Estamos preparándonos para cerrar el almanaque de este aciago, en muchos sentidos, año 2020 que se esperó con muchas ilusiones aplastadas todas por la propagación del Covid-19 que destruyó todas las agendas y sepultó los sueños y buenos propósitos acariciados en el final del 2019, haciendo que florecieran actos y gestos de solidaridad que devuelven la confianza en que parte de la humanidad sigue en el sendero del bien pese a las embestidas de esas oleadas de perversidad que brutalmente vienen, una tras otra, para perpetuar el dominio del mal.
Pero, como decimos en el titular, lo que pasó, pasó y ahora nos toca ver hacia el futuro y entender que este año 2021 será crucial para los guatemaltecos porque, literalmente, se juega el todo por el todo. Ciertamente hay ventanas de oportunidad y esperanza, sobre todo poniendo los ojos en el exterior donde el fin del poderío del mejor aliado que tuvieron los pícaros para acabar con la lucha contra la corrupción, Donald Trump, genera esperanza de que Estados Unidos se coloque en el bando correcto usando su poder e influencia para acompañar los esfuerzos por terminar con el perverso dominio establecido en estos últimos años, pero no debemos olvidar que Biden tendrá demasiados problemas heredados a los que deberá dedicar toda su atención y que, en última instancia, el problema es nuestro y la solución depende de nosotros.
El fin de año fue esperanzador luego de la reacción ciudadana ante el cínico y descarado gesto del Congreso al aprobar el Presupuesto para distribuir corruptamente los recursos del Estado. Volvimos a ver gente en la plaza con el grato resultado de que se hizo recular a ese prostituido poder legislativo del país que tuvo que engavetar el presupuesto para paliar la crisis, al punto de que el Presidente hubo de salir públicamente con el Vice, quien cayó de papo, para apagar el fuego.
Los retos del 2021 son enormes y nos atrevemos a decir que para Guatemala la prostitución del sistema implica aún mayores riesgos de los que trae el Covid-19, lo cual ya es mucho decir. Pero es que trabajan intensamente para asumir el control de todo, incluyendo la Corte de Constitucionalidad, porque ellos entienden eso de que está en juego el todo por el todo. Si ellos ganan consolidan de manera absoluta la impunidad para seguir robando y esquilmando al pueblo. Si ganamos nosotros deberemos recorrer el camino de refundar el Estado para devolverle su fin principal, el de promover el bien común. Y del resultado no habrá vuelta de hoja.