Ayer el gobierno mostró su preocupación por la situación actual del Covid-19 y el comportamiento de algunas personas que han relajado por completo las medidas de protección y seguridad que se deben mantener. Abundan las fotografías de reuniones sociales en las que no hay ningún distanciamiento y hasta de aglomeraciones en lugares de comercio a donde muchos acuden para realizar sus compras navideñas o, simplemente, para relajarse y pasar el rato dejando atrás esa especie de aislamiento a que nos obligó la pandemia.
En lo que puede ser su despedida de las funciones que tuvo al frente de la Coprecovid, el doctor Edwin Asturias dijo que ya estamos en la temida segunda ola de contagios y que vienen días muy difíciles. Se basó para sus estimaciones en la métrica que se hace en universidades extranjeras sobre la forma en que se va propagando el virus en distintos países y su predicción sobre Guatemala es en verdad preocupante, sobre todo en las vísperas de una Navidad en la que abundarán los encuentros familiares y de amigos que puede tener el efecto que en Estados Unidos tuvo la celebración del Día de Acción de Gracias. Y es que pese a los llamados que hicieron las autoridades sanitarias, especialmente el Centro de Control de Enfermedades, la gente no sólo las ignoró sino que actuó también bajo la influencia de un gobierno que, de entrada, ha repudiado hasta el uso de mascarillas.
Creemos esencial que en el país se pueda incrementar el cuidado y la precaución y que entendamos que la vacuna anunciada no está a la vuelta de la esquina para nosotros. Antes de que llegue a masificarse la distribución de ese prodigio de la ciencia veremos muchos casos y, tristemente, muchas muertes como consecuencia de actitudes que, si se evitan, pueden salvar muchas vidas. Entre ellas la más importante es el distanciamiento social y la mascarilla, asuntos sencillos y que tienen un espectacular efecto en cuanto a la prevención de los contagios.
La fiesta de la Navidad es importante para las familias guatemaltecas, pero más importante es preservar la salud y cuidarse. Basta una persona contagiada en una reunión de diez personas para que se produzcan varios casos y por ello todos tenemos que ser conscientes de nuestra situación y de los riesgos a que nos hemos expuesto para no exponer a nadie más, de manera que podamos realmente pasar en paz y tranquilidad esta simbólica e irrepetible Navidad marcada por la presencia en el mundo de una de las mayores pandemias que recuerde la historia.
