canción de Esta tarde vi llover, una pieza que discutía en los días posteriores a su muerte con Luis, Gigio y Mónica, que debería ser escuchada con él, aunque la han interpretado muchos artistas, él era el único –desde mi particular gusto musical-, con quien se debe escuchar.
Me enteré que dicha canción la compuso Manzanero, esperando a una dama en una cita, en un restaurante. Él llegó primero y se sentó en una mesa al lado de un ventanal, el tiempo fue pasando y la chica no aparecía, pero empezó a llover y en el marco de este hecho compuso esta bella e inolvidable canción de amor.
Armando Manzanero Canché, era un yucateco de origen maya, quien llevaba la música ya dentro, con lo cual su capacidad de componer se manifestaron tempranamente para dedicarse a generar canciones propias para él y para otros.
Varias de sus canciones fueron realizadas por otros cantantes en una forma impecable y seguramente mejorada de las originales, pero el crédito del autor no se desestima, al contrario se acrecienta con la reproducción de sus canciones en distintos idiomas y cantantes.
Aunque la mayoría de canciones de Manzanero fueron conocidas como Adoro, Contigo Aprendí, Somos Novios, No y otras muchas más, que son piezas románticas con una enorme poesía por letra, a mí me gustaron también otras menos comerciales, pero no por ellas menos románticas como No hay nada personal, Voy a Apagar la Luz, pero la que mayormente me gustó fue Alguien.
Un pequeño fragmento de esa bella canción: “…alguien de quien pueda presumir que soy el dueño, alguien que me permita introducirme entre sus sueños, alguien a quien escuche que me de los buenos días, alguien que necesite de mi voz y mi presencia, alguien a quien decirle buenas noches amor mío, alguien que ahuyente con su cuerpo todo el frío, soy uno más que necesita de algún alguien…”.
Y las bellas canciones más “recientes” de los noventa como No sé tú y Por debajo de la mesa, son muestras legítimas del torrente de inspiración que este pequeño gigante tenía para sí y lo puso a nuestra disposición con su legado musical.
Descanse en paz el gran Armando Manzanero, hasta siempre Maestro.
*El domingo por la tarde me enteré del fallecimiento de Fernando García Lara, una gran persona y un buen amigo, con quien compartimos docencia en distintas universidades. No se me olvida cuando al llegar a mi clase me decía: “Juanjo, ya venís a impartir la champurrada del saber”. A Fernando le tocó duro durante los últimos años, con su salud. Mi más sentido pésame a su familia. Descansá en paz, hasta siempre Fernando.