GRECIA AGUILERA
El 16 de diciembre de 2020 se cumplieron 250 años del nacimiento del compositor, pianista, profesor y director de orquesta, el gran maestro Ludwig van Beethoven (1770-1827), su extraordinario legado musical ha perdurado a través del tiempo y es uno de los compositores más significativos en la historia de la música. Por tal motivo a este gran genio universal se le han rendido merecidos homenajes alrededor del mundo. En Alemania el pasado jueves 17 de diciembre, pese al confinamiento por causa del Covid-19, se logró transmitir a través de Internet el concierto-homenaje que se tenía proyectado con la “West-Eastern Divan Orchestra” (Orquesta del Diván de Oriente y Occidente, título inspirado en la magnífica poesía del reconocido escritor Johann Wolfgang von Goethe), bajo la dirección del maestro Daniel Barenboim, quien en la primera obra además de dirigir la orquesta, ejecuta maravillosamente el piano en el Concierto para piano y orquesta No.3 en C menor, Op. 37. La siguiente gran obra que interpretó la orquesta siempre bajo la dirección de Barenboim, fue la Sinfonía No.5 en do menor, Op. 67. El concierto se llevó a cabo en la “Ópera de Bonn”, y antes de comenzar el Presidente de la República Federal de Alemania Frank-Walter Steinmeier, pronunció un discurso en el que manifestó su gran admiración hacia Ludwig van Beethoven, expresando que su música es “emoción pura, elixir de vida.” Beethoven era extremadamente apasionado, una faceta muy conocida y romántica de él, aparte de su esplendidez musical, fueron las famosas cartas de amor para su “Amada Inmortal”, en una de estas bellas misivas se lee: “Mis pensamientos van hacia ti, mi Amada Inmortal, primero alegremente, después tristemente, esperando saber si el destino nos escuchará o no. Yo sólo puedo vivir completamente contigo y si no, no quiero nada… Ninguna más poseerá mi corazón, nunca, nunca. ¡Oh Dios! ¿Por qué tiene uno que ser separado de alguien a quien ama tanto? Ángel mío, me acaban de decir que el correo va todos los días, debo cerrar la carta de una vez y así podrás recibirla ya. Cálmate, sólo a través de una consideración calmada de nuestra existencia podemos alcanzar nuestro propósito de vivir juntos. Cálmate, ámame, hoy, ayer, qué lágrimas anhelantes por ti, tú, mi vida, mi todo. Continúa amándome, nunca juzgues mal el corazón fiel de tu amado. Siempre tuyo, siempre mía, siempre nuestros.” Inspirada en la Sonata para piano No.14, Op. 27 No.2 (Claro de Luna) escribí mi poema “Soplo del Edén” que manifiesta: “El huracanado viento/ allana lo inaudible/ y su furia ahonda/ en los cristales/ de ciudadelas electrónicas/ surcadas/ en máser ópticos/ haciendo brotar/ exquisitas melodías/ obras perpetuas/ del maestro del sonido/ Ludwig/ Ludwig van/ Ludwig van Beethoven./ Se detiene el viento/ es casi un leve hálito/ un céfiro/ soplo del Edén/ en las miríficas manos/ de Vladimir Horowitz./ Claro de Luna/ arrulla el canto/ del jilguero…/ Briznas de rocío/ suspendidas en el tiempo/ en música descienden/ embriagando moléculas/ del péndulo/ que pende el instante.” Y a la grandiosa obra maestra de Ludwig van Beethoven, le dedico mi poema inspirado en la música, que expresa: “En nombre de la música/ sea mi espíritu/ raigambre del alma/ éxtasis embeleso/ acariciante terciopelo/ vehemente y delicada/ vestidura de mi piel./ Sea mi corazón armonía/ dúctil plumaje mis mejillas/ tímpano mi tez en madrugada./ En nombre de la música/ sean mis ojos perspectiva/ luciérnagas errantes/ irisación prisma y alianza/ matiz tornasol de esperanza./ Sea mi hálito un canto/ copla himno plegaria/ salmo en tifón de alabanza./ Sea mi cuerpo iluminado/ panorama antífona paisaje/ luminar fruición quintaesencia/ el todo absoluto/ en nombre de la música.”